Reseña: Guardianes de la Galaxia Vol. 2

A pesar de tener un buen potencial juntos, la comedia y la ciencia ficción son 2 géneros que por alguna razón no suelen mezclarse muy seguido, lo cual resulta curioso porque, con el potencial inventivo que tiene la ciencia ficción y su capacidad de plantear un futuro ridículo, hay mucho material para explorar a nivel humorístico. Que esta combinación se presente tan escasamente, puede que sea uno de los secretos del éxito y lo que separa a Guardians of the Galaxy (que a fines prácticos abreviaremos ocasionalmente como «GOTG«) del resto de las películas del MCU.

Desde la primera escena en la que aparecen los héroes y los vemos luchar contra un monstruo interdimensional mientras al mismo tiempo intentan cuidar que un Groot bebé bailarín no se lastime, recordamos todo lo bello que Guardianes de la Galaxia nos ofreció en su primer volumen.

La intensa cantidad de humor fue una marca distintiva en la entrega previa y lógicamente en su secuela no iban a escatimar en esta cuestión. El humor siempre suma, no importa el género, una risa siempre es bienvenida, excepto cuando llega en momentos inoportunos, GOTG2 está colmada de bromas al punto que, en su afán por causar risa, acaban arruinando un par de situaciones que son dramáticamente importantes en la historia. Similar a cuando en la pelea masiva de Civil War todos los personajes combatían haciendo chistes, sólo que en GOTG2 es peor, ya que el clima que se venía gestando cuando cae el punchline, era más tenso e inmersivo, por lo que su rompimiento resulta aún más chocante.

El soundtrack de GOTG2 trae más espectativa que el del promedio de las películas, ya que la primera entrega utilizó grandes canciones que logró combinar de manera ejemplar con sus imágenes. Para su secuela, la música elegida y el montaje lamentablemente (excepto en uno o dos pequeños momentos puntuales) no logran alcanzar ese pico que tanto disfrutamos anteriormente. Pero a pesar de que que el soundtrack se haya quedado corto en comparación a la primera cinta, no deja de hacer bien su trabajo, fluye bien, solo que no lo hace de manera tan destacable. Se agradece que se mantenga alejado de los clichés como poner canciones harto conocidas para ganarse a la audiencia así como ya se hizo por ejemplo en Iron Man 2 con AC/DC.

El soundtrack se ve acompañado con las fuertes visuales que logra la película (al menos por breves momentos), donde los muy logrados VFX, la fotografía y el arte se combinan dando algunas de las imágenes más bellas que nos ha dado el MCU, que si bien no es mucho decir teniendo en cuenta que es un universo cinematográfico cuyo fuerte no es precisamente la estética, se aprecia la mejoría.

El pasado y la familia juegan una vez más (y con mayor intensidad) un rol clave en la película, sin embargo, por la naturaleza de la historia, conviene ir a verla sin saber demasiado, más aún aprovechando que (a diferencia de la cada vez más creciente tendencia marketinera que está adoptando la industria Hollywoodense) decidieron no revelar mucha información con los trailers. Alcanza con saber que Rocket se roba unas baterías valiosas, por lo que los Guardianes empiezan a ser perseguidos y, batalla espacial de por medio, acaban con su nave destruida para finalmente ser rescatados por Ego, el padre biológico perdido de Star-Lord. Ego viene acompañado de Mantis y en el camino de los Guardianes también se cruzará de nuevo con Nebula, la hermana de Gamora que desea verla muerta por el típico recelo de hermanx menor que siempre perdía de pequeñx.

Gran parte de las cintas del MCU tienen un problema, el cual (afortunadamente) Guardianes de la Galaxia apunta a reparar: La falta de desarrollo de personajes, sus vínculos, sus motivaciones y en algunos casos hasta sus personalidades. Estos puntos, que fueron unos de los fundamentales que consiguieron que la primera película de GOTG destacara por sobre el resto del MCU, está de vuelta en la secuela. A través del contexto que la película plantea, la historia profundiza en el pasado y las relaciones familiares de los protagonistas. El mensaje final que deja, es un poco cliché, ya se vio en numerosas historias, pero por suerte, como el relato fluye y entretiene, esto no termina resultando realmente molesto, a pesar de que el destino al final del viaje no tenga un peso a nivel temático o de hipótesis, para cuando llegamos no sentimos que el camino haya sido en vano, porque lo disfrutamos y el final logra una emotividad que se alza por encima de muchas escenas de similares que otras películas han buscado y no han sabido manejar tan bien como esta.

Las actuaciones y personajes que ya conocemos siguen tan impecables como en la primera entrega, con una soltura y naturalidad que dan gusto ver. Dentro de los personajes nuevos que se presentan en esta secuela tenemos a Ego (Kurt Russell) Mantis y Nebula. Ego es el personaje menos elaborado de la película, nos dan su trasfondo, sus motivaciones, pero aún así no logra generar demasiado más que ser funcional a la trama. Nebula se encarga de ser la rival de su hermana y, siendo que ambas son hijas de Thanos, continuar preparando la, ya incontables veces anticipada, Infinity War. Por último tenemos a Mantis, probablemente el personaje nuevo más innecesario para la trama de la película, Mantis resulta útil sólo en un momento de la cinta, sin embargo hace un gran trabajo generando situaciones cómicas y una querible relación con Drax.

GOTG2 entretiene hasta en los créditos finales, donde tenemos nada menos que 5 escenas a lo largo de ellos, una (como siempre) anticipando hechos futuros del MCU y cuatro por pura diversión y gags extra. Nuevamente James Gunn nos muestra el potencial que tiene Marvel cuando hace bien las cosas y logra salir de su zona de confort, hace una muy fuerte apuesta al humor (que demuestra sabe manejar bien) y crea personajes carismáticos y con mucha química entre sí. Es una secuela que no puede decepcionar a quienes hayan visto la primera entrega, porque mantiene la calidad y elementos que gustaron tanto de ella en un principio. Se entrega un producto similar, con unos lindos agregados extra, donde se nota que al final, tanto realizadores como espectadores disfrutaron la película por igual.