Érase una vez en los ochenta: In Search of Darkness

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Hace más de un año veía la luz el monumental trabajo de David A. Weiner, In Search of Darkness, pero a muchxs de nosotrxs nos llegó recién en estos tan especiales días de aislamiento social. Momento casi perfecto para entrar en este universo documental de cuatro horas veinte minutos que repasa exhaustivamente (aunque no de forma tan minuciosa) el cine de terror anglosajón de la década de los ochenta, al que tantas series y producciones actuales deben sus guiones y estéticas. El proyecto se financió rápidamente en 2019 con un crowdfunding y fue producido por CreatorVC Studios. Primero fue distribuido por sus patrocinadores, pero hoy está al alcance de algún link para quien sabe buscar. El documental tiene una aprobación del 100% en Rotten Tomatoes, un verdadero triunfo de y por la cultura de masas.

La premisa es muy simple. El documental repasa año a año la década de los ochenta y la propuesta es ir intercalando imágenes de las películas más representativas con testimonios de los y las protagonistas de la industria. Directores, actores y actrices, productores, guionistas, periodistas especializados, hacedores de efectos especiales: una galería muy variopinta de quienes protagonizaron un fenómeno que influyó en todo el cine de terror posterior pero también en la cultura de masas en general. Tom Atkins, Doug Bradley, Joe Bob Briggs, Lori Cardille, John Carpenter, Nick Castle, Larry Cohen, Jeffrey Combs, Barbara Crampton, Sean S. Cunningham, Joe Dante, Keith David, Katie Featherston, son solo algunos de los nombres que ponen la voz y el corazón para dar testimonio de una década gloriosa para el terror. De más está decir que para lxs amantes del género este documental es una fiesta y se acerca bastante a ser una guía casi definitiva. Vale mirarlo por partes, aunque la experiencia de la maratón es muy recomendable. También, con anotador en mano, es poco probable que hayan visto todos los títulos, y después, a correr a Internet y hacer lo propio.

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Aunque un poco desordenado, el documental va pasando por tópicos del género como los efectos visuales, la música, los héroes, los villanos, las final girls, el subgénero del slasher, la incursión en el 3D, las franquicias, el acercamiento al gore, y lo más interesante, la dimensión catártica del terror. Los protagonistas de este film, y de los que se revisitan, creen fervientemente en el poder del género como un espacio donde el miedo (y a veces la repulsión) actúan como purificadores, como escenarios de juego y exploración para contar historias que siempre pueden conectar con la realidad más inmediata y cuestionarla, discutirla, representarla. Porque al contrario de lo que puede creerse, no solo en el realismo encontramos vínculos con el contexto de producción, el terror (sobrenatural o no) también resulta laboratorio social en el que experimentamos miedos y pulsiones de época. “Los 80 fueron acerca de personas que sobrevivieron al monstruo”, dice unx de los protagonistas del documental y esta perspectiva es enriquecedora: estas películas hablaron del miedo, pero también del poder que presupone enfrentarse a él.

“El terror va directamente a nuestros centros nerviosos primarios”, dicen en un momento, y es cierto que allí también encontramos al deseo. El documental, quizá sin proponérselo (por momentos el guion resulta un tanto desordenado) va dejando claro que el cine de terror es una manifestación del inconsciente colectivo, y sus miedos y deseos juegan en él de manera a veces grotesca pero muchas veces efectiva. “Las películas de terror son declaraciones sobre cosas de las que la gente teme hablar”, se afirma, y basta ir siguiendo los temas y argumentos de los títulos para ver claramente cómo la adrenalina de las preocupaciones y el exorcismo de terrores de época van apareciendo. Y todo como un juego –este es uno de los aspectos más lindos del documental–, ya que queda claro que los “inadaptados culturales” que formaban parte del fandom y la industria sobre todo lo hacían por amor y diversión.

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Aunque se presenta como el “documental definitivo”, In Search of Darkness deja algo de tela para cortar. La revisión es impecable, pero quedan ganas de profundizar en algunas temáticas, y sobre todo de rever o ver por primera vez películas icónicas como Hellraiser, A Nightmare on Elm Street, Scanners, The Thing, Videodrome, The Fly, Lost Boys, Creepshow y muchos títulos más que han hecho las delicias de varias generaciones. La búsqueda del film es entretenida, emotiva, minuciosa y muchas veces exitosa: la oscuridad que marcó una época hoy puede resultar bastante luminosa e iluminadora.