First Love: Miike sabe
Takashi Miike suele no decepcionar, y esta no es la excepción. Tuve la suerte de ver esta película en el marco del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata N° 34 y puedo adelantar que fue de las cosas que más disfruté ver este año. First Love debe ser lo que más esperaba ver de todo el festival y la espera valió la pena, porque es una fiesta.
Leo (Masataka Kubota) es un joven boxeador de alrededor de 20 años que dedica su vida a este deporte, ya que según él es lo único que sabe hacer. Después de desmayarse en una pelea de exhibición y pasar por un examen médico, este determina que tiene un tumor en la cabeza. Desanimado y sin rumbo aparente en lo poco que le queda de vida, Leo se cruza con una prostituta cocainómana que se encuentra en el medio de un conflicto entre la policía de Tokio, los yakuza y una tríada china por una importante cantidad de cocaína desaparecida. Sin mucho propósito en lo que le queda de vida, el joven boxeador se decide a proteger a la chica en esta larga noche.
Llena de personajes pintorescos y grandes secuencias de acción, la película se va desenvolviendo con una estética de anime llena de frescura, desde cómo está escrita, dirigida e incluso casteada. Cada uno reconocible fácilmente y contando con algún momento para destacar, ya sea cómico, dramático o parte de alguna secuencia de acción. Algo que sin lugar a dudas debe haber hecho que las actuaciones funcionen tan bien es el hecho de que Miike ya había laburado con muchos de los actores que participan en la peli.
De entre los muchísimos personajes que hay me gustaría destacar a dos. Gondo (Seiyô Uchino), mano derecha del jefe de la facción yakuza y protagonista de posiblemente la mejor pelea de la película. No es un personaje con muchas matices, pero dentro del contexto de la historia funciona de maravilla. Honrado, justo y demasiado apegado a la vida criminal como para poder vivir de otra forma, en otras palabras: una masa. Y segundo, Kase (Shôta Sometani), un mafioso de poca monta de la misma organización yakuza que está metido en el quilombo de la merca robada. Sorete, cagón, astuto de a momentos y con bastante suerte es por lejos un personaje único en el film.
Siendo una película de acción, hay que hablar de cómo están realizadas estas secuencias. Con un casting de personajes tan variopinto, hay muchos estilos de pelea y formas de encararlas. La versatilidad de Miike para provocar encuentros desde cómicos hasta cargados de bagaje emocional es admirable, y logra en contadas ocasiones mezclar ambas para obtener así un tono muy fresco que sabe ir transformándose sin chocar. A la hora de filmar estos momentos la cámara sigue a los personajes de cerca pero, con una muy buena lectura de los movimientos que hacen, sabe estar metida en el caos y entenderse bien. Es un quilombo prolijo.
La experiencia de ver esta película en el cine fue una locura, fui consumido por la pantalla y no pude despegar los ojos hasta que se encendieron las luces. El nivel de disfrute que tuve viéndola fue único. Miike sabe, siempre sabe.
