36° Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, quinta tanda de reseñas

COMPETENCIA LATINOAMERICANA
Por Anna Ciaffi
El empleado y el patrón, de Manolo Nieto
La película es buena. Con eso podemos empezar. La película es muy buena, pero se mete en un tema difícil y sale con un discurso y una tesis entre que se ubica entre lo extraño e incómodo.
El film trata de Rodrigo (un patroncito de estancia) y Carlos, un peón nuevo en el lugar. Los personajes se construyen de manera compleja mientras la dirección se esfuerza por mostrar que Rodrigo no está cómodo con su rol de mando y que, dentro de todo, es un tipo normal, que fuma porro y se puede divertir con un obrero.
Cuando, tragedia mediante, la familia de Carlos inicia un juicio contra los patrones por un accidente, la situación se pone tensa. Carlos dice que él sabe que fue su culpa, pero que no va a disuadir a su familia de continuar. Rodrigo y su familia empiezan a esforzarse por tratarlos con excesivo cariño, forzadamente. La mujer de Rodrigo emplea a la mujer de Carlos para dejar de sentirse culpable, pero la odia por la obsesión de la chica con el bebé recién nacido de su pareja.
En medio de la vorágine, Carlos pide que le presten un caballo para correr un rail. Un caballo que resulta valer millones y estar a punto de ser vendido. La familia dice que sí y, del otro lado, encuentran hostilidad y demandas de dinero, caballerizas y veterinarios.
Finalmente, obviando el spoiler del último tramo, una película que intenta mostrarse de izquierda termina avalando al status quo del campo. Para no cerrar con polémica, la redacción remarca: la película está muy buena.
El cielo está rojo, de Francina Carbonell
Otro día más en el planeta Tierra, otro día más de violencia policial.
El objetivo del documental chileno no es informar algo desconocido sino recapitular sobre un hecho famoso y, trágicamente, con temas ya conocidos para quienes se paran de cierto lado de la mecha.
Una cárcel se empieza a incendiar y la policía no solo no hace nada, sino que mete mano en intentar que nadie pueda salvar a los presos. Nadie llama a emergencias y hacen zoom in en todas las cámaras de seguridad para que el fuego no se vea. Ignoran los gritos de los internos y desvían a los bomberos.
Hecho casi en su totalidad con material de archivo, la estética de la película es disruptiva, como si todo el tiempo estuviésemos mirando la imagen de una cámara de celular de 3 megapíxeles. La acompañan textos cuasi poéticos sacados de las declaraciones de los presos y sus familiares.
Si bien el documental es corto y efectivo, un poco peca de que el espectador solo se mantiene en vilo por la necesidad de saber más sobre una historia no inventada, que se narra de manera cronológica. No hay demasiado sobre la película en sí misma que esté tan bien, pero tampoco hay nada sobre la película en sí misma que esté mal. Supongo que todo lo que hay que hacer con esto es recordar la bronca y que pacos culiaos.
COMPETENCIA ARGENTINA
Por Ana Moggia
Las cercanas, de María Álvarez
La directora de Las cinéphilas (2017) y El tiempo perdido (2020) vuelve a explorar la relación entre el arte y vejez. Esta vez de la mano de las hermanas mellizas Isabella y Amalia Cavallini. Las hermanas vivieron en Estados Unidos y, según cuentan, eran reconocidas por la gente, la crítica y sus colegas como dos grandes pianistas. Sin embargo, su carrera se cortó y nunca se supo por qué. En algún momento esbozan que fue por un concierto cancelado. Pero nunca quedó claro el motivo.
Ahora, ya con 91 años, el arte sigue atravesando sus vidas, así como también los recuerdos de lo que alguna vez fueron y lo que podrían haber sido. Lo bello del documental es que, gracias a él, se les abre una hermosa oportunidad para que, finalmente, logren lo que tantos años persiguieron: un poco de reconocimiento.
Una escuela en Cerro Hueso, de Betania Cappato
La historia transcurre en una escuela rural de Santa Fe, a la que la familia de Ema llega luego ser rechazada de 17 establecimientos educativos porque su hija forma parte del espectro autista. Betania Cappato, su directora, tomó como fuente de inspiración a la historia de su hermano de 9 años que pasó por la misma situación que su protagonista.
Sin caer en golpes bajos, Una escuela en Cerro Hueso muestra un mundo que muchas veces es difícil imaginar: una comunidad que recibe a la familia con los brazos abiertos, una escuela que funciona como refugio y compañeras de clase sin prejuicios que la hacen participe de su mundo. La solidaridad apareciendo en el lugar menos pensado
COMPETENCIA INTERNACIONAL
Por Fabio Vallarelli
Hellbender, de Toby Poser, John Adams y Zelda Adams
John Adams, Toby Poser y su hija Zelda llevan muchos años produciendo, escribiendo, dirigiendo y protagonizando películas. Son una rara avis dentro del panorama del cine independiente y de género estadounidense: son más o menos conocidos, pero hasta ahí. Tienen trayectoria, pero no son un número puesto en festivales, menos que menos en eventos como Mar del Plata. La elección de esta película en la competencia internacional es entonces un golpe de frescura que rompe con la estética, la forma y la narrativa de los otros films de la sección.
