Black Mirror: La serie que no defrauda

La primera temporada de la serie de ciencia ficción Black Mirror hizo su aparición en el año 2011, con tres episodios que no dejaron a nadie indiferente; en los años siguientes se estrenaron, con cierta irregularidad temporal, cinco temporadas y una película interactiva que llevaron al público a realizar un ejercicio intelectual profundo acerca de cómo afectan los avances tecnológicos en la vida cotidiana. El 10 de abril de este año se estrenó la séptima temporada, con seis episodios unitarios de variada intensidad emocional, pero cada uno con una carga temática contundente.
El éxito de Black Mirror es indiscutido y nos lleva a la siguiente pregunta: ¿por qué triunfa donde otras producciones del mismo género se van a pique? Para comprender este fenómeno debemos analizar varios factores:
El tipo de historias
Percy Bysshe Shelley, escritor, ensayista y poeta romántico inglés, dijo una vez: “La tragedia nos deleita porque nos ofrece una sombra de ese placer que existe en el dolor”. Los capítulos de Black Mirror narran tragedias, historias de sufrimiento y entrega; incluso aquellas que cargan con una gran emotividad y aparentan un buen final, siempre contienen algún elemento trágico, una pérdida, un sentimiento angustiante, algo que nos permite empatizar con los protagonistas, acompañarlos en su derrotero y sufrir a su lado; lo que Aristóteles llamó catarsis en su Poética.

El género
La ciencia ficción es uno de los géneros más maleables para conseguir una narrativa perfecta, se ajusta a las necesidades de los autores y puede combinarse sin problemas con cualquier otro, policial, terror, drama, comedia y por supuesto la tragedia. Las historias planteadas por esta serie abordan la ciencia ficción, en su mayoría, desde una perspectiva cotidiana, alejándose del concepto predominante a lo largo de casi todo el siglo XX, que proponía que el género debía plantear problemas actuales pero ejecutados de manera alegórica en sociedades futuristas. En casi todos sus episodios la ambientación de Black Mirror se ubica en una época contemporánea, y la ciencia incursiona en la utilización de una tecnología posible, una evolución de la realidad virtual, las redes sociales y todo tipo de artefacto tecnológico que se utiliza hoy en día; nadie se plantea cómo funcionan ni si en algún momento podría colocarse un pequeño dispositivo en la sien para conectarse a un videojuego totalmente inmersivo, todos damos por sentado que dentro de un tiempo será lo más normal; por ese motivo los espectadores pueden aceptar fácilmente lo propuesto por la serie.

Los personajes
De la misma manera, los protagonistas de cada episodio se alejan del típico científico abnegado, cuyos conocimientos exclusivos lo colocan en un lugar privilegiado de la sociedad; tampoco son aquellos héroes que sacan fuerzas de su interior para derrotar al Mal que acecha en todo momento. Los personajes que llevan adelante las historias de Black Mirror son gente común, como usted o como yo, por ese motivo vemos los eventos desarrollados a lo largo de la serie como algo que podría ocurrirle a cualquiera, el futuro está a la vuelta de la esquina.
La profundida temática
Por último, los temas que se desarrollan poseen un tratamiento y una profundidad que, desde un tiempo a esta parte, han quedado relegados en gran cantidad de productos audiovisuales. El desarrollo de la trama y los efectos visuales están en función de qué se quiere contar, no se quedan en peripecias superficiales y grandilocuentes que lo único que hacen es entretener y nada más. Black Mirror busca que el espectador realice un ejercicio intelectual para entender cada capítulo, por ese motivo es que nadie queda indiferente.

La séptima temporada
Los seis episodios entregados en abril plantean diversas situaciones que se desarrollan de manera tal que el interés no decae y nos dan ganas de llegar al final de cada uno. Es cierto que, en una gama tan diversa de historias, algunas nos gusten más que otras, pero eso no atenta contra la calidad del producto.
- Common People: Sin dudas es la que más impacta. Interpretada de manera magistral por Rashida Jones y Chris O´Dowd, habla sobre los abusos que cometen los servicios de salud, para quienes los usuarios somos un simple negocio y poco les importa nuestro bienestar. Como temas secundarios podemos apreciar qué sacrificios somos capaces de hacer por amor, los peligros de las plataformas de creación de contenido y la exposición de quienes las utilizan como medio de generar ingresos, y una crítica al sistema de transacciones económicas que está en boga en estos tiempos.
- Bête Noire: Utiliza el género para llevar al espectador a reflexionar acerca de las consecuencias del bullying durante la etapa escolar. Se trata de un episodio algo desparejo que comienza presentando situaciones que generan incertidumbre e incomodidad, pero que a medida que se llega a la resolución, atenta contra la tensión propia de estas narraciones. No obstante, el llamado a la reflexión es contundente. Siena Kelly y Rosy McEwen son las protagonistas de este capítulo.
- Hotel Reverie: Issa Rae y Emma Corrin interpretan una historia sencilla que hace foco en el riesgo que conlleva vivir en una realidad virtual inmersiva y la posibilidad de dejar de percibir como real el verdadero mundo que nos rodea. Aunque lo que plantea el capítulo se da a raíz de un accidente, que tiene relativa solución al final, hoy en día cada vez son más las personas que deciden vivir en el aislamiento social y quedarse dentro de sus casas para interactuar con el exterior a través de las computadoras. “Hotel Reverie” no nos deja indiferentes a esta situación que preocupa cada día más.
- Plaything: Para los más experimentados en los videojuegos este episodio remite al icónico Lemmings de 1991, juego en el que debíamos conducir a un grupo de pequeños personajes de un punto a otro del paisaje tratando de que mueran la menor cantidad de ellos. Protagonizado por Peter Capaldi, Lewis Gribben y James Nelson-Joyce, habla acerca de la vida digital que podemos apreciar en muchos juegos de simulación de la actualidad y plantea la situación inversa, cómo un videojuego puede obsesionar tanto a su usuario que llega a controlar su mente y sus acciones.
- Eulogy: Paul Giamatti se roba, no solo el capítulo, sino la serie entera llevando adelante la historia más hermosa y emotiva de las siete. Por medio de la realidad virtual un hombre debe redescubrir su vida que ha tirado por la borda a partir de los celos y malentendidos que lo llevaron a desvincularse de su gran amor. Y no digo más.
- USS Callister: Into Infinity: Cristin Milioti y Jimmi Simpson encabezan el reparto de esta secuela directa del capítulo 1 de la cuarta temporada. Apelando a la ciencia ficción más clásica, los personajes alternan entre la vida real y la vida virtual en un juego al estilo Star Trek, en el que tienen que sobrevivir al ataque de millones de jugadores en todo el mundo. De una manera muy nostálgica se proponen temas como, las consecuencias del capitalismo desmedido, la transformación de las personas a medida que adquieren poder y la clonación de la conciencia.

Conclusión
Black Mirror ya tiene catorce años con el estreno promedio de una temporada, con pocos episodios, cada dos años. El hecho de que sus autores no se apresuren en sacar nuevos capítulos de manera más periódica da cuenta indiscutida del cuidado y la calidad que se ponen en cada narración entregada. Además, por incomodar de manera intencionada a los espectadores removiéndolos de una zona de confort que cada vez está más presente en los productos audiovisuales y por llevar a la reflexión profunda para poder comprender sus historias, Black Mirror es, en definitiva, una serie que no defrauda.



