La 24 elige: lo mejor del 2025

Buenas, ¿cómo están? Esperamos que muy bien. Si están atragantados con vitel toné, mejor.
Se termina el 2025 y, como siempre, desde La 24 queríamos hacerles llegar nuestras destacadas de este año que se va.
Son tiempos difíciles y, como solemos decir, de alguna u otra forma vamos a seguir acá. Gracias por acompañarnos.
Quien les dice, capaz que hasta editamos otro libro en unos meses.
Un gran abrazo y felicidades de parte de todo el equipo que hace este humilde pasquín.
Los queremos mucho.
Película: Marisa y Gomoso
¿La película argentina más divertida de la década? Tal vez sea exagerado decirlo pero lo más seguro es que la respuesta sea sí.
Dirigida por Pablo Parés en 2023 y estrenada comercialmente este año, la comedia cuenta la historia de Marisa, una ex animadora infantil que, convertida en una señora bien y recién separada, recibe una propuesta de Gomoso, el monstruito de su programa noventero, una especie de Pelín de “La ola está de fiesta” de Flavia Palmiero. Con un humor grotesco y extremo nos lleva a este viaje escatológico y casi porno de dos personajes rotos que son capaces de todo con tal de intentar volver a triunfar. Como si Baby Jane la hubiera dirigido John Waters. La frutilla del postre: aparición estelar de la primera actriz Leevon Kennedy.
Documental: Mi madre Jayne
Este documental de HBO dirigido por la actriz Mariska Hargitay arma un retrato de su madre, la actriz Jayne Mansfield, símbolo sexual de los 60 y copia berreta de Marilyn. Una mansión pintada de rosa, un accidente automovilístico que termina con Mansfield decapitada y coqueteos con el satanismo son algunos de los elementos que hacen de esta película una joya atrapante. Mariska se esfuerza por mostrar que su madre no era ninguna tonta y revela por primera vez un secreto personal oculto por décadas.
Serie: Viudas Negras, put*s y chorras
Malena Pichot y Pilar Gamboa son dos examigas que en su juventud se dedicaban a drogar tipos y a robarles todo. El tiempo las separó y el pasado viene a buscarlas para cobrarles un favor. Cansadas y cuarentonas van a tener que retomar el negocio para tratar de salvarse. La serie brilla con un ritmo impecable y personajes secundarios que acompañan a la trama para llenarla de absurdo y crítica social. Confirmada la segunda temporada.
Bonus: Hija del Fuego: La venganza de la bastarda
La serie protagonizada por la China Suárez, la persona más odiada del país, es un pastiche kitsch irresistible. Letizia vuelve a su pueblo natal de la Patagonia para vengar la muerte de su madre y recuperar una herencia que le fue negada en su infancia. Sí, Letizia tiene debilidad por los hombres casados.
Con los clichés más vistos de una novela de Pol-ka la serie se mueve entre el melodrama y la autoparodia y acierta en convertir en villana a la verdadera malvada mediática de este país.
Bugonia
Bugonia (Yorgos Lanthimos, 2025) es para mí la película del año porque condensa en una sátira la decadencia que define nuestro presente. Desde el vamos, la película cuenta los entretelones de un secuestro pergeñado por Teddy (Jesse Plemons) y Don (Aidan Delbis), un par de white trash. Ambos mantienen cautiva en una granja a Michelle (Emma Stone), la CEO de un conglomerado farmacéutico, con el propósito de obligarla a confesar que ella no es humana, sino una alienígena perteneciente a una élite que dirige los destinos del mundo.
Bugonía es un término que deriva del griego clásico y, en pocas palabras, refiere una creencia antigua por la cual las abejas pueden surgir de manera espontánea del cadáver de un buey. Así, en título de la película dirigida por Yorgos Lanthimos subyace un mito, una interpretación no racional del mundo.
Los white trash son apicultores y la excusa del secuestro es, en principio, el creciente exterminio de las abejas. Más tarde, descubrimos que Teddy es empleado precario en una de las sucursales de la farmacéutica. Allí comparte el laburo repetitivo y mecánico de otros innumerables empleados precarios. En este punto, el tema de la abeja se transforma en símbolo. Y si Teddy representa a la abeja obrera, Michelle encarna la figura de abeja reina.
