Transit: “Play it, Sam…”

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Christian Petzold es uno de los directores alemanes más interesantes de la actualidad. Ha obtenido 4 nominaciones al Oso de Oro en la Berlinale y en 2012 obtuvo el ansiado premio al mejor director por Bárbara. Tiene en su haber numerosos trabajos para televisión y cine en corto y largo metraje, entre los cuales se destacan la trilogía Dreileben (en colaboración con Dominik Graf y Christoph Hochhäusler, 2011), la ya mencionada Bárbara (2012) y Phoenix (2014).

Se ha estrenado en Buenos Aires Transit, el nuevo trabajo de Petzold que tiene como protagonistas a Franz Rogowski y Paula Beer.

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Transit está basada en una novela de Anna Seghers, publicada en 1944. Es una historia de refugiados en la Francia ocupada por los alemanes. Hasta aquí podríamos pensar que se trata de un relato que sucede en la Segunda Guerra Mundial durante la ocupación, pero nada de esto se muestra de esa manera en el film, ni los policías que se ven son alemanes sino franceses, ni aparecen en escena los viejos Citroën o Mercedes de la Francia de los 40. El devenir de la trama hace pensar en los tiempos del Tercer Reich pero la escenografía y el vestuario son actuales y remiten al presente. El guion respetó el libro original, pese a lo cual no es dable pensar en Transit como un film histórico. La gran apuesta del director fue posar su mirada sobre los refugiados que huían del nazismo con proyección sobre la situación de los migrantes en la Europa actual, africanos, asiáticos o gente del Este.

George es un alemán exilado en París. A cambio de unos cuantos euros acepta entregar unas cartas en Marsella a un escritor, cuando descubre que este murió. Las circunstancias y la oportunidad determinan que George adopte la identidad del escritor fallecido y termine enamorado de su viuda. Todo en el marco de una Marsella, asiento de refugiados que quieren escapar de la persecución y emigrar a México. De alguna manera, todas personas en tránsito. Y una paradoja: la acción sucede en Francia pero todos los protagonistas solo hablan alemán.

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La situación de quien quiere irse y lucha por lograrlo ya fue tratada por Petzold en Bárbara, una médica que vive en Alemania Oriental y trata de conseguir el permiso para emigrar al Oeste. Pero la referencia más inmediata nos lleva a Casablanca (1942), de Michael Curtiz, aunque en Transit no estén presentes Ingrid Bergman ni Humphrey Bogart, ni se trate de un film de héroes de la Resistencia y nazis grotescos. Es innegable la impronta de Casablanca, aun en la elección de los elementos por contradicción, como los refugiados que parten en un lujoso barco y no en avión, como en 1940, o el carácter hierático versus el melodrama.

Es muy significativo el tratamiento de la fotografía, el manejo de la luz, el color, el “tempo” y el estilo de las actuaciones, porque todos estos elementos no sitúan en una película los años 40.