36° Festival Internacional de Cine de Mar de Plata segunda tanda de reseñas

COMPETENCIA ESTADOS ALTERADOS
Por Mariano Castaño
No taxi do Jack, Susana Bruno
No taxi do Jack es una película que quiere habitar en la frontera porosa entre documental y ficción, un artilugio narrativo de pirotecnia apta para caninos. Es decir, luces bonitas sin estruendo. Los festivales, los estudiantes de cine y dos o tres más instituciones desprestigiadas aman esa suerte de “percibirse documental” ¿Tuvo Resnais la culpa? ¿Fue Orson Welles el responsable? No lo sé. Solo puedo decirles que existe. Es como el mago de feria y el truco de la paloma. Existe, es efectivo y algún público lo disfruta. A pesar de lo que le pasa a la paloma, pero ese es otro tema.
Cuando se va a escuchar una orquesta de música clásica, antes de empezar el concierto el director sube a una tarima y, previo a darse vuelta y levantar la batuta, saluda con un leve gesto al público. Cuando la película es “porosa”, es usual que veamos al director en la cámara en algún momento. En No taxi do Jack, es lo primero que vemos: a la directora en la cámara, preguntando. Luego, el contraplano: Joaquim, 65 años aproximadamente, campera de cuero, jopo a la Elvis y teñido. Está iniciando los trámites para jubilarse. A principios de la década de los setentas fue mecánico de aviones en su Portugal natal, luego en los ochentas, emigró a Nueva York donde manejó un taxi y una limousine. En los noventas volvió a su patria.
Después de este inicio clásico de documental, seguimos a Joaquim por las distintas instancias de su trámite jubilatorio. Durante un par de meses, debe hacer llenar una planilla, para acceder al seguro de desempleo que le permite completar los aportes. Joaquim desfila por distintas fábricas y talleres, completando el papelito. Sin mayores conflictos. Y ahí está otra característica de estas películas: no hay conflicto. Joaquim no tiene problemas. Maneja un lindo auto y come afuera seguido. De salud anda bien. Las anécdotas son medianamente interesantes.
Este devenir cuenta, con bastante levedad, algo de la historia política de Portugal: “en los setentas, bien podías trabajar toda tu vida y ser enterrado con los mismos zapatos con los que te casaste”. No tiene centralidad en la película ni la dictadura portuguesa, ni la vuelta a la democracia, ni siquiera el presente económico. La película sucede en un tiempo indefinido, sino fuera por una mención lateral a Facebook, que la ancla en el presente.
Joaquim parece sacado de una película de Aki Kaurismaki. A su tiempo, conocemos a su amigo –ciego- y a su pareja. De un modo muy superficial, pero allí están. Todas las situaciones se arman en base a una puesta en escena estática en donde cada uno sigue un diálogo sin esfuerzos, que hasta parece natural. Pero es actuado. Está armado con minucia. Detrás de toda esta apariencia despreocupada, de este disfraz, hay una ficción rigurosa. Detrás de esa fotografía que parece documental, hay un trabajo de reproducción casi milagroso, con una paleta de hierro y uno de los mejores usos de la simulación fílmica que recuerde. Ese tono piel y luz de cuarzo proviene directamente de los documentales en 16mm iluminados a mini panorámico de los ochentas.
Como les dije, luces bonitas, formato cuadrado. No es obligatorio que las películas tengan un tema unívoco, ni conflicto. Bien se puede ser totalmente superficial y bailar durante setenta minutos. Se puede ser leve, mínimo y hasta simpático. No taxi do Jack lo es. La película es amena y hasta cálida. Le temo a los que teoricen sobre ella y vean algo más de lo que es.
COMPETENCIA ARGENTINA
Por Ana Moggia
Husek, de Daniela Seggiaro
Husek narra la tensión entre dos culturas que pelean por un territorio en Chaco. Una tierra que ha pertenecido por siglos a los Wichís, pero donde las ideas del progresismo blanco se intentan imponer para decirles la manera en la que deben vivir. La película se centra en Verónica, una arquitecta que trabaja para la Secretaría de Desarrollo y Vivienda de Chaco. Ella, junto con Valentino (un cacique de la comunidad) y Leonel (su nieto) tratarán de impedir que se desarrolle un proyecto de viviendas en el territorio de la comunidad.
El film es bilingüe, está hablado en castellano y en wichí lhämtes. El lenguaje es algo que atraviesa Husek, ya que el territorio en disputa no son solo las tierras sino también la lengua: el wichi lhämtes es un refugio para la comunidad. Esto se puede observar en el personaje de Leonel, que si bien habla castellano no lo hace con la misma fluidez que en wichi, ya que encuentra una comodidad en hablar su propia lengua.
El guion, escrito por la directora salteña Daniela Seggiaro y el guionista wichi Osvaldo Villagra, tiene una mirada diferente a la que nos muestra comúnmente el cine. No están retratados ni desde la otredad ni desde el fetichismo. La comunidad participó de manera abierta del desarrollo de la película, no solo desde el elenco sino también desde el equipo técnico. Y eso se refleja con la apertura con la que es mostrando el cruce cultural desde ambas perspectivas.

