Los Ilusos #38: Esta vez es en serio, no estoy mintiendo, algo se prende fuego ♬

Hola, ¿cómo están? Espero que muy bien.

Argentina es la representación gráfica de este meme:

Yo también le presenté la renuncia a Castaño, pero no la aceptó. Ojo, no es que crea que las métricas de la revista no suben por mi mal desempeño profesional como editor. La verdad es que tengo menos ganas de trabajar que Cafierito y en una de esas, en un momento de confusión, quién sabe, capaz me decían que sí.

El asunto es que todo esto se sigue prendiendo fuego. Mientras escribo esta columna, medio gabinete renunció y la otra mitad está aferrada a la silla. No se sabe lo que puede pasar. De repente, así como quien no quiere la cosa, siendo monotributista tengo más estabilidad laboral que el presidente.  Pero eso sí, los cines están estrenando todas las semanas algo lindo para ir a ver. Está mal, pero no tan mal, diría Guido.

La verdad es que no tengo muchas ganas de pensar. Está todo muy complicado. Les propongo entonces que hagamos un repaso más lavado de cosas que están dando vueltas por ahí, una suerte de popurrí, mix de estrenos y novedades, para que buceen y busquen en cines o los torrents. Eso sí, también un libro para acompañar.

Previo a esto, un chivo. Del 17 al 26 de septiembre se puede ver online y gratis para Latinoamérica, en el marco de la segunda edición del Festival Internacional de Cine Lima Alterna, Las cosas donde ya no estaban, una película que hicimos desde La 24. Cuando la filmamos corría serias chances de quedar desactualizada. A la luz de los últimos acontecimientos, lamentablemente, está muy vigente. Es cortita, no dura mucho. Qué sé yo, a lo mejor les gusta y todo.

Sin más dilaciones, comencemos:

Radar de novedades: Shang-Chi, Malignant, Don’t Breathe 2, Val y Terminal Norte 

Shang-Chi y la leyenda de los 10 anillos es la última película de Marvel. A esta altura ya no sabemos bien qué es eso. Lo cierto es que como gente que entiende muy bien las franquicias, el muchacho Kevin Feige y sus secuaces diseñaron una etapa de expansión del universo que incluye llevar pesos pesados sus films al mundo de las miniseries, para potenciar el catálogo de Disney Plus, y comenzar a instalar nuevos personajes y micromundos. Shang-Chi está en esa línea y funciona como una contracara de ese otro experimento “tribunero” de la Casa M que fue Black Phanter. Si en su momento la película en solitario de T’Challa se orientaba al público afroamericano, la idea de este film es clara: la cultura “oriental” en general y la China en particular. Por supuesto, todo esto desde la cosmovisión que tiene un norteamericano promedio de eso. Es decir, una muy simple y lineal.

La película, casi por necesidad, es un film de acción que funciona muy bien y que está diseñado de un modo muy inteligente, imagino, que por su director, Destin Daniel Cretton, cineasta hawaiano indie de dramas de personajes (Short Term 12), que acá pone el gancho, pero que nunca se sabe bien hasta qué punto es realmente la cabeza creativa del proyecto.

El relato se encarga de saldar el gusto amargo que le dejo a muchos el trasfondo de una de las tramas de Iron Man 3, donde el personaje del Mandarín, villano icónico de Tony Stark, aparecía como un actor contratado para interpretar a un terrorista árabe. En este caso, el film explora la historia del verdadero Mandarín, Xu Wenwu, interpretado por el gran Tony Leung, un déspota que ha construido un imperio de poder y violencia oculto en las sombras, gracias al poder de los “diez anillos”, unas armas místicas que le conceden inmortalidad y poderes divinos.

El racconto de la vida de Xu Wenwu nos trae al presente, donde su hijo Shang-Chi, vive con el nombre falso de John, luego de escaparse hace muchos años del destino que le quiso imponer su padre. No quiero spoilear demasiado, digamos que es un film de origen, narrado con esa estructura y con todas las convenciones que suelen tener los tanques de Marvel. Las escenas de acción están muy bien y los personajes son bastante simpáticos. No esperen mucho más.

Algo que me llamó mucho la atención y que, intuyo, tiene que ver con cómo china está de a poco infiltrándose en Hollywood, es la elección de Macao como locación y su representación como ciudad cosmopolita. La dejo picando acá, presten atención y quizá otro día podamos conversar sobre eso.

Malignant es la última película de James Wan, el pibe de oro del terror. Wan, por supuesto, ya no es tan pibe, tiene 44 años, y ya no solo filma terror, ha mostrado ser un probo cineasta de franquicias con sus entregas de Rápido y furioso y Aquama. Sin embargo es imposible pensar el mainstream del género de los últimos 15 años sin sus películas y los diferentes productos que las mismas han derivado por allí.

