Cine argentino y literatura: leer y mirar

La literatura estuvo presente en el cine argentino desde sus mismos inicios. En 1914 se estrenó el primer largometraje nacional, Amalia, basado en la novela homónima de José Mármol, con fotografía del francés Eugene Py y dirección de Enrique García Belloso. Las actrices y actores eran aficionados, “damas y caballeros” de la clase aristocrática de la época. El film se exhibió en el Teatro Colón de Buenos Aires, con la presencia de presidente de la nación y personalidades de la época. Al año siguientes se estrenó Nobleza gaucha, con dirección de Humberto Cairo y guion de José González Castillo, quien introdujo entre los textos explicativos que acompañan la imagen (no olvidemos que se trataba de una película muda) fragmentos del Martín Fierro, de José Hernández, además de menciones al Santos Vega, de Rafael Obligado y al Fausto Criollo, de Estanislao del Campo. El éxito no se hizo esperar, la película se exhibió durante muchos años y produjo importantes ganancias para sus productores.

La presencia de obras literarias, tanto argentinas como extranjeras, es una característica presente en el cine argentino a través de toda su historia. La lista de escritores y escritoras es inagotable. Solo por mencionar algunas de las novelas o cuentos llevados a la pantalla grande, podemos citar obras de Miguel Cané, Eduardo Gutiérrez, José Mármol, José Hernández, Leopoldo Lugones, Jorge Luis Borges; Juan Carlos Onetti, Benito Lynch, Osvaldo Soriano, Beatriz Guido, Ernesto Sábato, Ricardo Piglia, Juan José Saer, Julio Cortázar, Claudia Piñeyro, Rodolfo Walsh, Osvaldo Bayer, Antonio Di Benedetto, Alejandro Casona, Gustave Flaubert, Henrik Ibsen, Augusto Roa Bastos, Ema de la Barra, Humberto Costantini, y muchos más.

La literatura en Cine.ar Play

La plataforma ofrece varias de las producciones literarias de las que el cine se apropió legítimamente. Así, pueden verse Safo (1943), de Carlos Hugo Christensen, con guion de César Tiempo y Julio Porter sobre la novela homónima de Alphonse Daudet; La dama duende (1945), de Luis Saslavsky, con guion de María Teresa León y Rafael Alberti según la obra homónima de Pedro Calderón de la Barca; La pródiga (1945), dirigida por Mario Soffici, con guion de Alejandro Casona, basado en la novela de Pedro Antonio de Alarcón, cuyo papel protagónico estuvo a cargo de María Eva Duarte; El trueno entre las hojas (1958), sobre un libro de Augusto Roa Bastos, protagonizada por Isabel Sarli y dirigida por Armando Bó; Madame Bovary (1947), sobre la célebre novela de Gustave Flaubert, dirigida por Carlos Schlieper; Los árboles mueren de pie (1951), drama de Alejandro Casona llevado al cine también por Carlos Schlieper; Días de odio (1954), dirigida por Leopoldo Torre Nilsson con guion de él mismo sobre el cuento de Jorge Luis Borges titulado Emma Zunz, incluido en el libro El Aleph; El ayudante (1971), de Mario David, sobre un cuento de Bernardo Kordon; Juan Moreira (1973), novela de Eduardo Gutiérrez llevada al cine magistralmente por Leonardo Favio; La larga noche de Francisco Sanctis (2016), escrita, dirigida y producida por Francisco Márquez y Andrea Testa, basada en un libro de Humberto Costantini; El limonero real (2016), film dirigido por Gustavo Fontán, sobre el libro homónimo de Juan José Saer; además de numerosas obras teatrales llevadas a la pantalla grande.

Manuel Antín en Cine.ar Play

Cine.ar Play ofrece no solo el catálogo completo de los diez largometrajes de este prestigioso realizador, sino que además lo presenta en un especial llamado “Foco Antín”.