La luna representa mi corazón, de Juan Martin Hsu
El director argentino de origen taiwanés Juan Martin Hsu narra la historia de su familia, atravesada por la inmigración, el desarraigo y el crimen sin resolver de su padre. La luna representa mi corazón esta construida a partir de dos viajes del director a Taiwán, donde junto a su hermano se reencuentran con su madre luego de muchos años sin verse.
El film funciona como una herramienta de reconciliación con su pasado, y lo que comienza siendo un film sobre su padre termina siendo otra sobre la figura central de su madre y su relación con ella. El resultado es un documental muy personal que funciona como una especie de catarsis.
COMPETENCIA INTERNACIONAL
Por Fabio Vallarelli
Quién lo impide, de Jonas Trueba
Si tenía algún motivo específico para viajar al festival era ver en una sala la última ¿película? de Jonás Trueba. Si algo distingue la filmografía del madrileño es la libertad con la que ha sido capaz de hacer films más y menos grandes y más y menos convencionales. El cine de Trueba siempre es íntimo, personal, pero a la vez logra una conexión profunda con sus interpretes y eso se transmite al público. Es un cine que no es comunitario, pero que se le parece bastante.
Quién lo impide hasta hace poco estaba pensado como un proyecto inmersivo de cuatro películas para estudiar y reflexionar sobre las juventudes y la adolescencia en el mundo actual, focalizando en España, pero buscando puntos de contacto con situaciones más globales.
Esas cuatro películas, que llegaron incluso a proyectarse en varios países, incluido Argentina, cuando Jonás asistió a fines de 2019 al taller de cine de la Universidad Torcuato de Di Tella, se llamaban Principiantes; Si vamos 28, volvemos 28; Tú también lo has vivido y Solo somos. Todo ese material fue reinterpretado y remontado para generar esta única y maravillosa pieza de más de tres horas y media de duración, que funciona como un testimonio lúdico, pero directo, de lo que significa ser adolescente hoy.
A diferencia de lo que ocurre en otro tipo de propuestas sobre el mundo joven, incluso alguna de ellas dentro de la programación de esta edición del festival, Trueba pone la cámara y trabaja la construcción de la película con los intérpretes. Funciona más como una suerte de «guía», que lleva propuestas y va a preparado a un rodaje que a veces es ficción y a veces es documental, que como un director y logra algo único y hermoso con todos los adolescentes que participan.
Tengo más cosas que decir sobre la película, pero aquí los caracteres son tiranos, ya le dedicaremos más tiempo a la película y al cine de Jonás. Por ahora lo único que tiene sentido remarcar es que si tienen la oportunidad de verla no se la pierdan. Y si es en el cine, mejor.
The Girl and the Spider, Silvan Zürcher y Ramon Zürcher
Pensé bastante qué decir y cómo sobre esto, en principio lo que se me ocurre es que hacer una película es más que tener todos los rubros técnicos cubiertos en un alto nivel. Si no hay nada qué contar, nada qué decir y nada para expresar, todo es vano. Y ese es el principal problema de The Girl and the Spider, juega a una expresividad y sugiere abordar una serie de tópicos, pero es solo maquinaria superficial, vacía e inerte.
Si habría que venderla, diría que es una película donde a partir de un disparador, una mudanza, se ponen en juego toda una serie de ideas sobre cómo son los vínculos en la modernidad. Y si bien esto es así, no hay nada interesante en ese relato. Hay una idea de trabajar «un surrealismo narrativo», por llamarlo de alguna manera, en clave a lo que hizo Buñuel con su cine o alguna que otra película de François Ozon, pero donde este tipo de propuestas tienen algún subtexto o idea subyacente atractiva, The Girl and the Spider no tiene nada para decir. Una lástima.
What Do We See When We Look at the Sky?, de Alexandre Koberidze
Lo nuevo del georgiano Alexandre Koberidze es una película de dos horas y media que tiene un montón de recursos narrativos, visuales y sonoros para contar una historia de amor no convencional.
En la ciudad de Kutaisi, Lisa y Giorgi se conocen y se enamoran, aunque no lo saben o, mejor dicho, lo olvidan. En el medio, se juega el mundial de fútbol y Giorgi apuesta por la Argentina de Messi. El camino de ambos personajes se volverá a cruzar por obra y gracia del destino, pero siempre estarán lejos de volver a relacionarse.
Estos elementos son solo algunos de todos los que aparecen y se despliegan en la película. Y si bien todo el aparatado visual es muy atractivo y disfrutable, las duración de la película y la reiteración de ciertas secuencias hacen que se vuelva por momentos un poco tediosa.
AUTORES
Fue la mano de Dios, de Paolo Sorrentino
La última película del director de Juventud (2015) y La grande bellezza (2013) es otro canto de amor a la idiosincrasia napolitana que tanto nos gusta y nos representa en Argentina. Teniendo a Maradona como un eje central del relato, pero sin abusar de ello, Sorrentino relata los últimos días en la vida del joven Fabietto Schisa (Filippo Scotti) antes de que una serie de hechos le hagan tener que decidir sobre su futuro y la vida adulta.
Realismo mágico y personajes y situaciones pintorescas y desbordadas completan una nueva obra maestra de este napolitano hermoso, que, además, le hace el mejor homenaje cinematográfico que se le puede dedicar al Diego, a casi un año de su fallecimiento.
La produce y distribuye Netflix, esperemos que tenga algún estreno mínimo en salas para poder disfrutarla como corresponde antes de que se pierda en el catálogo del monopolio rojo.