En Malignant Wan asume su lugar dentro de la industria cinematográfica y se anima a hacer lo que se le canta y tomárselo en serio. La película es un disparate y no tiene ni pies ni cabeza, sin embargo, la seriedad con la que el director se toma ese delirio y la precisión con la que elige filmarlo, hacen que la película se convierta en una gema indescifrable, muy disfrutable y arriesgadísima para el estado de las cosas en el que se encuentra la industria estadounidense.

Casi con seguridad, un presupuesto módico -imagino que escatimado en los interpretes, que son casi todos ignotos y baratitos-, sea la herramienta que le permite hacer esta película del modo en el que quiso. Que, insisto, resulta sorpresiva. Hay bastante de giallo, pero también de terror sobrenatural y psicológico. Es una película con muchísima mixtura de géneros e influencias. Incluso, me arriesgo a sostener que hay hasta cierta vocación metatextual en los aspectos absurdos del guion, que funcionan como referencia y vínculo con otras películas. Si les gusta el terror, creo que es delo mejor que saldrá este año. 

Hace algunas semanas llegó a los cines la secuela de No respires, esa sorpresa de 2016 dirigida por el uruguayo Fede Álvarez. Durante muchos años se rumoreó con esta película, no se entendía bien cómo sería y qué podría contarse luego de los sucesos del primer film. Era uno de esos casos donde la secuela parecía innecesaria, irrelevante y solo se podía esperar lo peor. 

El estreno dividió aguas. Están quienes dicen que la película es una porquería y quienes la destacan como una obra maestra del género. Me voy a parar de modo albertista en el medio y diré que la película no es una maravilla, pero es mejor de lo que esperaba. En parte porque Rodo Sayagues, director del film y socio histórico de Álvarez (quien solo oficia de guionista), toma la decisión de llevar todo a otro nivel, sin miedo al ridículo, y además, porque la película tiene un ritmo frenético, de esos casos que solemos denominar como empieza y empezó. Y en ningún momento decae. 

Por supuesto, es “innecesaria” en algún punto, pero también es inteligente. Más que una secuela es una película completamente diferente que comparte un protagonista. E incluso, ese protagonista, es muy diferente al de la primera entrega. Si el ciego era el “villano” monstruoso en la primera parte, acá es el protagonista y con quien empatizamos en todo momento. El cambio es notorio, brutal e intencional.

Ver a discreción.  

Val es el esperadísimo documental sobre Val Kilmer estrenado en el último festival de Cannes. La película está hecha a partir de una incalculable cantidad de material de archivo registrado por el propio Kilmer a lo largo de toda su vida, sumado con algunos momentos del presente, donde lo vemos retirado, luego una operación para extirpar un tumor en la garganta que le hizo perder su voz. 

Kilmer no es un hombre grande, tiene 61 años, sin embargo, la enfermedad lo hace lucir como un anciano. Ya no es ese galán precioso de los 90 y en parte la película es un autohomenaje en vida a su carrera, una suerte de despedida a lo grande. 

El documental está narrado de un modo brillante por sus directores, los montajistas Leo Scott y Ting Poo. No es casual que una película hecha casi en su totalidad por material de archivo sea dirigida por dos cineastas que en realidad son editores.

El repaso por la carrera de Kilmer cuenta un momento muy particular en Hollywood, todo lo que vino post generación del 70, en especial con el surgimiento del “blockbuster”, las películas de concepto y la aparición de las franquicias en los inefables 90. En paralelo, conocemos más sobre la vida íntima de este personaje particular y su visión sobre ciertos “mitos” y pasilleos de la industria. Sabida es la reputación de conflictivo que se ha ganado en el medio el bueno de Val.

Vale muchísimo la pena.

Finalmente, lo último de este popurri, el ¿documental? que hiciera Lucrecia Martel para la plataforma del Ministerio de Cultura “Contar”. Terminal norte es una suerte de tour performativo-experiencia que recorre la frustración de la cantante Julieta Laso por el fracaso de un importante show que le fue cancelado a último momento debido a la pandemia. Con esa excusa, y teniendo a Laso como eje del registro, Martel filma diferentes cuadros musicales en los que intervienen otrxs artistas amigxs de la cantante.

La película es interesante porque los cuadros musicales y lxs artistas lo son, pero desde el registro es bastante pobre. Pareciera que la película fue hecha con los recursos disponibles en un momento dado y que luego encontró ese camino de exhibición en la plataforma. Si bien no me parece adecuado ceñirme solo a lo técnico, porque no es lo más importante de una película, hay algunas cuestiones llamativas, en especial desde la cámara y la fotografía.

Dejando eso de lado, y siempre y cuando les guste la propuesta de Julieta Laso, es un lindo ejercicio y creo que puede servir para tener algún parámetro estético de cómo está pensando Martel la realización de su próximo proyecto, Chocobar, sobre el asesinato del activista de la comunidad diaguita Javier Chocobar en el 2009.

