Reseña: Turn Up Charlie

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Lo primero que viene a la mente cuando arranca Turn Up Charlie es que es una serie en que el protagónico está mal casteado como mínimo. Idris Elba haciendo de un DJ entrado en años que termina trabajando de niñero de la hija del mejor amigo no es la premisa en la cual solemos encontrar al buen y siempre confiable Idris, más acostumbrado a roles de acción o dramáticos. Aun así, históricamente, buenos actores de películas de acción terminaron siendo muy sólidos actores cómicos. Arnold, Stallone, Bruce Willis (acá quizá podemos hablar de una inversión porque Willis empezó haciendo algún que otro rol humorístico) y varios más han probado con éxito que sí se puede. ¿Saben quién no puede? Juntos por el cambio. Sacando el chiste. A continuación las razones para ver Turn Up Charlie.

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Charlie, el nombrado Elba, es un DJ de música electrónica que tuvo un gran éxito en los 90 y dilapidó sus ganancias en lo que suelen hacerlo los artistas. Sexo, drogas, sarasa. En el 2019 está viviendo en la casa de su tía y un ¿amigo?, y su entrada de dinero es pasando música en casamientos y fiestas así. El fracaso. La mudanza a Londres de su mejor amigo David (JJ Feild), un actor de Hollywood casado con Sara (la genia de Piper Perabo) que, oh casualidad, es una DJ de música electrónica en la cresta de la ola (una sola conveniencia por guion de ahora en más), que probará ser una oportunidad para Charlie de volver al ruedo en lo que ama.

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Cuando empieza la serie pensamos que Idris está mal casteado porque parece que el rol hubiera sido pensado con otro actor en mente, que de repente se bajó cuando ya había que filmar y Elba, que también produce, decidió tomar las riendas para que no se fuera todo a la mierda. Con el pasar de los minutos nos damos cuenta de por qué esto no es así. Charlie, con sus falencias, es un gran tipo. Y creo que todos los que seguimos la carrera de Idris Elba desde Stringer Bell nos imaginamos que es un poco así. Charlie, un DJ caído en desgracia, no deja de ser un buen amigo de sus amigos, un buen sobrino de su tía Lydia y, fundamentalmente, un buen niñero de Gabrielle (Frankie Hervey), que no solo es por momentos infumable sino maligna.

Por supuesto que la serie transita ese recorrido de camino de “vení que te voy a enseñar lo que es la universidad de la calle» de parte de Charlie para con Gabrielle. Pero creo que lo más jugoso de la serie pasa por otro lado.

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La relación de Charlie con su mejor amigo, con sus peleas y egoísmos, y con Sara, con todo el olor a romance que hay en el aire, le da una dimensión vasta a una serie que es, en sí, bastante pequeñita. No pretende tener una visión enorme ni hablar de grandes cosas. No por el momento.

Las conversaciones que mantienen son muy humanas y reales. Los diálogos terminan. No quedan las miradas perdidas en el horizonte mientras el interlocutor abandona la charla dejando algún pedazo de información en el camino. No es esa serie. En ese sentido es una bocanada de aire fresco. Evita ese honesto malestar telenovelero de gritarle a la pantalla “¿¿¿POR QUÉ NO LE DIJO???” que agota y está agotado.

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La primera temporada de Turn Up Charlie no va a cambiarle la vida a nadie. Estoy dispuesto a confirmar que solo la vi porque actúa Idris Elba, actor al que amo, y que los primeros quince minutos me engañaron bastante sobre lo que iba a terminar viendo, que es la historia de una pequeña redención de un hombre a la par del crecimiento de la preadolescente a su cargo.

Llevada con poca pirotecnia (y casi seguro con un presupuesto no muy grande) y bastantes más ganas que recursos, Turn Up Charlie cuenta con ocho capítulos de media hora. Serie ideal para descargar al celular y disfrutarla en un ratito. Las chances de que tenga una segunda temporada son altas pero por la carrera de Idris (que también protagoniza la enorme Luther) probablemente no venga pronto.