Blonde: una oscura mirada sobre Marilyn Monroe

Polémica como pocas películas en los últimos años, Blonde, la biopic sobre Marilyn Monroe, se estrenó en Netflix el 28 de septiembre. Andrew Dominik escribe y dirige esta particular adaptación de la novela homónima de Joyce Carol Oates, que brinda una visión ficcionada de la vida de Norma Jeane Mortenson, nombre real de la legendaria actriz que participó en títulos como Mientas la ciudad duerme o La comezón del séptimo año.
A esta altura no es ninguna novedad que Norma Jean, mejor conocida como Marilyn Monroe, falleció un 4 de agosto de 1962, a raíz de una sobredosis de fármacos que la propia actriz tomaba para hacer frente a sus problemas psiquiátricos. A pesar del indudable éxito de la artista, detrás de la imagen que esbozaba en la pantalla, había realidades trágicas y traumáticas. La película se encarga de retratar en detalle esta faceta oscura y fatídica de su vida. Cómo debe enfrentarse, por ejemplo, a los constantes abusos tanto sexuales como psicológicos que una industria cruel y machista perpetuaba. Sin embargo, este punto fuerte del film es a su vez su más grande defecto. No hay ningún problema en que Blonde pisotee la figura de celebridad idílica y exitosa que Hollywood se encargó de construir durante aquellos años. El problema es que esto es lo único que hace. A Dominik se le olvida, o tal vez no le interesa, destacar las virtudes de un personaje históricamente enorme, al cual justamente cualidades para resaltar es lo que le sobran. Se obvian algunas situaciones de su vida muy relevantes, como la creación de su productora de cine o sus denuncias a casos de abusos dentro de Hollywood.

Siguiendo esta línea, Dominik resalta los dotes actorales de Monroe, pero se limita a hacerlo mediante la recreación de algunas escenas icónicas que la actriz inmortalizó en la pantalla grande. Y para representar el rechazo de la estrella hacia la misoginia de la industria de la década de los 50, el director se limita a una escena de unos pocos segundos en donde vemos a Monroe indignada con su representante porque su colega varón gana muchísimo más dinero que ella. Y ya está. Solo eso dentro de una película de casi 3 horas de duración, la cual podría haber incluido con más fuerza la faceta artística del personaje, si se ahorraba el tiempo que le llevó incluir tantas morbosas e innecesarias escenas de desnudos.
Por suerte, y para disimular esta insolvencia, Ana de Armas entrega una soberbia interpretación del ícono pop del siglo pasado. A pesar del contundente golpe que se le asesta a su personaje en el guion, logra resaltar con creces algunas de sus virtudes y características. Capta con soltura sus gestos, sus movimientos y hasta su postura. De la misma forma, en general todo el elenco lo hace bien, pero es particularmente destacable el rol de Adrien Brody como Arthur Miller, el dramaturgo y guionista con el que Marilyn entabló una relación amorosa.

Continuando por el camino de los aspectos positivos de esta película, es muy admirable el trabajo que Chayse Irvin hace con la dirección de fotografía. Con gran ingenio logra representar el mundo onírico de la protagonista, dándole un aspecto lyncheano a algunas escenas. También es muy acertada la decisión estética de intercalar entre la pantalla a 4:3 y a 16:9, y la de barajar algunas escenas a color y otras en blanco y negro, no solo por la naturalidad con la que se llevan a cabo estos cambios, sino también por la importancia que tienen narrativamente. Blonde cuenta la vida de una persona que vive como dos al mismo tiempo. La propia protagonista expresa que no se siente identificada con la actriz que se ve en la pantalla de los cines. Por ello, se presentan por un lado las escenas en blanco y negro, que por lo general retratan la vida pública del personaje. Estas dan a conocer a Marilyn Monroe, su tránsito por Hollywood y toda la industria del cine. Por el otro, aparecen las escenas a color, con tonos nostálgicos y desaturados, que retratan la vida privada de la protagonista, es decir, la vida de Norma Jean, sus romances y sus traumas de la infancia. Esta no es una regla que se siga al pie de la letra durante toda la película, porque a pesar de los esfuerzos de Norma Jean por separar ambos mundos, inevitablemente estos quedaban subyugados en más de una ocasión.

Sin dudas Dominik sacó nuevamente a relucir sus dotes direccionales mediante incontables recursos cinematográficos. Algunos más acertados, como el ya mencionado juego de cambios de colores y de proporciones, otros menos, como la extraña representación de un feto que le habla a la protagonista. Lamentablemente a quien el director se le olvida hacer lucir es a la estrella de esta historia. Es evidente que además de la figura de Monroe como una mujer exitosa, existía algo de esa faceta que el autor busca exponer, la cual la llevó a terminar con su vida fatídicamente en 1962. Esta también es importantísima para entender a la persona que había detrás de Marilyn Monroe. Sin embargo, a Blonde se le olvida una de las mitades de la historia. El resultado es como si se estrenara una película muy lograda sobre la vida de Maradona, pero esta se limita a mostrar que el mejor jugador del mundo era un adicto a las drogas, y como algo al pasar, también cuenta que Diego tenía algunas virtudes jugando a la pelota.