Al enfrentarse cara a cara, la CEO y los white trash se plantan en un terreno de disputa donde cada uno expone su propia perspectiva del mundo. Mientras que la rebelión solitaria de este par de obreras díscolas se fundamenta en la conspiranoia y el delirio —que recuerda de manera lejana al They Live (1988) del maestro John Carpenter—, la defensa del statu quo de la colmena capitalista se basa en una racionalidad darwinista y brutal.
Al igual que en Kynodontas (2009), Lanthimos muestra de nuevo a los avatares de la autoridad como impostores que conciben reglas caprichosas con el único propósito de someter y enloquecer a sus subalternos. Los ecosistemas digitales son colmenas en las que las abejas reinas —Gates, Bezzos, Zuckerberg, Musk, Altman— subyugan y enajenan a las obreras con altas dosis de conspiranoia, fake news, provocaciones y contenido excretado por IA. En este contexto, Bugonia me parece una película profética. No me extrañaría que, de aquí al futuro, la rebeldía de las obreras se manifestara no como una revolución colectiva contra las reinas, sino como estallidos aislados contra avatares de la autoridad. Al fin y al cabo, tanto los empleados precarizados como los avatares de la autoridad (o del Capital, que para el caso es lo mismo) son piezas fácilmente reemplazables.
Película: López, el hombre que desapareció dos veces
Jorge Leandro Colás lo hizo de vuelta. En 2025 nos trajo otro documental para ver varias veces, con la confianza de saber que estamos frente a información de primera mano, desde una perspectiva humana y cálida, sin perder precisión. Ya lo había hecho con La visita en 2019 y, en esta ocasión, se animó a contar la historia del dos veces desaparecido Jorge Julio López.
Víctima de la desaparición y tortura en la última dictadura militar, López volvió a desaparecer en democracia en el año 2006 después de haber declarado en el juicio contra quien fuera director de investigaciones de la policía bonaerense durante la represión, Miguel Etchecolatz.
El documental da luz sobre una historia trunca y sobre la cual falta foco; un elemento que Colás utiliza como separador, para recordarnos que este es un tema sin esclarecer. Una película que, en 2025, recorrió salas de cine y festivales y espero que continúe su viaje para que la voz fuerte y a la vez quebrada de Jorge Julio López se siga escuchando.
Serie: Adolescence
Mi trabajo en relación al cine me obliga a ver un promedio de cuatro películas a la semana, dejando poco lugar para las series. Por eso, soy selectiva y me restrinjo a las miniseries o a aquellas de episodios cortos que puedo ver en poco tiempo.
Adolescence, de Stephen Graham, Jack Thorne y bajo la producción de, entre otros, Brad Pitt, nos pegó a todxs. Tengamos hijxs, sobrinxs o no; sepamos lo que es un plano secuencia o no, nos hizo hablar en bares y salidas.
Un adolescente, que parece estar totalmente adaptado al tiempo y lugar que se espera de alguien como él; que tiene un universo de cuidados a su alrededor, que asiste a una escuela linda y del primer mundo; que tiene una familia constituída con madre, padre y hermana que lo quieren; comete un acto aberrante contra una chica de su edad.
La historia abre con sorpresa y con violencia de la mano de la policía que viene a buscar al chico para llevarlo a la comisaría. De ahí en adelante, cada capítulo se irá centrando en alguna de las capas que cubren al adolescente en ese universo tan «cuidado». La escuela, la casa, la familia, la cárcel y la asistencia psicológica de esa institución total. El tiempo real le agrega una suerte de urgencia para hablar de varios temas y la buena producción en pantalla chica atrapa a la audiencia, sin necesidad de introducir elementos policiales de tantas otras series que voy descartando durante el año.
Película: La Chimera
Josh O’Connor viene hilando una sucesión de actuaciones destacables. El caso de La Chimera es bastante particular porque lo tiene divagando por una Italia ochentera, mientras trata de defenderse con un dialecto a medias. En esta oportunidad, el inglés se pone bajo las órdenes de Alice Rohrwacher para interpretar a un saqueador de tumbas que acaba de salir de la cárcel, y que luego de reunirse con sus cómplices de siempre, termina desenterrando un vestigio invaluable. Uno de sus mayores méritos es la manera en que Rohrwacher despliega el entramado de la historia, con esa puesta en escena estructurada por un ambiente atemporal que se vuelve sumamente atractivo (donde por momentos resuenan ecos de Fellini). O’Connor, por su parte, encarna a un personaje anclado en la melancolía, aunque su registro desenvuelve un perfil tan profundo como complejo. La banda de profanadores que lo acompaña tampoco se queda atrás. El verdadero viaje mágico y misterioso.
