Brexit: The Uncivil War, la grieta británica

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“Todo el mundo sabe quién ganó. Pero no todos saben cómo”. Dominic Cummings (Benedict Cumberbatch) mira de manera fría a cámara y nos lanza esa frase antes de los cinco minutos para dar inicio a la película.

La pertenencia al bloque comercial de la Unión Europea siempre fue un tema candente en la política británica. Lxs distintxs primerxs ministrxs que estuvieron en el poder plantearon el debate tanto para seguir perteneciendo como para salir de la UE. No me voy a poner a ahondar sobre el tema, ya que la misma película tampoco lo hace, lo que nos atañe, como dijo Cummings es saber cómo se logró que en el referéndum de 2016 haya ganado la opción para que Gran Bretaña saliera de la Unión Europea: el Brexit (juego de palabras entre Britain y Exit).

A saber, los bandos políticos se separan entre los proeuropeístas a favor de mantenerse en la UE y los euroescépticos que votan por la salida, estos últimos son quienes buscan a Dominic Cummings para que dirija la campaña. Y el bueno de Dominic, hará cualquier cosa para ganar, incluso, tomar más poder que quienes lo trajeron.

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Lo primero que se plantea es saber “quiénes son nuestros votantes”. Distingue que hay un tercio que votará la salida y otro tercio para quedarse, y un tercio indeciso en el que deben centrar su atención, y dirige la campaña hacia ellxs, escarbando en consignas nacionalistas y apelando a temas de resentimiento en la población: inmigración, raza, estándares de vida, posibilidades de empleo, terrorismo, identidad, cuestionando estar en alianza con países como Turquía, prometiendo la mejora en el sistema de salud ya que argumenta que permanecer en la UE hace perder 350 millones de libras, cifra en la que centrará la campaña, todo resumido con su eslogan de “vote leave, take back control (vota salir, recupera el control)”.

Un tema importante y del que ya se ha escuchado mucho en los últimos años es la utilización de datos de las plataformas de redes sociales. Datos que le permiten afinar aún más la campaña para saber qué piensan y sienten distintos grupos de votantes. Datos que serán proporcionados por AggregateIQ, y también por Cambridge Analytica, que trabajarán por el sector más tradicionalista que va por la salida encabezado por Arron Banks. Sin dudas, Cambridge Analytica les sonará por estar detrás de las elecciones en las que ganó Trump y más cercano a nuestros pagos, dado que se investiga si trabajaron detrás de la campaña Macri.

El guionista James Graham (The Vote, X+Y) marca la grieta desde la escritura porque grafica de manera caricaturesca a los políticos que votan por salir de la UE, como el caso del actual Primer Ministro, Boris Johnson (Richard Goulding), pintado como un monigote sin pensamiento propio guionado por Cummings, con un aire que me hace acordar a Benny Hill, mientras que a quienes trabajan por permanecer en el bloque comercial europeo les da un aire digno, honesto y culto. Incluso, con los votantes, quienes votan salir son caracterizadxs como gente más ignorante, reaccionaria, y del otro lado de la grieta están los votantes más cultos, intelectuales.

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Dentro de las interpretaciones, encabezando la campaña de permanencia está Craig Oliver encarnado por Rory Kinnear. Si bien no desentona, y en su figura y diálogos se resumen al votante pro Europa, es eclipsado por Benedict Cumberbatch, su personaje se come solo a la película. Dominic Cummings es frío, manipulador, excéntrico, pedante, arrogante, tiene todas las características para que uno odie al personaje, pero cada aparición suya vale la pena, es interesante. Aunque, la historia personal con su mujer y el bebé que nace durante la campaña me queda medio desdibujada. Quizás Graham quiso poner en tela de juicio a un personaje sumamente influyente en la historia reciente británica, con varios flashforwards lo ubica en 2020 compareciendo ante un tribunal por la manipulación de datos, como le pasó a Mark Zuckerberg, pero considero que sólo hizo crecer más el mito detrás del hombre, hombre que hoy en día es figura central del gobierno de Boris Johnson y el poder en las sombras para muchos.

La película fue producida para el Channel 4 de Londres y distribuida a nivel mundial por HBO, y al ser un telefilm, por momentos puede dar la sensación de ser un capítulo piloto de una serie. No le quita méritos, ojo, el director Toby Haynes despuntó el vicio en grandes series como Doctor Who, Sherlock y Wallander, entre otras. Y con este film deja en claro que se pueden hacer telefilms de calidad, que no todo tiene que ser Sharknado 11. Ojalá por estos lares vean con mejores ojos a ese formato y la tele le apueste un poco más.

En conclusión, una película entretenida que toca la grieta británica que hoy en día está más candente que nunca.