Retrato de una mujer en llamas: no es que no haya hombres, sino que no están en cuadro

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En 1872 el escritor irlandés Sheridan Le Fanu escribía una novela gótica llamada Carmilla, conocida como uno de los primeros trabajos de ficción sobre vampiros. Fue en esta historia que se basó en gran parte el autor Bram Stoker para crear a su icónico personaje el Conde Drácula, que en futuro opacaría a su predecesora femenina, y a la mayoría de los vampiros en la literatura de este género. Nada tiene que ver Retrato de una mujer en llamas, la película francesa escrita y dirigida por Céline Sciamma, con seres bebe-sangre pero sí con varias narrativas que ya en el siglo XIX Le Fanu acercó a la audiencia.

Además de su componente fantástico, Carmilla presenta la historia de dos mujeres de distintos mundos descubriéndose en una mansión alejada de la sociedad opresora de aquella época. Es una historia sobre tentación, atracción, erotismo y amor, donde la inocencia y la experiencia forman una deliciosa coalición que lleva al inevitable desenlace. Es en este punto en el que ambas piezas coinciden. Tanto Sciamma como Le Fanu logran mostrar la atracción, la tensión y la melancolía acercándose al público de una manera sutil y poderosa en partes iguales.

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Retrato de una mujer en llamas también es la historia de dos mujeres. Una de ellas es Marianne, hija de un célebre pintor, retratista y profesora. La otra es Heloise, adinerada, pronta a casarse con un noble en Milán y recién salida de un convento tras un suicidio en la familia. La película se desarrolla durante la segunda mitad del siglo XVIII y es en realidad un flashback que se dispara cuando uno de los alumnos de Marianne le pregunta sobre una pintura en su estudio, a la que ella llama “Retrato de una mujer en llamas”, explicando inmediatamente el título. Así vemos cómo la madre de Heloise le comisiona un retrato de su hija, pero le exige la máxima discreción posible, ya que la modelo se niega a ser tal. Heloise ve en el acto de ser retratada la inminencia de su boda y se rehúsa a tener algo que ver con eso. La solución es que Marianne se haga pasar por su dama de compañía y así pueda observarla y plasmarla en el lienzo. En el tiempo que pasan juntas la amistad y el cariño que nacen entre ellas es inevitable, tanto así que al finalizar su cuadro la pintora decide confesar su mentira y mostrarle el trabajo realizado durante su período de incógnito. Heloise se enoja, pero en vez de rechazar a su falsa dama de compañía decide posar para ella, darle una oportunidad para capturar su verdadera presencia dentro de la tela en blanco.

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En este momento comienza la verdadera historia de amor, que va cocinándose a fuego lento. Con la madre de Heloise fuera de la mansión de la familia y cinco días de plazo para terminar la obra, la relación entre las dos mujeres va volviéndose cada vez más intensa. Retrato de una mujer en llamas es una película de miradas, de expresiones, de manos entrelazadas, de lenguaje corporal. Los decorados, sets, escenarios son solo un complemento a los cuerpos en pantalla. Así como los personajes van conociéndose cada vez más en la intimidad y van aprendiendo entre sí sus movimientos, pequeños gestos y reacciones, también lo hacemos nosotros como público. Podemos sentir lo que estas mujeres sienten, podemos anticipar lo que quieren aunque no digan una palabra. También hay que mencionar que Sciamma no tiene pudor en admitir que esta es una película de mujeres, hecha por mujeres. Se tocan varias temáticas de la época y contemporáneas, como la maternidad deseada y no deseada, la figura del aquelarre y la brujería, la sororidad y por supuesto el despertar y descubrimiento sexual. La figura del hombre apenas aparece en escena, pero el poder de esta sobre las protagonistas queda implícito durante toda la película.

Allí donde el personaje de Carmilla trae muerte en la novela de Le Fanu, Marianne trae vida a la existencia de Heloise, trae valentía para enfrentar un futuro que sabe que no podrá cambiar, trae amor y los recuerdos más puros. En este punto las historias difieren. Marianne no se aprovecha de la inocencia de su amada, sino que es generosa, pone primero el honor y la felicidad de Heloise a su deseo personal.

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Las interpretaciones, el excelente montaje y la música utilizada de manera única reflejando las emociones de las protagonistas cierran el alucinante paquete que Céline Sciamma nos entrega para nuestro disfrute. Retrato de una mujer en llamas se estrena este 19 de marzo en los cines argentinos. Fue aclamada internacionalmente y ganó una gran cantidad de galardones, incluidos la Palma Queer y el premio al mejor guion en Cannes. Acá en Argentina también se ganó nuestros corazones.