Reseña: Stranger Things – 1º Temporada
Cosas extrañas suceden en los lugares menos pensados
Arrancó Stranger Things, la nueva serie de Netflix, que propone una visión nostálgica dentro del género de suspenso / fantástico, digna de verse.
La nostalgia
El componente nostálgico aparece en primer lugar en la ambientación, fines del año 1983, en el pueblo de Hawkins, en las afueras de Indiana, rodeado de un bosque denso que encierra varios secretos. La recreación de la década de los 80’s se encuentra hecha al detalle, desde la ropa, los distintos tipos de utensilios que aparecen en las casas, los vehículos, la caracterización de los personajes, etc.
En segundo lugar aparece desde la iconografía del género, los protagonistas son un grupo de chicos, preadolescentes, fanáticos de la ciencia ficción y de los juegos de rol, que se mueven de un lado a otro, montados en sus bicicletas. Aquellos que peinamos más de cuarenta, recordaremos haber visto en el cine la película E.T. (1982 – Steven Spielberg), en la que un grupo de chicos, que vivía en un pueblo muy parecido, protegía a un extraterrestre perdido que debía regresar a su hogar. Si bien la trama de la serie no tiene nada que ver con este filme, al menos por lo que se aprecia en los primeros episodios, las llamadas y homenajes al mismo durante el primer capítulo son notables.
En tercer lugar, desde el relato, recuerde lector que para el año ’83 aún no se habían derrumbado los dos grandes relatos que dividían el mundo: Capitalismo vs. Comunismo. Aún faltarían seis años para la caída del Muro de Berlín, símbolo indiscutido del Comunismo, y el temor a una guerra entre Estados Unidos y Rusia, aunque cada vez con menos fuerza, todavía latía en el corazón de cada uno de los habitantes del planeta. Esta división en dos, propuesta desde la política internacional de la época, es el punto de inicio que configurará los esquemas narrativos dobles de la serie.
Los esquemas dobles
Como dije antes, el primer esquema doble viene dado por el conflicto Capitalismo vs. Comunismo. La serie comienza en un laboratorio del gobierno de los E.E.U.U., lugar en el que se desarrolla tecnología para ganarle a los rusos, donde algo no ha salido como se esperaba. En una secuencia inicial, que nos recuerda al comienzo de la novela The Stand (1978) de Stephen King; un científico corre por unos pasillos subterráneos en dirección a un ascensor que lo llevará a la superficie y, literalmente, lo sacará del infierno que se ha desatado. Lamentablemente no llegará a destino y será engullido por una fuerza misteriosa. En paralelo a esta situación, cuatro chicos juegan calabozos y dragones, un juego rpg, en el sótano de la casa de Mike. Se ha hecho tarde y la madre de Mike envía a todos a sus casas.
En este momento aparece el segundo esquema doble, mundo adulto vs. mundo infantil, apoyado por quietud vs. movimiento. Los adultos permanecen estáticos, faltos de movimiento, atrapados por la rutina diaria, mientras que los chicos están siempre en movimiento, tanto físico como mental; por ese motivo son los más aptos para enfrentarse a la situación que desestabilizará la tranquilidad del pueblo. Otros personajes que completan el cuadro y profundizan el conflicto son los adolescentes, representados en primera medida por Nancy, la hermana de Mike, y luego por su novio y sus amigos. Los adolescentes llevan el conflicto dentro suyo, se mueven en la fina línea que separa el mundo adulto del infantil, el despertar sexual y los miedos a las consecuencias que puede traerles son un claro ejemplo de lo que les ocurre.
El tercer esquema doble empieza con la desaparición de uno de los chicos, Will Byers, y es propio del género fantástico: normalidad vs. anormalidad. La vida tal como la conocemos representa, como habrá supuesto, la normalidad; mientras que lo extraño, la otredad, lo que irrumpe nuestra realidad ordenada y la quiebra, representa la anormalidad. Will regresa a su casa, en bicicleta, y debe cruzar el bosque, donde se encuentra con un ente oscuro que comienza a perseguirlo, finalmente llegará a destino, donde será interceptado por esta criatura y desaparecerá sin dejar rastro. Este cuadro se completará con la aparición de Eleven, una misteriosa niña con poderes telequinéticos que será protegida por Mike y sus amigos, mientras los ayuda a recuperar a Will con vida.
Otros esquemas dobles menores son representados por diversos personajes y situaciones, orden vs. caos puede verse en la caracterización de la familia de Mike, bien constituida y de buen pasar económico, en oposición a la de Will, de condición más humilde y formada por su madre divorciada y su hermano. El laboratorio del gobierno, dirigido por la C.I.A., apoya el conflicto conspirativo que separa a la clase dominante de la dominada.
Conclusión
Stranger Things es una apuesta atractiva que tal vez les resulte un poco anacrónica para las nuevas generaciones; pero para todos aquellos que crecimos en los 80’s se trata de una vuelta a nuestra infancia, cuando soñábamos con vivir una aventura fantástica.