Un poco de polémica no hace daño: seguimos sin cinemateca

Sí bueno, claro. Es obvio que no se va a montar una cinemateca de un día para el otro. Pero quería destacar, en el medio de todo este caos que es la República Argentina, un nuevo episodio que expone la falta de compromiso de la política pública y el medio audiovisual con la preservación y el resguardo de nuestro patrimonio cinematográfico. 

Hace unos días, la Asociación de Amigos del Museo del Cine, una asociación civil sin fines de lucho, cuyo fines son la promoción y el apoyo de las tareas realizadas por la entidad que dirige Paula Félix-Didier, lanzaron una campaña de crowdfunding para juntar unos fondos necesarios para el proyecto de restauración del film Los de la mesa diez, obra de Simón Feldman, e insignia de lo que luego fuera la generación del 60 en nuestro país.   

Dicen al respecto los organizadores en su convocatoria:

El Museo del Cine conserva dos copias en soporte 35mm ambas completas aunque la que está en mejores condiciones de imagen, se trata de un master positivo, desde hace unos meses está afectada por el síndrome de vinagre, lo cual hace que el material se contraiga y la emulsión comience a estar en riesgo. 

Hasta el momento no ha sido posible dar con los negativos, ni con alguna otra copia del film en 35mm. La cineteca del INCAA conserva una copia en 16mm en buen estado, pero se trata por supuesto de una reducción a partir de un internegativo. Por lo tanto los materiales que conserva el Museo serían los únicos dos elementos existentes, en su soporte original, de una de las películas centrales del cine argentino de los sesenta. 

La propuesta desde el Museo es doble, por un lado realizar un escaneo cuadro a cuadro  4k de los mejores materiales existentes, luego de un estudio comparativo de ambos. A partir de esos elementos llevar adelante la restauración de la obra mediante herramientas digitales, siguiendo el análisis de las copias en fílmico, para lograr una versión lo más cercana posible a la copia de estreno. 

La segunda parte del proyecto incluye la preservación fotoquímica del film. Para esto se propone enviar los mejores elementos disponibles al laboratorio de la Filmoteca de la Universidad Autónoma de México para obtener un nuevo negativo 35mm en soporte poliéster.

Ustedes dirán, “claro, esto cuesta una millonada de dólares, por eso ninguna agencia del Estado se está haciendo cargo de tirar unos pesos”, pero la realidad es que lo que busca la campaña es recaudar la módica suma de 500 mil pesos. Algo así como 2800 dólares. Nada.

Más allá de lo valioso que es este aporte del Club de Amigos del Museo del Cine, su campaña y el trabajo que despliega el Museo del Cine Pablo Ducrós Hicken, lo que expone el caso es la ausencia total de presupuesto e infraestructura desde los Estados, tanto locales como nacionales, para realizar una mínima tarea de resguardo de nuestro patrimonio.

¿Qué son 2800 dólares dentro del presupuesto del INCAA, del Ministerio de Cultura o del Archivo General de la Nación? ¿Qué son esos fondos dentro del presupuesto de cualquier universidad nacional u organismo del Estado? Hablamos de cifras ínfimas.

El asunto es que a nadie le importa. No le interesa al Estado y tampoco a nosotros, la comunidad audiovisual, que no exigimos nunca que este ítem tenga un espacio fundamental dentro de la discusión sobre la asignación de presupuestos. 

Afortunadamente, la campaña es un éxito y en muy pocos días se ha juntado el 50% de lo requerido. Es casi seguro que se alcance el monto solicitado y que se lo supere. En buena hora. 

¿Qué estoy leyendo? La escritura de largometrajes, clímax y géneros, de Luisa Irene Ickowicz

Irene Ickowicz es una de las mejores y más destacadas docentes de guion cinematográfico de nuestro país. Escribió y trabajó para cine y televisión, en producciones comerciales y más independientes. Toda esa experiencia fue recopilada en dos libros de teoría: En tiempos breves, apuntes para la escritura de cortos y largometraje y La escritura de largometrajes, clímax y géneros

En el caso de La escritura de largometrajes… la obra se dedica a abordar la peculiaridad de diferentes géneros y en particular el momento del clímax de las obras. Hay descripciones y conceptualizaciones generales y luego un análisis de estructura de toda una serie de películas que son tomadas a modo de ejemplo (Brothers, Amélie, Gristos y susurros, Secretos y mentiras, Una historia sencilla, etc.).

Es un manual didáctico, claro, conciso y muy efectivo para quienes quieran dedicarse al guion o solo deseen conocer mejor cómo funciona el arte de la escritura y la estructura cinematográfica.

Y bueno, eso fue todo. Espero que nos veamos en algunos días.

Mientras tanto, aprovechen y vayan a ver al cine Cry Macho.