38° FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE DE MAR DEL PLATA: «Love at First Sight», «Yannick», «Mutiny in Heaven: The Birthday Party», «Poor Things», «La bestia» y «El rapto»

Love at First Sight (Dir. Rezo Esadze), por Anna Ciaffi:
La retrospectiva georgiana de este año es una hermosa añadidura a la programación del festival.
Realismo mágico, comedia desaforada, exageración y hasta surrealismo se mezclan en este trágico romance costumbrista que un poco no cuenta mucho más que la historia de un par de tipos comunes (aunque a veces un poco raros). Ojo, no se confundan, es hipnótica. Planos con movimiento interno y externo se combinan con un montaje pecualiar, traído por la época, y el resultado es una comedia romántica que traspasa el tiempo.
Yannick (Dir. Quentin Dupieux), por Anna Ciaffi:
Quentin Dupieux no para de filmar y en esta edición del festival, así como en la pasada, trajo dos películas nuevas. Yannick, una de ellas, según cuenta Pablo Conde, el director artístico de Mar del Plata, al presentarla, es la más «normal». Por supuesto, con Dupieux la vara de normalidad está un poco corrida, porque, digamos todo, Yannick muy normal no es.
Vayamos a lo importante: la película es excelente. Comedión de aquellos. En la hora y diez que dura la película el espectador no se para de reír. Yannick es un vigilante nocturno que se pide el día en el trabajo para ver una obra de teatro. En la sala, la única locación de esta pequeña producción, el protagonista se da cuenta de que la obra es una mierda y decide decirlo en voz alta, interrumpiendo la función. Allí empieza un tira y afloje eterno, que desencadena en una locura hilarante: Yannick toma por rehenes a la audiencia y amenaza a los actores con un arma mientras él mismo desarrolla una nueva obra que deberán interpretar ahí mismo para satisfacer su pretensión de diversión. El protagonista quiere un día libre soñado y no parará hasta conseguirlo.
Una película en la que la diégesis dialoga en forma directa con la situación del espectador en la sala, más que interesante para explorar y reflexionar en ese aspecto, pero también para apagar la cabeza y sólo sonreír.
Mutiny in Heaven: The Birthday Party (Dir. Ian White), por Anna Ciaffi:
Documental que cuenta mediante el uso de entrevista, animación y archivo la carrera de la banda australiana de Nick Cave The Birthday Party desde su formación en el colegio como The Boys Next Door, hasta su disolución años más tarde.
Se trata de un documental clásico, no esperen revelaciones ni información que no esté disponible en otras fuentes. Lo que sí pueden esperar es un abordaje estético muy copado y un tratamiento musical que te vuela el bocho a todo volumen.
Si les gusta The Birthday Party, o si no la conocen pero el punk oscuro y el rock transgresor es lo suyo, véanla. Es un gran plan para tomar una cerveza y pasarla bien con amigos, riéndose de esos chicos malos y su adicción al peligro. Si son fanáticos previos, tómenlo con pinzas: es una película súper disfrutable, pero que no va a aportar un nuevo punto de vista a las cosas que ya saben.
Como retrospectiva musical, vale la pena. Y la música de estos muchachos siempre se agradece.
Poor Things (Dir. Yorgos Lanthimos), por Fabio Vallarelli:
Como antesala a su estreno en salas, esta edición del festival tiene entre su programación Poor Things, la última película del griego Yorgos Lanthimos (Canino, The Lobster, La favorita), que viene de ganar el León de oro en el Festival Internacional de Cine de Venecia.
Guste más o menos, la obra de Lanthimos es la de un tipo de cineasta en extinción: los autores. El griego siempre se encarga de construir un mundo en cada una de sus películas, y ese mundo tiene sus propio estilo y reglas. No siempre filma igual. No siempre hace lo mismo. Y, sin embargo, el cineasta logra siempre que sus películas sean identificables con su persona. Toda una proeza en la que Poor Things no es la excepción.
Quizá una vez que la película se estrene y llegue al gran público se hable de una especie de Tim Burtonización de Lanthimos. El adjetivo podría ser acertado. A diferencia del resto de su filmografía, Poor Things transcurre en un mundo que desde el momento 0 es imposible pensar como el nuestro. Ni los personajes, ni los espacios, ni su ambientación son naturalistas o tienen algún tipo de pretensión de serlo. Todo lo contrario.
