Reseña: Un sueño hermoso
Un sueño hermoso es un documental de Tomás de Leone que bucea en la vida de Alejandra Podestá, actriz argentina que padecía enanismo y fue protagonista de la película de María Luisa Bemberg, De eso no se habla. Allí compartió elenco con el primer actor Marcello Mastroianni y, por su labor actoral, recibió un notable, aunque temporal, reconocimiento a través de elocuentes elogios, pero poco después, despareció del medio, y por un largo tiempo, nada se supo de ella. Años más tarde, con el antecedente de una profunda depresión personal, volvió a saberse públicamente de ella por ser asesinada en circunstancias poco claras.
Varios son los motivos que convierten su caso en un tema intrigante:
- Su nula experiencia previa a su éxito actoral.
- Su especial condición de persona de baja estatura.
- Su destacada labor como parte de un elenco de figuras consagradas en una producción cinematográfica de nivel internacional.
- Su breve esplendor en el firmamento artístico.
- Su trágica muerte.
A estos motivos de atracción deben agregarse los siguientes aspectos:
- Aquella película de Bemberg, que configuro el ámbito de su fugaz consagración, tuvo varios premios y reconocimientos a nivel nacional e internacional, estos dan una idea acerca de la relevancia que el filme tuvo en su época.1
Para recordar de qué hablaba aquella película repasemos la sinopsis que se ofrece en el sitio oficial de su directora2:
“El film trata sobre los oscuros padecimientos de la protagonista, una viuda temperamental que es desplazada de su camino por su hija, una mujer diferente del resto, menuda, extraña y melancólica. Está ambientada en los años treinta, antes del surgimiento del psicoanálisis y la televisión, en San José de los Altares, un pequeño y próspero pueblo, pero deprimido por la desolación y víctima de su mediocridad”.
- El trágico final de Alejandra por un crimen no resuelto. La encontraron muerta en su propia casa, el 21 de mayo del año 2011, y eso hizo que volviera a ser noticia.Las crónicas policiales relataron que había sido asesinada en su domicilio en el barrio porteño de Agronomía. Tenía 37 años y había sido víctima de una persona con la que, supuestamente, se había citado: un presunto «taxi boy» que la mató de nueve puñaladas, le prendió fuego a su cuerpo y luego fugó con su dinero y pertenencias. La identidad del femicida jamás fue descubierta. Este luctuoso episodio, que la hizo trascender por segunda vez en su vida, forma parte del combo que nutre el documental de Tomas de Leone y, en buena medida, contribuye a alimentar el interés por conocer, más profundamente, la historia que la película cuenta.
«Investigar fue difícil”, manifestó el director en una entrevista dada a Telam,3 y completa: “Es un caso bastante atípico y que por alguna razón llama a quienes la conocieron al silencio. Pero fui venciendo algunas resistencias y finalmente pude integrar toda la info. Cuando la dispones toda junta, como espero haber hecho en el documental, te das cuenta de que le sucedieron una serie de cosas muy atípicas e interesantes”.
Para hacer todavía más atrayente el relato documental, De Leone aprovecha el matiz insolente y provocador que la película de María Luisa Bemberg tuvo en su momento para señalar semejanzas y contrastes con el presente. La impronta personal de la directora y sus posturas disruptivas en muchos sentidos, con su personalidad destacada entre sus pares y su feminismo práctico en una sociedad todavía bastante pacata, así como la identificación de la trágica muerte de Alejandra Podestá con lo que hoy entendemos, masiva y culturalmente, como femicidio, son dos aspectos singulares que dieron mayor dimensión, alcance y proyección al tema planteado y respecto del recorrido hecho por esta sociedad a la que todes pertenecemos. Sin recalcarlo, De Leone consigue dejar todo esto bastante claro, y lo hace a través de una utilización inteligente del variado material de archivo que ha podido conseguir.
Un sueño hermoso pone en paralelo la historia de Alejandra con la del personaje que representó en De eso no se habla. La fábula que transcurre en San José de los Altares durante la década del 30 muestra a una viuda llamada Leonor, quien ha tenido una hija de baja talla, a quien ha intentado hacer vivir una vida “normal”, ignorando adrede las características especiales de la joven que la condicionaban y la distinguían, statu quo forzado que se rompe con la aparición, en el pueblo, de un simpático extranjero nacido en Italia, que se enamora de la chica, provocando su “liberación” de esa ficticia “normalidad” que la tenía encapsulada.
Como el personaje de ficción, Podestá sufría esa misma condición denominada popularmente como «enanismo», y por ello había padecido discriminación y, también, el prejuicio de su madre, que la mantenía en una especie de reclusión hogareña, y en su caso, rompió esa coraza cuando su única amiga la alentó a presentarse al casting de la película de la Bemberg. Pero, lamentablemente, esa liberación no le duró para siempre.
«Es muy llamativo cómo la película hablaba tanto de su vida de algún modo. Y creo que eso pasa porque la película es muy universal. Qué significa entregarse a uno mismo, darse a los demás. Ahí está la gran puja que Alejandra intentó dar», comentó De Leone en el citado reportaje a Telam.
La pequeña y efímera actriz, que luego de su debut consagratorio, sólo pudo volver a trabajar en cine en una película,4 de Jorge Polaco, de menor importancia relativa, vivió acomplejada por su condición física y parte de su alejamiento del medio artístico se debió a una operación para estirarse las piernas a la que se sometió.
A través del testimonio de personas que trabajaron con ella en De eso no se habla y de un puñado de conocidos de la actriz fallecida, De Leone ha podido surcar la personalidad de la sufrida Alejandra, quien para afuera se esforzaba para mostrarse divertida y alegre, pero por dentro sufría sus diferencias con las personas supuestamente “normales”, como una carga denigrante.
Según testimonios que pueden verse en el documental, en el final de su existencia, Alejandra había caído en un pozo depresivo agravado a partir de la muerte de su madre, y alimentado, en buena medida, por el hecho de no poder aceptarse a sí misma.
Tomás de Leone resumió su personal interés por el personaje principal de su documental con las siguientes palabras: “Me conmueve Alejandra, su historia de momentos luminosos y de tragos amargos. Creo que ocupa un lugar en el cine argentino, un lugar lateral y singularísimo, como todas las historias que valen la pena ser contadas”5. En cuanto a la atípica forma de estreno de la película en el canal Cine.ar TV y la plataforma Cine.ar Play, durante el mes de abril pasado, como parte de un plan de emergencia encarado por el Instituto Nacional de Cine y Artes audiovisuales (Incaa) debido al cierre de las salas por el aislamiento social preventivo y obligatorio que nos aqueja, el director también fijó posición: “Lo mejor que nos puede pasar a los que hacemos películas es que se miren, se vean. Es la oportunidad para generar algo en los demás con lo que hiciste. En tiempos de cuarentena, estrenar en plataformas es algo positivo porque la gente está en su casa y hasta la pueden ver muchos más. En un contexto como que vivimos, mi interés es que la película se vea y que esté disponible para todos”6.
Entre las malas y las buenas noticias nos quedamos con estas últimas, aunque más no sea por instinto de supervivencia. ¡Saldo positivo!