Avengers Endgame: la mitología rediviva en la modernidad
Después de ver esta película, independientemente de su calidad de la que voy a hablar luego, descubrí que Endgame es el broche de oro para un fenómeno cinematográfico difícil de replicar. Todo esto nace en las tradiciones más antiguas de la humanidad…
Hace muchos siglos, más precisamente en el IV, Esquilo escribía una tragedia que sería la antesala de uno de los cambios más grandes de la historia de la humanidad. Por primera vez en años, los Dioses, esos seres caprichosos de características humanas y poderes infinitos, se encontraban con el primer cuestionamiento a su validez y nada menos que a manos de un mortal: en medio de una obra que dejaba entrever los primeros interrogantes humanos acerca de la moral y la ética de los dioses y por ende su consecuente conflicto con las creencias religiosas de la época, se les entregó la llave a los griegos y otras culturas más, para abrir la puerta a una nueva era de creencias muy distintas a las que se acostumbraba divulgar.
Sin embargo, la mitología jamás murió por completo, decenas de siglos no fueron suficientes para reducir a cenizas la mística de la mitología griega, una de las más portentosas del mundo y sobre todo, una de las más completas y atractivas. Muchos autores y disciplinas a través de los años se basaron en la mitología para dar inicio a muchas hipótesis y teorías dentro de la astronomía, astrología, filosofía, psicología, Jung, Freud… los títulos y los nombres podrían ser infinitos. Todos los lugares comunes hallados en los mitos fueron y son, a la larga, una representación simbólica de las necesidades y los conflictos humanos que, en gran medida, terminaron siendo el reflejo de cada sociedad.
En la medida en que el tiempo y la interconectividad empezaron a florecer, unos cuantos autores encontraron la “casualidad” de la réplica de los mitos, porque si hay algo sorprendente en toda cultura es cómo se repiten modelos de deidades y sus historias de manera sospechosamente similar… y, en esa época, el celu no existía, ¿no? Entonces la hipótesis se topa con uno de los ideólogos más prominentes de nuestro tiempo: Joseph Campbell, un hombre que no solo contribuyó a la explicación sobre por qué dos culturas en puntas opuestas del mapa tienen la tendencia a recrear escenarios tan similares desde sus mitos y leyendas, sino que fue el creador del consabido “monomito” que hoy nutre sin dejar de sorprender las historias de tantos guiones cinematográficos a través de la figura del héroe o la heroína, que debe transitar el camino de la gloria, la redención o la caída.
Imagino que a esta altura, tres párrafos después del inicio del artículo, más de una persona debe estar preguntándose dónde está la reseña de Avengers. Calma, que vamos por buen camino, pero esta vez quiero presentarles algo diferente, algo que no van a leer con tanta facilidad en otro lugar. Esto es el fundamento más o menos explicado de por qué Avengers Endgame ha pasado a conformar uno de los pilares de la mitología de la modernidad y un hito histórico que muchas personas demorarán años en darse cuenta de que fue real.
Marvel y el monomito
Después de más de 10 años, con la salida de Iron Man, Marvel decidió apostar por un proyecto de proporciones paradójicamente épicas, pero que en realidad, logró develar el concepto de cultura y creencia para adaptarlo a la modernidad. Hace años sabemos que los dioses griegos no existen, pero sentimos fascinación por ellos. Siempre existió una mística en la épica antigua que todavía se traslada a nuestro tiempo, y con el aval indestructible del Camino del Héroe, Marvel forjó su propia Gallina de los Huevos de Oro. A fuerza de visión, contratos a largo plazo y, por supuesto, mucho pero mucho dinero. Esto no es magia, solo había que combinar los viejos y queridos héroes de cómics con los mitos de la antigüedad, entonces Marvel se volvió Prometeo, robó el fuego a las divinidades y se lo entregó a los hombres.
Los hombres supieron que podían desafiar a los dioses, pero como tales, entendieron la clave del disfrute detrás de las historias épicas: probablemente ya sabemos cómo terminará todo a grandes rasgos. De todos modos viviremos la travesía con pasión, porque ese camino del héroe lo estamos transitando nosotros. Podemos hablar de todas las películas que transcurrieron durante esta última década, algunas nos deben haber parecido fantásticas y otras horribles; pero esta última, nos guste o no, representa La Ilíada y La Odisea de nuestro tiempo, y nada tiene que envidiarle a Homero desde su modernidad. Y nosotros, desde el asiento con pochoclo en mano nos trasladamos, sin darnos cuenta, al teatro de las máscaras…
El impacto social
Miles de personas, evitando entrar a las redes sociales para no cruzarse “spoilers”; otras, sufriendo por los condenados mensajes con datos fundamentales de la trama; personas que reservan sus entradas con semanas de anticipación y memes que se esparcen a troche y moche por las redes. Si ustedes no están viendo el hito histórico, les pido que se saquen la venda de los ojos.
