Ambulance… una de Michael Bay

El cine de Michael Bay puede gustar o no, pero que siga vigente demuestra que sabe a dónde van dirigidas sus películas. Parece no importarle demasiado las críticas a sus films y disfrutar mucho incorporar música épica y explosiones hasta para abrir una lata de gaseosa. Es, a su manera, su sello y marca de autor. Eso que hace que alguien diga: esto es una de Michael Bay.

¿Por dónde arrancar para hablar de Ambulance? Veamos, la trama presenta a Will Sharp (Yahya Abdul-Mateen II), un veterano de guerra que está atravesando un pésimo momento de su vida, con la urgencia de conseguir 231 mil dólares para un tratamiento experimental y curar el cáncer de su mujer. Todo esto lo sabemos en dos minutos cuando Will habla por teléfono con su empresa de seguro, recibiendo la lapidaria respuesta de que ese tratamiento no tiene la cobertura necesaria. Como si fuera poco, Will y su esposa tienen un hijo de pocos meses. La única solución que divisa es ir a pedir un préstamo a su hermano adoptivo, Danny Sharp (Jake Gyllenhaal), quien le responde algo muy sencillo y lógico: “che, venite para casa que tengo que robar 32 millones de un banco y justo, pero justo, te necesito de conductor”. Will se hace el difícil porque es un soldado y un tipo honesto… pero le dura dos segundos y agarra viaje enseguida. Es raro, sí, pero bueno, recuerden, es una de Michael Bay.

Claro que el atraco sale mal, la banda de Danny cae uno a uno porque un equipo especial de la policía lo venía estudiando y siguiendo hace tiempo, en una escena de disparos por las calles linderas y el estacionamiento del banco, que nos rememora a aquella genial secuencia en Heat (1995, Michael Mann), donde los ladrones de Robert De Niro se enfrentan a los policías de Al Pacino. Por supuesto, en Ambulance, esto no se resuelve como en una de Michael Mann, esta es una de… Michael Bay.

¿Dónde estaba? Ah, sí. El robo sale mal, Will dispara al oficial de policía Zach (Jackson White) que fue de casualidad al banco, para salvar a Danny y escapan en una ambulancia con el oficial al borde de la muerte y la paramédica Cam Thompson (Eiza González). El resto de la película es una larga persecución con la policía detrás, entre un “vamos a atacarlos” y “no, tienen rehenes y uno es de los nuestros”. En un momento, aparece de la nada un agente del FBI, Anson Clark (Keir O’Donnell), que justo de casualidad es amigo de la infancia de Danny, y que está brindando colaboración profesional al jefe del operativo, el Capitán Monroe (Garrett Dillahunt).

Ojo, no piensen que no destaco las actuaciones. Gyllenhaal es un gran actor, pero no tenía nada para sacar ante un mínimo desarrollo como el que le propone el guion. Todos los personajes son de una chatura absoluta. Danny Sharp es casi un psicótico, tiene sus momentos de comic relief, porque bueno… ya saben, hay que hacer chistes mientras se suceden los tiros y las explosiones y se maneja una ambulancia a todo lo que da.

El personaje de Will Sharp es un tipazo, honesto, pero que también carece de desarrollo durante la trama. Si bien tiene algunas aristas más para explorar (la línea de la mujer enferma, el hijo recién nacido, etc.), son solo microsegundos que no se profundizan. Pareciera que son breves escenas, puestas ahí solo para recordarnos “che, este personaje hace lo que hace por esto”, pero a la hora de meterse en el robo y después actuar, casi no hay duda.

Lo peor queda para los personajes secundarios, Anson Clark aparece de la nada, a los 20 minutos en una sesión de terapia con su esposo, pero todo parece más una pose para decir “miren, qué inclusivo somos”; Monroe es un capitán veterano buena onda que hace chistes sobre la edad y los tiempos que cambian (y tiene un perro copado); por último, la paramédica Cam representa la ética y honestidad del pueblo norteamericano, cumpliendo con el deber ser por sobre todas las cosas. En fin, ya lo dije… es una de Michael Bay.

Entiendo que, quizá, a lo mejor, Bay puede ser el “mejor” director de cine de acción, pero ¿es necesario hacer en una conversación entre dos personajes travellings laterales y circulares, de ida y vuelta, paneos hacia arriba, abajo, derecha e izquierda, con planos y contraplanos frenéticos? Visualmente la puesta genera un cansancio que hace imposible seguir la trama y que los diálogos y la narración cumplan su función.

Punto a parte para la fotografía. Quiero creer que el director de fotografía se enojó durante el rodaje porque, si bien nos tiene acostumbrados a los flares, acá todo se fue al pasto. Esos destellos de luz a cada rato molestan mucho y ensucian en demasía las tomas.

Como deben saber, en la 24 intentamos no hacer hate reviews, pero esta es una merecida excepción. El film es un remake de un film danés (Ambulancen, 2005), que supongo debe ser mucho mejor. Tampoco necesita tanto.