Hellbender trata sobre una madre y una hija que viven retraídas en una casa en la montaña. La madre quiere evitar que la joven tenga contacto con el mundo exterior. Por supuesto, la excusa trillada, una presunta «enfermedad» de la joven, será el puntapié para empezar a entender qué es lo que realmente está ocurriendo. Izzy en verdad es una bruja, y no una de las buenas. Su madre quiere evitar que se convierta porque eso no sería bueno para nadie. Spoiler: no lo consigue.
Teniendo esta premisa y seguida de un clima enrarecido y de extrañamiento, con efectos visuales perturbadores, Hellbender es una película que resulta tan violenta y divertida como sus canciones.

Hit the Road, de Panah Panahi
Panah Panahi tiene en su espalda la marca que muchas personas llevan cuando se dedican a lo mismo que sus padres: ser el hijo de. En su caso, esto es más complicado, su padre es Jafar Panahi, uno de los cineastas más importantes de la historia de su país y uno de los directores más relevantes del circuito de festivales de cine de los últimos años.
Para tener tanto peso a cuestas, la ópera prima de Panah cumple con creces las expectativas. La película es una road movie muy pintoresca, que sigue a una familia en un viaje un tanto misterioso por las rutas y paisajes iraníes. A lo largo de los minutos, la trama dejará ir viendo un poco más de algunos de los motivos del viaje y el porqué de ciertos recaudos que toma la familia en su recorrido.
Panah construye en esos padres y en ese niño personajes protagonistas que recuerdan muchísimo al cine de su padre y al de Abbas Kiarostami, de quienes fue asistente de dirección. Por momentos la película y la trama divagan un poco y ese es el punto más flojo e irregular del film. Sin embargo, los momentos buenos -que son muchos- recuerdan a lo mejor de ese realismo tan caracteristico y apreciable del cine iraní.
AUTORES
Compartment N°6, de Juho Kousmanen
Por Fabio Vallarelli
La segunda película de Juho Kuosmanen (The Happiest Day in the Life of Olli Mäki, 2016) cuenta la amistad improbable que surge entre una estudiante finesa y un ruso que se conocen mientras comparten un viaje en tren por todo Rusia rumbo a Múrmansk.
A diferencia de la saga Before de Linklater, en esta película el viaje no es glamoroso ni transita paisajes románticos. Todo es árido, difícil y un desafío de supervivencia. Ambos personajes están solos, ella cree que su pareja ya no se preocupa por ella y él solo piensa en trabajar y tomar, no tiene mucho por lo que vivir. El desafío lo introduce ella, que quiere llegar a Múrmansk para ver unos antiguos petroglifos.
Mientras los días pasan en el tren el vínculo se afianza y la relación interpersonal comienza a aflorar. Ahí es cuando mejor funciona Compartment N°6, en los momentos en los que sus protagonistas abrazan el género y la comedia romántica.
After Blue, de Bertrand Mandico
Por Anna Ciaffi
El segundo largometraje de Bertrand Mandico, After Blue, se corona popularmente como una de las joyas de Mar del Plata, con el premio mayor de los aplausos infinitos registrados en las butacas del Ambassador.
En un tiempo (futuro, digámosle) ficticio, la Tierra ya no existe y la humanidad ha sido trasladada al planeta After Blue, en el que solo existen las mujeres pues los hombres no pueden sobrevivir en su atmósfera.
En este escenario plantadísimo para el erotismo lésbico, la joven Toxic desentierra a la misteriosa villana Kate Bush, una asesina polaca con un tercer ojo en la vagina. Ella le promete tres deseos y, con el primero –cierta confusión mediante-, asesina a las amigas de Toxic.
Como venganza, las autoridades del pueblo mandan a la adolescente junto con su madre a cazar a la asesina. Hasta que completen la tarea no podrán volver.
Muchas peripecias y sexo mediante, se desarrolla una trama un poco flaca, pero sostenida por el cariño a lo bizarro y lo efectivísimo de la puesta en escena en general: la fotografía, el arte y toda la escenografía y efectos prácticos son una puta locura. El pensamiento de los planos desde la dirección no se queda atrás. Se advierte cierto ejercicio cinematográfico detrás de estas lesbianas de ciencia ficción, y aunque varios pasaje erráticos se apoderen por momentos de la historia –sobre todo cuando el tono quiere pasar de un género bizarro a otro excesivamente dramático- las risas y las emociones no faltan.
Está muy bien, sobre todo para verla con amigxs, o un cine lleno de desconocidos en una.