En toda mi vida participé de un evento en el cual veía ocuparse los asientos a las 00:00 del día de inicio de venta a velocidades exorbitantes, así como tampoco me imaginé entrar a un cine de 15 salas en donde 10 estuvieran reservadas exclusivamente para la misma película. Distribuidas en sus “tribus”, personas de todas edades y clases esperaban el horario de apertura de puertas charlando sobre sus expectativas, evitando escuchar los comentarios de quienes se retiraban.
Esto no es solo un fenómeno social por el aumento del interés en las películas de superhéroes, esto es obra y autoría de Marvel, que logró poner la firma en un hecho histórico: después de tantos años de trazar una historia entrelazada de tramas, personajes, villanos y guiños, llegó el día cuando el arco argumental de los héroes cerraría. Y muchas personas estaban esperando este evento, incluso los menos interesados sabían que era un momento único.
Ya había pasado antes con sagas de libros como Harry Potter, series como Game of Thrones y videojuegos como Mass Effect; ver la travesía de todos estos héroes que llega a su fin es más que algo solamente emocionante. Es presenciar el desafío de escribir el desenlace de estos arcos argumentales tan variados que dejan grabado el sello de un recuerdo maravilloso, y para eso hay solo una clave: el factor emoción.
Grandes aciertos
Desde el comienzo de esta saga de películas, en lo personal he protestado mucho. Algo que siempre me había resultado particularmente molesto de las películas de Marvel era su tendencia a infantilizar las problemáticas de los personajes. Parecía como si, por el simple hecho de destacar por sus gags y no caer en la oscuridad de tramas adultas como las de DC, teníamos que ver personajes adultos que no sabían relacionarse, tenían desacuerdos, tomaban decisiones y resolvían muchos conflictos serios como si fueran adolescentes. Capaz que a Thor se lo perdonamos, sería parte de su rol infantil y jocoso, sin embargo, a veces resultaba inverosímil.
Endgame rompe sorpresivamente con este esquema y, para mi asombro, se la juega de manera absoluta con todas las temáticas antes descritas. Personas que luchan contra su egoísmo, lidian con sus responsabilidades, cargan con optimismos necesarios para la moral de un grupo, sobreviven duelos y se reencuentran con milagros y desgracias. Sobran las emociones en esta película y están relatadas de forma auténtica. El universo Marvel creció, y con él, la apuesta por confiar en la madurez emocional de su público.
A partir de este punto, spoilers
El ritmo, por su parte, no podría haber sido más fluido. Recuerdo, aunque muchas personas puedan no estar de acuerdo, haber vivido Infinity War como una odisea interminable. Endgame, por su parte, inicia en un marco de conflicto avanzado, con el problema que sucede en ese mismo instante. Los autores no demoran mucho en poner el planteamiento sobre la mesa: viajes en el tiempo, son héroes, todo está permitido en este universo. Y luego la búsqueda del equipo, pasaron 5 años y los personajes muestran cómo maduraron o complicaron su situación, cuánto pudieron resolver o cuánto decidieron evadir.
De fondo, un planeta Tierra congelado en el tiempo, la mitad de la humanidad ha desaparecido. ¿Cómo haría la gente para recuperarse en solo 5 años del duelo conjunto? Esta problemática no se les escapa a los autores, que tiñen de desazón cada escena, hasta que despega. El rayo de esperanza aparece en las manos del más escéptico, el que por una vez quiere tomar la decisión egoísta pero no puede. Y ahí llega el descenso del héroe, de LOS héroes, a la aventura. Hay que recuperar las gemas del infinito en grupos, visitando realidades pasadas; y no es casual que en cada una de ellas, los elegidos se encuentren con las sombras contra las que vienen luchando, algunas más grandes que otras.
