Recordando a «The Shield»

Golpeando fuerte

THE SHIELD: L-R: Walton Goggins, Michael Chiklis, David Rees Snell and Alex Laughlin. CR: Prashant Gupta / FX 925

THE SHIELD: L-R: Walton Goggins, Michael Chiklis, David Rees Snell and Alex Laughlin. CR: Prashant Gupta / FX 925

Explicar porque al hombre normal le gusta The Shield, Los Soprano, Buenos Muchachos o El Padrino carece de una complejidad o profundidad psicológica. Ni siquiera como experimento de sociología resulta atractivo. Es en si, el poder y la violencia, dos compulsiones que el hombre (como la mujer tal vez con otros aspectos) tiene arraigadas instintivamente y las  racionaliza para darle un marco medianamente lógico. «Le pegué para que no jodiera mas». «Me postulo para solucionar los problemas». Los predicados son racionalizantes. Los sujetos tácitos son mentirosos. No le pegué para que no me jodiera mas, aunque termine siendo un subproducto de mi accionar. Le pegué para ser mas hombre que el golpeado. Me postulé para, si gano, tener poder por sobre otros. Cuando observamos  fascinados como Vic Mackey (interpretado por Michael Chiklis) golpea o maltrata abusivamente a alguien nos erigimos  en una clase de alter ego que querríamos ser. Y perdonamos a Mackey porque todos a aquellos a quienes maltrata son malos también. Tanto o mas que él en algunos casos, como los armenios. Ahí esta la racionalización de la violencia (que no podemos explicar de una manera tan simple en Los Soprano por ejemplo donde la violencia es gratuita contra gente falible pero quizá no «mala» si sirve el adjetivo para una discusión que de ética no tiene nada).

Las series como The Shield nos empujan a una especie de vacio moral. Nosotros queremos que el Strike Team triunfe. Queremos que todas sus tropelias criminales tengan éxito a sabiendas desde el minuto uno que estamos hinchando por el criminal. Un criminal con razones (un hijo autista, un tratamiento carísimo), pero un criminal al fin. Lo era antes de sus problemas, lo fue despues. Lo seguira siendo. Es su forma de vida. Mackey y el Strike Team usan su fuerza ( física), su poder ( legal), su proposito (vencer) y su voluntad (de enriquecerse en un medio que no lo permite y que va en contra de eso mismo) para criminalizarse. En el interin, innegable, tienen buenas acciones. En definitiva son policias. Atrapan a algunos delincuentes. Ayudan a algunas personas. Intentan sacar a algunos peces gordos de las calles de la nutrida de «gangs» ciudad del sur de California. El tema es para que lo hacen: para imponerse ellos.

 

El Escudo

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Shawn Ryan -productor de las actuales Chicago Code y Last Resort- concibió The Shield en base al grupo Rampart (se produjo una película homónima mediocre hace dos o tres años, con Woody Harrelson de protagonista, y «Dia de Entrenamiento» con Denzel Washington y Ethan Hawke también esta libremente basada en estos eventos, asi como Colours, en la que Robert Duvall y Sean Penn hacen de un dueto de policias), un grupo de investigación y desmantelamiento de las pandillas de Los Angeles de mediados de los 90´s sobre un plan que venía funcionando desde los 70´s. El grupo Rampart, como es lógico suponer, se corrompió. Denuncias de uso excesivo de la fuerza y corrupción general terminaron cancelando un programa que a priori estaba destinado a fracasar. Todas las policias tienen grados de corrupción (aunque no todos los policias sean corruptos), ¿Cómo iba a funcionar un grupo con amplios poderes para infiltrarse y conseguir información a cualquier costo? Uno de los oficiales, llamado David Mack (noten la cercanía entre Mack y Mackie), fue denunciado, procesado y arrestado por venta de droga en un resonado caso que sacudió a las fuerzas del orden norteamericanas y sobre todo a la idea de la brutalidad para resolver el flagelo de las pandillas (solo en Los Angeles se calcula mas de 120 mil personas actuando en un enorme número de diferentes «gangs» de distintas naciones).