La trama cuenta la historia de Bella (Emma Stone), una joven suicida que recibe un tratamiento para volver a la vida de la mano de Godwin (Willem Dafoe), un médico, casi un científico loco, que experimenta con la chica. Bella es un bebé en el cuerpo de una adulta y aprende a reaccionar y a trabajar con los estimulos que recibe de quienes la rodean. La película narra su desarrollo cognitivo a lo largo del tiempo, con especial énfasis en el descubrimiento de la sexualidad y el placer.
En ese contexto, Lanthimos constuye una Europa alternativa, retrofuturista e hiperrealista, que será el escenario en el que su protagonista irá viajando y viviendo diferentes experiencias. No sé si tiene mucho sentido contar algo más. Por supuesto, no esperen una película tradicional y, si les gustó La favorita, sepan que el estilo del film va por esa línea, con mucho uso de lentes angulares y ojo de pez.
La bestia (Dir. Bertrand Bonello), por Fabio Vallarellli
La última película de Bertrand Bonello (Nocturama) es, para decirlo con sutileza, compleja. No me sucede mucho, pero es uno de esos casos donde no sabría muy bien como articular una reseña. No es que sea muy inteligente, pero por lo general estos textos breves tienen puntos de ataque muy claros: el argumento, algún destacado del apartado técnico y una breve síntesis para que el lector sepa si la película le puede o no interesar. Con La bestia hacer eso es casi imposible.
Digamos que la película sucede en muchos tiempos (pasado, presente, futuro y más futuro) y allí narra, siempre a partir de los personajes que interpretan Léa Seydoux y George MacKay, diversas historias de amor y algún que otro vínculo con la tecnología, la inteligencia artificial y la aceleración del capitalismo en el que vivimos.
Si tuviese que emparentar con algo conocido la experiencia que provoca, como para poder darle cierto tipo de lineamiento al lector que esté buscando por dónde va la cosa, podría decir que hay algún tipo de vínculo entre el cine del último Cronenberg y las películas más oníricas de David Lynch. Si están en ese mood, La bestia es para ustedes. Si no, bueno, quizá es mejor dejarla pasar, porque dura 145 minutos y requiere mucha, pero mucha atención y paciencia.
El rapto (Dir. Daniela Goggi), por Florencia Gagliardi:
El Rapto es un thriller político dirigido por la cineasta Daniela Goggi y protagonizado por Rodrigo de la Serna. La película se estrenó en octubre y estará disponible en la plataforma de Paramount +. Además, se proyectó al aire libre en el festival en el Espacio Unzué, donde contó con la presencia de Rodrigo de la Serna y Andrea Garrote. El film está basado en hechos reales, específicamente en aquellos descritos en la novela «El salto de papá» de Martín Sivak, y se desarrolla en Buenos Aires durante el proceso de transición hacia la democracia.
El Rapto narra la historia de Julio Levy -interpretado por De la Serna-, quien retorna a Argentina junto a su familia después de haber estado exiliado en el extranjero durante la dictadura militar. Sin embargo, su regreso al país lo sumerge, en un abrir y cerrar de ojos, en una peligrosa situación en la que la vida de su hermano está en juego, y pronto también la de él y toda su familia.
La trama gira en torno a las negociaciones constantes que Julio debe llevar a cabo con los secuestradores para encontrar a su hermano con vida. Este proceso lo enfrenta a desafíos con la prensa, el gobierno de turno, dificultades económicas y el declive de su empresa familiar, dejándolo atrapado entre la espada y la pared al punto de no hallar ningún tipo de salida.
La actuación de Rodrigo de la Serna, en el papel de Julio Levy, merece un reconocimiento especial. A medida que la trama se complica, el personaje transita desde la seguridad y la firmeza hasta la desesperación y la angustia al no encontrar una posible solución que lo exima de cumplir una condena por fraude.
La película captura de manera convincente la situación social de ese período, mostrando la desafiante adaptación que la sociedad argentina enfrentaba después de los horrores de la dictadura militar. Además, retrata de forma impactante el concepto de «mano de obra desocupada» con el que se hacía referencia a las personas vinculadas con la policía y las fuerzas de seguridad que habían colaborado con la dictadura argentina. Durante el gobierno de Alfonsín, estas personas realizaban secuestros con frecuencia, especialmente de empresarios cuyas ideologías políticas diferían con el objetivo de obtener importantes recompensas monetarias.



