Reseña: «Jackie»
El período de los 60 y 70 fue caótico a nivel mundial y ha provisto a Hollywood de una buena cantidad de historias de calidad diversa. Una de esas historias se ha filmado desde muchísimos ángulos: el asesinato de Kennedy. Faltaba uno importante.
El Duelo de Jackie
Jackie (Natalie Portman) es una mujer en duelo. Los amoríos de su fallecido esposo no apagan el dolor que siente por su reciente fallecimiento. Kennedy ha sido asesinado frente a sus ojos. Quién sabe qué milagro obró para que ella esté allí, sentada frente a Theodore White (el siempre efectivo Billy Crudup), el periodista de la revista Life que logró la exclusiva con la viuda. El reportaje es la inspiración principal de la película.
La historia nos relata, con saltos temporales de edición, la vida de Jackie O. de Kennedy como primera dama, el momento del asesinato, el funeral de Kennedy. Todo vivido a través de sus ojos, mientras Jackie se preocupa por el futuro de sus dos hijos y el de ella.
Lo mejor del guión se encuentra en el intercambio, a veces agrio, a veces simpático, entre Jackie y White en la inmensa mansión de Hyannis Port, en Massachusetts, donde el clan Kennedy ha residido desde siempre. La caracterización de Portman como Jackie, con su acento raro, sus inflexiones de voz y su porte, le valió una nominación al Oscar, y los contrapuntos con el periodista son elegantes y dignos de la época que representan.
El de todos
El mayor defecto de Jackie es su cadencia morosa. Es una película de hora y media que se siente como un documental de seis horas sobre el movimiento de las olas. Un embole, bah. La dirección del chileno Pablo Larraín es correcta, con una multitud de planos cortos y escenas diseñadas para que la recreación de época no resulte especialmente costosa, porque dispusieron de 9 millones de dólares de presupuesto, que es lo que gasta Michael Bay para explotar algo que quizá ni siquiera termina saliendo en la película.
Escenas de archivo, una linda toma del escape del Cadillac de Kennedy por las calles de Dallas tras los disparos y muchos interiores son los recursos con los que contó Larraín para relatar una historia que iba a dirigir en principio Darren Aronofsky. Este director quedó como productor y Larraín, que ya estaba en los ojos de Hollywood tras ser nominado al Oscar por mejor película extranjera por No (2012), se hizo cargo de la silla.
Jackie es una película que todo lo que se propone lo hace bien. No obstante, sin carecer de ritmo gracias a la edición, adeuda entretenimiento. Es lenta. Es aburrida. No genera nada.
Conclusión
Sin duda es una película digna de verse (está en Netflix) y ha merecido los reconocimientos que le han otorgado la crítica y los festivales. Natalie Portman y Billy Crudup están sensacionales, y los personajes secundarios, entre los cuales se destaca Peter Sarsgaard como Bobby Kennedy, también sobresalen. Pero ninguno logra por mérito propio que un guión que vuela bajito de repente se alce.
No pasa nada con Jackie.