Jurassic World: Dominion, el pasado no está extinto

Jurassic World: Dominion (2022) es la tercera entrega de la saga Jurassic World y contaría como la sexta de Jurassic Park. El director estadounidense, Colin Trevorrow, vuelve al mundo jurásico luego de dirigir Jurassic World (2015), para así llevar a cabo esta nueva edición y dar por concluida la franquicia.
El relato se ubica cuatro años después de los sucesos de Jurassic World: Fallen Kingdom (2018). Los dinosaurios ahora pueblan la totalidad del planeta. Los humanos deben convivir (y sobrevivir) con ellos. A través de una trama llena de acción y misterio, los protagonistas de Jurassic World se cruzan con los de Jurassic Park. Owen Grady (Chris Pratt), Claire Dearing (Bryce Dallas Howard) y Maisie Lockwood (Isabella Sermon) conviven en la historia junto a Alan Grant (Sam Neill), Ellie Sattler (Laura Dern) e Ian Malcom (Jeff Goldblum). Combinan el pasado y el presente para desenmascarar a una corporación llamada Biosyn, encargada de preservar a los dinosaurios, pero que por lo bajo modifican langostas genéticamente para así dominar el mercado mundial. Esto genera secuelas, creando plagas que aproximan a la humanidad hacia su extinción.

La nostalgia está más que presente en la película. El guion logra combinar a los protagonistas previos con los contemporáneos. Ninguno apabulla al otro. Grant y Grady cumplen el rol de expertos en dinosaurios y temerarios aventureros, Sattler y Dearing son la presencia más locuaz y valiente, mientras que Malcom y la pequeña Lockwood son aquellos personajes que se mecen en el sarcasmo y la inteligencia. Las alusiones y chistes autorreferenciales están a la orden del día. Elementos de entregas anteriores, comentarios, situaciones e, incluso, mismas puestas de cámara. Los mundos cinematográficos se conectan con gran maestría, de manera notable y entretenida.
Pero esto no es un simple fan service. Los aires de renovación, faltantes en las películas previas, se solucionan en esta ocasión. Desde las nuevas especies de dinosaurios (incluso el Giganotosaurus, proveniente de tierras nacionales), a las subtramas de espionaje y persecución, al más puro estilo Misión imposible y James Bond. Es lo que esta franquicia necesitaba. Alejarse de los convencionalismos y fórmulas de supuesto éxito. Es evidente que el factor Spielberg jamás volverá a ser replicado, por lo que intentar cosas nuevas es el camino más propicio. Tener a depredadores que pueblan la ciudad de Malta e intentan devorar a los protagonistas y manadas que corren por tierras áridas de Estados Unidos es un plus muy grande, consecuente de merecidos aplausos.

Jurassic World: Dominion es un gran cierre al mundo de dinosaurios tan querido por las generaciones pasadas y actuales. Reestableció los parámetros, un tanto fallidos, de las entregas previas. Se concluyeron los arcos de personajes, también flojos y con críticas negativas. Aquí, los protagonistas toman decisiones verosímiles y entendibles. Sus objetivos son claros. Y con respecto a la verosimilitud, cada quien es juez de sus gustos. En el mundo de esta película, sobrevivir a una persecución peligrosa por calles angostas, explosiones y choques de avión es creíble. Que no se mantenga este pensamiento de “esto no pasaría en la vida real”; por supuesto que no, pero se está ante una construcción ficcional y, por lo tanto, embelesada con la magia del cine. Hay que dejar el pensamiento de superioridad ante el género de aventuras y espectacularidad. Disfrutar es mucho más divertido.
Ahora y antes. Un mundo peligroso y llamativo; exótico también. La conclusión de una aventura de más de 30 años. Recordar estas películas con cariño es una tarea como fieles cinéfilos/as y, lo más importante, espectadores. Puede que la extinción de los dinosaurios haya sucedido, pero no por eso dejan de estar presentes en nuestras vidas. Eventualmente el humano también perecerá y quizás otra especie cuente su historia. Soñar no cuesta nada y la imaginación permite dichas deducciones. Esto, por supuesto, sin límite alguno.