Nació en 1927. Escribió dos novelas, una de las cuales llevó al cine, varias obras de teatro y poemas, además de guiones para cine y televisión. Dirigió diez largometrajes. En 1983 fue nombrado director del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales. Durante su gestión el gobierno de Raúl Alfonsín emitió un decreto por el cual se anuló la censura que durante años aplicaba el Ente de Calificación Cinematográfica a la exhibición de películas. En 1991 fundó la Universidad del Cine. En 2011 recibió el premio Cóndor de Plata a la trayectoria, otorgado por la Asociación de Cronistas Cinematográficos y, en 2018, el reconocimiento a la trayectoria como cineasta otorgado por la DAC (Directores Argentinos Cinematográficos). En 2019 se realizó una muestra de su obra en Casamérica, en Madrid.

La obra de Antín tiene como rasgo notorio y esencial la complementación entre el lenguaje literario y el cinematográfico, de la letra y de la imagen. Salvo Juan Manuel de Rosas (1972), el resto de sus películas están basadas en cuentos o novelas de escritores argentinos y aún en este film recurrió al escritor e historiador José María Rosa como coguionista.

Su cine muestra dos etapas muy diferenciadas. El primer momento data de la década del 60, cuando filmó cinco largometrajes: Los venerables todos (1962), basado en una novela de su propia autoría; La cifra impar (1962), Circe (1964) e Intimidad de los parques (1965), tres películas basadas en cuatro cuentos de Julio Cortázar; y Castigo al traidor (1966), basada en un cuento de Augusto Roa Bastos. Además, filmó un corto llamado La estrella del destino, que forma parte de Psique y sexo (1965), película que incluye episodios dirigidos por varios directores. Este primer período muestra un Antín introspectivo, que ha cruzado las fronteras del realismo, que explora los pliegues del fantástico. Son películas en blanco y negro, de temática urbana (salvo quizás, Intimidad en los parques), de largos silencios, con personajes de hablar pausado y música melancólica. 

Es un cine alejado de lo social, de alguna manera tildado de “intelectual”. La mirada del realizador se dirige hacia su interior, indaga sobre sus propios conflictos individuales, es un cine intimista. En esta etapa se ve una influencia muy marcada de la nouvelle vague, muy relacionada con la estética de Alain Resnais.

Una segunda etapa comienza con Don Segundo Sombra (1969), que marcó un hito en su filmografía. Su producción cambia de rumbo, de temática y de estética, a tono con los tiempos, y con el avance de la sociología y la antropología en el campo intelectual, político e ideológico. En esos tiempos se hacían presentes la Revolución cubana, el Mayo francés, la resistencia a la guerra de Vietnam y los movimientos populares latinoamericanos. Aparecen Fernando “Pino” Solanas y Octavio Getino, quienes marcaron una nueva dirección con la clandestina La hora de los hornos (1968) y su Grupo Cine Liberación. Pero no puede pensarse a Manuel Antín como un realizador de un cine social o político. 

En esta nueva etapa filmó cinco largometrajes entre 1969 y 1982: el nombrado Don Segundo Sombra (1969), Juan Manuel de Rosas (1972), La sartén por el mango (1972), Allá lejos y hace tiempo (1978) y La invitación (1982).

Salvo en La sartén por el mango, lo popular impregna el texto y la imagen, el tema urbano troca por el rural, el blanco y negro es reemplazado por el color y el fantástico le hace lugar al realismo. En este segundo momento el realizador dejó de interrogarse a sí mismo y enfocó la cámara hacia su entorno. De pronto la historia y la cotidianeidad asomaron en su relato.

Cortázar y Antín

Los cuentos de Cortázar han sido llevados al cine en varias oportunidades, mediante adaptaciones o en versiones libres. Entre las películas más conocidas figuran El perseguidor (1965), del argentino Osias Wilenski; Blow-Up (1966), de Michelangelo Antonioni; Diario para un cuento (1998), de la checa Jana Bokova; Furia (1999), de Alexandre Aja; Jogo subterrâneo (2005), del brasileño Roberto Gervitz; Mentiras piadosas (2008), de Diego Sabanés, y por qué no, Week-end (1967), de Jean-Luc Godard, película que, si bien se inspira en el célebre cuento “La autopista del sur”, no es una adaptación.

Es quizás Manuel Antín quien ha interpretado mejor el sentido de la literatura de Julio Cortázar, aunque el escritor no siempre estuviera de acuerdo con lo filmado. Fueron cuatro cuentos plasmados en tres películas.

