Slayers: combatiendo los poderes de la oscuridad (con otros poderes de la oscuridad)
Es posible que lo que vuelve un clásico a Slayers –pues ya es posible llamarlo un clásico- sea lo mismo que, tristemente, hace que hoy pase desapercibido entre otros monstruos del anime noventero: Slayers, contra todo pronóstico, no es lo que parece.
Basada en la novela original de Hajime Kanzaka y lanzada por primera vez en 1995, la serie sigue las aventuras de la hechicera Rina Inverse, una chica de carácter combativo, pecho plano y estómago sin fondo, quien viaja por el mundo haciendo justicia junto a Gaudi Gabriev, un espadachín de enorme corazón y diminuto cerebro. Hasta ahí no habría nada demasiado especial que destacar. Sin embargo, el asunto está en que ellos no hacen justicia porque quieren, sino porque al final nunca les queda otra.
Sin buscarlo, o más bien buscándoselo a través de los intentos de Rina por conseguir oro y joyas, tanto ella como Gaudi terminan por meterse en problemas mucho más graves que las pandillas de bandidos a quienes ajustician (por su oro y sus joyas). Ante la aparición de villanos de nivel más respetable, salvar el mundo se convierte en una misión necesaria porque, claro, viven en él. Es así que estos inicialmente mercenarios nómades medio muertos de hambre viajan a través de los mapas junto a extraños compañeros, en un mundo que es tanto de los humanos como de dioses y demonios.
La serie tiene muchísimo de cómico y bizarro sin perder una trama de fantasía que vale la pena seguir, manejando personajes que, por lo demás, parecieran rozar lo estereotipado. Por ejemplo, entre los compañeros de Rina y Gaudi se encuentran Zelgadis, un joven que ha sido convertido en quimera y busca recuperar su cuerpo humano (algo así como el emo del grupo) y Amelia, una princesa loca que desea volverse una luchadora de lo justo y bueno. También hay que mencionar al imprevisible demonio Xelloss, ese típico personaje que lleva los ojos tranquilamente cerrados, pero que cuando los abre se sabe que no hay vuelta. De algún modo, todos ellos encajan muy bien tanto en los bizarros rellenos como en los episodios más serios. Su forma de interactuar unos con otros no se hace forzosa, y al develarse la historia de cada uno, se van despegando un poco de la imagen mainstream. En ese universo no hay buenos o malos del todo, hay lo que hay. Y esa es la ironía linda de la serie: los Slayers se deshacen de perversos seres oscuros, a veces invocando el poder de otros perversos seres oscuros; rescatan a los aldeanos del dragón, aunque el daño colateral haga reventar la aldea. Salvaron el mundo, pero nadie les pagó, así que volvieron a ser mercenarios nómadas medio muertos de hambre. Y así empieza la siguiente aventura.
Existen tres temporadas lanzadas durante los noventa: Slayers, Slayers Next y Slayers Try. Sin intención de caer en el “todo tiempo pasado fue mejor”, esas tres son por mucho las mejores, ya que las secuelas de 2008, Revolution y Evolution-R, aunque mejoraron bastante la animación, flaquean bastante en la historia comparadas con sus predecesoras. En pocas palabras, una serie recomendable para los que busquen descontracturar y reírse un poco, pero ante un buen argumento, y a la vez una dosis de nostalgia para los que la veíamos tomando la leche.