The Tragedy of Macbeth: noir isabelino

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Por pura curiosidad, busqué cuántas versiones de Macbeth registraba IMDB. Les confieso que no esperaba una lista tan enorme en la que se puede hallar prácticamente cualquier cosa. Entre eso descubrí, por ejemplo, que existe una reinterpretación australiana (Geoffrey Wright, 2006) adaptada a una suerte batalla territorial entre mafiosos de Melbourne con Sam Worthington en el rol principal. No sé qué puede resultar de esa peligrosa combinación de ingredientes. No obstante, si les interesa indagar en el modo en que la célebre tragedia se adaptó al cine, les recomendaría que mejor se adentraran por la versión con aires góticos de Roman Polanski (1971), o la de tono teatral de Orson Welles (1948), o la de tintes entre épicos y sombríos de Akira Kurosawa, conocida como Throne of Blood (1957), o la de Justin Kurzel (2015), la más cercana a nuestra fecha, saturada de colores vibrantes y salvajes.
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The Tragedy of Macbeth (2021) cuenta como productores a Mike Zoss Productions (productora de los hermanos Coen) y IAC Films. La distribución está a cargo de A24 y Apple TV+. En Argentina, la película está disponible en la plataforma de streaming de la manzanita mordida. The Tragedy of Macbeth es la adaptación más reciente que emprende Joel Coen en solitario. Durante años, Joel y su hermano Ethan conformaron una sociedad creativa que elaboró un estilo inconfundible en el género negro, tanto en el policial como en la comedia. En este sentido, no me parece casual que Joel Coen haya elegido esta obra, quizá la más oscura entre las tragedias de Shakespeare.

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En cuanto a lo técnico, Joel Coen elige el blanco y negro, los contrastes marcados, los juegos de luces y sombras para remitir a la atmósfera opresiva que el expresionismo alemán y, poco después, el policial negro supieron forjar con esos elementos. Opta por una relación de aspecto de 1.37:1, que recorta la escena en cuadros claustrofóbicos. Para la composición de los espacios abiertos, apela a una escenografía que denota lo artificial y, como corolario, acentúa el ambiente fantástico, el clima onírico. A su vez, para los espacios cerrados, emplea recintos vastos, geométricos que evocan ese vacío inquietante que habita en los cuadros de Giorgio de Chirico o en las escenas de Citizen Kane.
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En relación con el trabajo actoral, Joel Coen combina la parquedad en la expresión con la exuberancia del texto shakesperiano. Se aparta de la efusión emocional o la grandilocuencia que pueden notarse, por ejemplo, en la versión de Welles o en las adaptaciones de Kenneth Branagh. Los personajes de Coen son parcos, secos, enigmáticos, dignos personajes de un relato negro. Frances McDormand compone una lady Macbeth con la ambición de alguien que se aferra con ferocidad a un último golpe de suerte. Denzel Washington interpreta un lord Macbeth cuya crueldad se enmascara tras un código de honor que muy pronto se demuestra endeble. Los personajes hablan un inglés antiguo y barroco con el aire taimado de un policía corrupto o de una femme fatale.

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En otras palabras, The Tragedy of Macbeth reinterpreta la famosa obra de Shakespeare en clave de cine negro. Articula el sabor arcaico del texto con la moderna sequedad del noir. El resultado es un filme que resucita lo trágico renunciando al gesto solemne: en la escena de un crimen no cabe lugar para la retórica.