Sing 2: una película que atenta contra su idiosincrasia

Lejos de ser una película que pregone los valores de la lealtad a las convicciones y la reivindicación de lo propio como símbolo del logro colectivo, como fue en la primera entrega la recuperación y reconstrucción del teatro del señor Buster Moon, Sing 2 esta vez tranzó con la industria cultural hollywoodense.

Si bien la película no deja de ser un éxito de taquilla, para los románticos de la recuperación de lo propio y el reciclado, es una bofetada a la mejilla. Lo que automáticamente nos lleva a preguntarnos: ¿para qué hicieron tanto esfuerzo en recuperar el teatro? Esta vez los personajes juegan en las ligas mayores, el teatro en el cual deslumbraron a propios y ajenos en la primera película ya no tiene la fuerza trascendental que tenía antes.

Ahora el señor Moon quiere ir por más. Y para buscar toda la gloria llevará su show a la capital del entretenimiento en el teatro Crystal Tower de la glamurosa y excéntrica Redshore City. La pregunta que surge ahora es ¿cómo? si no tiene ningún contacto en el mundo del estrellato hollywoodense, porque la fama que maneja la compañía de Moon y su secretaria la iguana es más bien local.

Con algunas argucias, el señor Buster Moon (en la voz de Matthew McConaughey) le hará creer al lobo Jimmy Crystal que prepararan un show –a todo trapo–, a la altura de las grandes urbes y para ello el lobo (en la voz de Bobby Cannavale) le pedirá que incluyan la participación estelar del legendario león rockstar Clay Calloway, además de un protagónico para su consentida hija, Porsha (Halsey).

Clay Calloway sí que se las trae. Primero porque es la primera aparición cinematográfica de Bono de U2 dándole vida a un personaje importante, que además está afrontando la pérdida de su difunta esposa y se encuentra recluido lejos de las grandes pistas del rock, una suerte de Indio Solari, pero yanqui (?).

Finalmente será Ash (Scarlett Johansson), la fan de Calloway, que logrará convencer al león de dejar ese hermetismo en el cual se encuentra y lo hará rugir como 15 años atrás cuando era tendencia en el mundo del espectáculo y la fama.

No es casualidad que la película vaya en contra de todo lo que impactó en la primera, con personajes como la elefanta que se acomplejaba por su físico y no se animaba a cantar, o el gorila Johnny de la más baja estofa social, de familia de ladrones y malandras. Ahora pasan inadvertidas todas esas cuestiones sociales, porque apuntan a las producciones masivas, a la transformación de figuras locales en estrellas mundiales, y en eso falla la película. Incluso pierde gracia la iguana asistente de Buster Moon.

La película Sing 2 podrá ser un éxito de taquilla pero pierde la quintaesencia de la primera, cuando lo que más importaba era la fidelidad y la lealtad a los valores, a la reivindicación de lo propio como forma de llegar al otro. Lejos de todo eso, Sing 2 invita a pasar un buen momento disfrutando de lindas canciones pensadas para la producción estandarizada de la industria cultural hollywoodense.