La historia, sin embargo, nos regala cucharadas amargas con un dejo de dulzura. El Capitán América se enfrenta a sí mismo y tiene que decir “Hail Hydra”; Loki hace de las suyas sin importar de qué realidad hablemos; Tony tiene la oportunidad de abrazar a su padre; Hawkeye encuentra a su familia; Thor se despide de su madre, y otras variedades de cuotas emocionales como un excelentísimo broche de oro.
A partir de este punto, empiezan las pérdidas. La tragedia nos advierte que el periplo será duro, que habrá sacrificios. Pero emprendemos el viaje, con el contratiempo escondido, aunque lo podemos ver. Igual que los griegos, vemos las máscaras que acechan a los protagonistas y no podemos evitar llevarnos las manos a la boca, deseando advertirles del traidor infiltrado en sus filas. Lógicamente el plan se sale de su curso, de donde ya venían tambaleando sus estructuras, y se llega a la crisis donde la tensión se doblega, pero de forma inteligente, sin abusar de recursos, trayendo a colación dos eventos clave: la invasión de Thanos a la Tierra y la aparición de los aliados perdidos.
El Capitán América lucha con un Mjolnir y tanta emoción comprimida en una sola escena hizo lagrimear a más de uno al escuchar “Avengers Assemble”. Esto, justamente, conforma lo que a mi manera de ver es la virtud más importante de esta historia, el ritmo se lleva con una fluidez y tensión combinadas muy bien estructurado. El resto: acción como nos encanta, nuestros personajes favoritos juntos, el villano derrotado como cualquier final esperado y las despedidas, llenas de lágrimas.
Los fallos
Fueron pocas las películas de Marvel en las que encontré algunos fallos, pero esta entra en el listado; aunque lamentablemente cabe decir que los pocos que tiene fueron un tanto desprolijos, algo raro. Desde el principio nos acostumbramos a la idea de que los viajes en el tiempo son una realidad, no la queremos aceptar demasiado porque nos parece una especie de Deus ex Machina intolerable. Al mismo tiempo entendemos que esto nace de los cómics y la fantasía, entonces tenemos que hacernos a la idea de esta posibilidad y buscar que al menos tenga una justificación acorde al tono de cómo venían siendo las tramas.
En este sentido, aunque de manera demasiado veloz para mi gusto, se resuelve rápidamente el hecho de que se podrá viajar en el tiempo; 5 años disimulan un poco este extraño hiato, pero aun así los personajes parecen acostumbrarse demasiado rápido a una noción cuántica difícil de incorporar. De manera aparatosa y hasta un poco ignorada por acuerdo tácito entre nosotros y los autores, transcurren los eventos de las películas y sus líneas temporales hasta el final, que nos deja con la boca abierta.
Varios personajes de la trama se encargan de advertirnos, hasta con referencias por completo abiertas de Volver al futuro, que cambiar cosas de líneas temporales pasadas no modificará bajo ningún concepto el futuro de los personajes. Sin embargo, el Capi se encarga de romper con la regla “mágicamente” y se fuga a su pasado soñado con Peggy (hasta ahí todo bien), pero aparece en el mismo lugar de donde se había ido, con aspecto de anciano y anillo de casado, para despedirse de sus amigos y pasar su escudo a Falcon. Podemos quejarnos o no de que el Capitán América nunca renunciaría a sus responsabilidades. Personalmente creo que esto no es primordial si consideramos que los personajes pueden cambiar igual que nosotros, pero arruinar un arco argumental con un error de premisa tan flojo deja mucho que desear y es una pena para semejante personaje.
En líneas un poco menos pesadas a nivel argumento, hubo una escena liderada por la capitana Marvel donde casi todas las mujeres de la saga la acompañan (aunque ella claramente no lo necesite) a enfrentarse en manada contra las hordas de Thanos. Yo lo llamé “fanservice de feminismo” y de nuevo mi crítica constructiva a las historias escritas por varones: queremos sentirnos representadas y en papeles igualitarios, no necesitamos que nos hagan una escena a lo “girl power” sin ningún sentido.
La síntesis
Avengers Endgame es una película digna de ver, independientemente de nuestro amor por las películas de este estilo. Es un hito histórico, nuestra mitología replanteada y un cierre fabuloso de un arco argumental que, con sus fallos, nadie soñó poder recrear durante nada menos que 10 años de historia. No se pierdan la oportunidad de vivir algo que les van a contar a los más jóvenes en el futuro, les puedo asegurar que va a dejar una marca en sus corazones. Consejo: lleven pañuelitos.