Este es el marco en el cual The Shield comienza, y por todo lo alto. El primer capítulo de la serie es el hilo conductor de todo lo que sucede a lo largo de las siete temporadas.Vemos a Vic Mackie y Shane Vendrell (el excelente Walton Goggins, ahora haciendo el némesis principal en la enorme Justified) ajusticiar a Terry Crowley. ¿Es Terry Crowley un matón o un miembro de pandilla? No. Terry Crowley es miembro del Strike Team. Esta infiltrado en el grupo por David Aceveda (el albuquerquiano Benito Martinez), el nuevo comisario de «el Corral», una iglesia convertida en comisaria (como en «21 Jump Street» otra serie que trataba el problema de las pandillas) que actua en el inventado condado de Farmington al sur de Los Angeles. Terry Crowley sabe de hecho que el grupo no es limpio pero duda en vender a sus compañeros, a los que siente medianamente amigos. En una redada a la casa de Two Time, un gangster traficante rival del que el Strike Team protege (y cobra una suma), Crowley es asesinado por Mackey con el arma de Two Time. Asi empieza todo.

La mecánica de los episodios es simple y similar a la de Los Soprano que también es una obra coral. Todos los personajes tienen su historia, aunque la de algunos sea mas relevante, y cada trama se va conectando para, en cada caso, hacer mas fácil o mas difícil la vida de los protagonistas principales, Vic Mackey y Shane Vendrell. Cada argumento ayuda a ennegrecer otro o a blanquearlo. Vic ayuda desinterasadamente (o interesadamente pero sin un plan) a alguien, ese alguien lo termina ayudando consciente o inconscientemente en el momento que Vic se mete en algún problema, lo cual sucede en cada capítulo. Ese termina siendo el mayor problema de The Shield, la tensión se acumula todo el tiempo, siendo disuelta por muy escasos momentos. Vic y su grupo, culminado por el conflictuado Curtis «Lem» Lemansky y el leal Ronnie Gardocki, viven buscando nuevas formas de hacerse con mas dinero y esto genera que esten entre la espada y la pared las veinticuatro horas del dia. Por un lado, los criminales a los que estafan, roban, lastiman o matan, y la policía en la cual actúan y que por partes divididas los considera héroes (por la mayoria de los oficiales rasos) o villanos (por los detectives de homicidios, interpretados por Cch Pounder y Jay Karnes como Claudette Wyms y Holland Wagenbach respectivamente, este último un genio como investigador pero con problemas psicológicos algo irresueltos). A lo largo de las temporadas, diferentes personajes que van apareciendo se suma a uno de estos dos grupos. Glenn Close, interpretando a una comisario que propone la expropiación de los terrenos en los cuales se cometió un crimen traba una relación cordial con Vic. Forrest Whitaker, que se inventa un detective de Asuntos Internos super loco se convierte en la principal amenaza del Strike Team cuando llevado al extremo planta evidencia que los inculpa de un crimen. Al borde de ir a la carcel, el personaje se quiebra, demostrando que no puede caer tan bajo como ellos.

El otro lado, el de los criminales también esta nutrido. Criminales de diferentes nacionalidades (mejicanos, salvadoreños, armenios…) mas los intramuros prueban ser un peligro también. En el doble juego de aliarse para lograr un redito y aprisionarlos cuando se rebelan, algunos de los líderes los ponen en severas dificultades. Antwon Mitchell (Kevin Bernard en la «Ley y el Orden»), actuado por Anthony Anderson, es a veces aliado, a veces enemigo feroz.

La serie llega a su punto mas alto entre la sexta temporada y el final de la séptima. Todos los personajes son llevados a una saturación propia que los vuelve por completo inestables y desequilibrados. Como en el final de Los Soprano, el final de The Shield también es totalmente impredecible y abierto. Y lógico. En definitiva, los dos opuestos de un policía corrupto son Vic y Shane. Cada uno tiene un final acorde.

 

La Espada

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El fuerte de The Shield es llevar al espectador al quiebre moral de apoyar a un personaje que actúa mal éticamente. Que roba, tortura, corrompe y mata. Que conspira, seduce, abandona y traiciona. Que es malo en su esencia, pero que tiene un fin, el de cuidar a su familia. Esto es verdad para Shane y para Vic. La familia de Vic esta construida cuando la serie comienza y se destruye en el transcurso. La de Shane no existe y se va construyendo de a poco. Ambos tienen algo que si quieren. Que aman. Que anhelan cuidar. Ellos vieron como la familia de su mentor Ben Gilroy se fue desintegrando y no quieren eso. No quieren terminar de esa manera. Entonces se corrompen. Ellos tienen esa excusa.

El problema es como nosotros, como público, queremos que lo consigan. La catadura moral es innegable: es bajísima. Nula. Grim and Gritty. No obstante, la construcción de la serie así como sus innovaciones técnicas (la cámara que temblequea todo el tiempo, los zooms inesperados) venden un producto genial que nos obliga a repensarnos como espectadores. ¿Queremos ser como ellos?