En 1962 filmó La cifra impar, basada en el cuento “Cartas de mamá”, publicado en el libro Las armas secretas. El guion es del propio Antín y de Antonio Ripoll, la fotografía es de Ignacio Souto, la escenografía de Ponchi Morpurgo (su mujer) y contó con la actuación de Lautaro Murúa, María Rosa Gallo, Sergio Renán, Milagros de la Vega y Maurice Jouvet. La película rodada en París obtuvo varios premios Cóndor de Plata.  

Circe se estrenó en 1964. Está basada en el cuento del mismo nombre. El guion es de Antín, Héctor Grossi y el propio Julio Cortázar, guion que se fue escribiendo de una forma muy particular: escritor y realizador se fueron comunicando ideas a través de cartas, escritas o fonográficas, entre Cortázar desde París y Antín en Buenos Aires. La dirección de fotografía es de Américo Hoss, la escenografía de Ponchi Morpurgo y la música de Adolfo Morpurgo, el padre de Ponchi. La interpretación estuvo a cargo de una magistral Graciela Borges, acompañada por Alberto Argibay, Walter Vidarte y Sergio Renán. La película fue censurada, ya que el censor Miguel Paulino Tato veía como un acto de masturbación la escena sutil y delicada en la que Graciela Borges se da un beso en un espejo. ¡Pobre Sr. Tato! No entendería nada de la sensualidad femenina… ¿o sería como el cura de Cinema Paradiso?

Intimidad de los parques es de 1965. Es una coproducción de Argentina y Perú. El guion es de Manuel Antín, Héctor Grossi y Raimundo Calcagno y está basada en los cuentos “Continuidad de los parques” y “El ídolo de las Cícladas”. Está protagonizada por el español Francisco Rabal, Dora Baret y Ricardo Blume. Se filmó en Lima y en Machu Picchu. La fotografía es de José Pratz, la escenografía de Ponchi Morpurgo y la música de Adolfo Morpurgo (Antín bromeó en algún reportaje diciendo que trabajando con su mujer y su suegro ahorraba gastos de producción). Cortázar no quedó conforme con la lectura de Antín, lectura psicológica y sensual. Cortázar insistía con una interpretación de lo sobrenatural representada en la presencia de un antiguo ídolo que marcaría el destino de los personajes. Cortázar insistió pero Antín hizo su propia versión. 

La amistad entre ambos artistas perduró bastante tiempo y la identificación artística fue importante. Manuel Antín ha declarado: “En alguna oportunidad, yo le dije: Me gustaría ser un escritor como vos. Y él me dijo: Me gustaría ser un director de cine como vos”. Sus caminos continuaron juntos hasta que Julio Cortázar, enamorado de la Revolución cubana, le imprimió un giro militante a su pluma. Antín, refirió que, sin disentir en lo ideológico, entendió que el Cortázar escritor debía ser más importante que el político. Allí terminó la relación.

Cine.ar Play incluye en su programación Cortázar & Antín. Cartas Iluminadas, el documental dirigido por Cinthia Rajschmir, con guion de su autoría en colaboración con Alejandra Marino. El film recorre parte de la correspondencia enviada por Julio Cortázar a Manuel Antín, tanto por escrito como por grabaciones. La voz del escritor y los testimonios del propio realizador, de Ponchi Morpurgo, Graciela Borges, Dora Baret y del director de fotografía Ricardo Aronovich forman parte del documental, en conjunto con fotos y fragmentos de las películas. 

La programación de Cine.ar Play, cuentos y novelas 

Como ya dijimos más arriba, el cine argentino cuenta con muchas películas basadas en la literatura, pero no todas están en Cine.ar Play por carecer de la propiedad de los fílmicos, pero un ojo inquieto podrá encontrar dentro del menú ofrecido producciones interesantes para descubrir o volver a ver. Descubrir el protagónico de Evita Duarte, volver a ver a Rodolfo Bebán en el brillante Juan Moreira de Favio, la inquietante madame Bovary de Mecha Ortiz, la intriga de La larga noche de Francisco Sanctis o el cine de Antín, entre otros, constituyen un programa más que atrayente. 

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