Serie: The Chair Company
El humor de Tim Robinson maneja un tono tan cringe que si uno no entra de lleno en su propuesta seguramente lo termine odiando. El comediante se pone al frente de esta serie que combina alguna que otra secuencia disparatada (el petiso borracho que se esconde en la casa del protagonista durante una reunión familiar) con conspiraciones delirantes (la trama toma como punto de partida el momento en que un oficinista se cae de una silla durante una presentación laboral y empieza a fabular una teoría tirada de los pelos). Todo el programa recae en Robinson y su recurso de faceta como el hombre de mediana edad que decide salirse de la rutina monótona para darle un giro inesperado a su vida (un estilo bastante similar al que propone en la comedia indie Friendship). Aunque los episodios presentados terminaron con un cliffhanger muy descolocado, se espera que la serie sea renovada para una nueva entrega. Todas las fichas a Robinson.
Ante la invitación a destacar un largometraje y una serie de las vistas en 2025, elegí La chica zurda y El jardinero, dos obras que, desde la periferia de las grandes industrias, logran una profundidad humana conmovedora.
El largometraje La chica zurda es una joyita taiwanesa que utiliza la anécdota de una niña zurda obligada a usar su mano derecha como una poderosa metáfora sobre la resistencia y la identidad. Filmada con una inmediatez asombrosa, nos sumerge en un realismo poético donde lo cotidiano se vuelve universal. Es una obra sensible que valida el derecho a ser «distinto» en un mundo diseñado para enderezarnos a la fuerza. Su capacidad para retratar vínculos familiares complejos con una naturalidad que incomoda la convierte en una ventana indispensable a la intimidad sociocultural de la aldea que relata.
En cuanto a la serie quiero destacar El jardinero porque me resultó un hallazgo valioso que funciona como una tragedia griega moderna. La historia de Elmer, un asesino a sueldo incapaz de sentir debido a un trauma, nos enfrenta a dilemas éticos profundos. La relación tóxica con su madre, La China, eleva el relato a un thriller psicológico donde la discapacidad emocional se convierte en una ventaja competitiva. Su fortaleza radica en el proceso de «volver a sentir»: un despertar doloroso que nos recuerda que la humanidad puede ser reconstruida incluso en suelos envenenados por el trauma.
Ambas propuestas fueron las elegidas por habitar los grises y alejarse de las soluciones fáciles. Ya sea a través de la mirada de una niña en Taipéi o la redención de un sicario, estas obras educan nuestra mirada y nos devuelven una verdad humana descarnada, justificando plenamente su lugar como las dos destacadas de mi año.
Película: Weapons
La mezcla entre clasicismo y narrativa no lineal funciona a la perfección. La película mantiene la incertidumbre hasta el final. Lo único que divide aguas es el cierre. A mí me gustó.
Serie: El eternauta
La traslación, casi perfecta, de la gran historia nacional de ciencia ficción. Imposible no emocionarse.
Godland: por esos avatares de la distribución, que esta película islandesa haya llegado a nuestras tierras es casi un milagro. Hablar de «milagro» no es casual para esta película, que muestra a un sacerdote danés viajando a Islandia para construir una iglesia y lleva una cámara para registrar el viaje. La creencia choca con la hostilidad del terreno y de sus acompañantes, terminando en una tragedia; la cámara y la fe se vuelven reflejo de la posibilidad de eternizar las cosas, y su director registra todo con una belleza que envuelve a las imágenes en un clima de fantasía. El verdadero milagro sería que esta película hubiera pasado menos desapercibida y que en algún momento vuelva a ser valorada.
¿Y dónde está el policía?: podría parecer raro a primera vista que sea Liam Neeson, otrora actor serio «de prestigio» hoy convertido en astro del cine de acción, quien protagonice esta remake-secuela de La pistola desnuda. Acá Nesson hace del oficial Frank Drebin Jr., y esto se revela como una decisión brillante. Porque no solo mantiene sus cualidades como protagonista de películas de este género, sino que además conserva el rictus facial que lo caracteriza, haciendo que la cantidad de cosas delirantes que pasan alrededor de él todavía lo sean más. Además de eso, la nueva Naked Gun es brillante por basar su comicidad en el absurdo más insólito y en la habilidad de mantener en el tiempo varios chistes (la secuencia de montaje con el hombre de nieve, el café cada vez más grande que le dan a Drebin cada vez que llega a una escena del crimen, etc.). Un delirio hermoso en un momento en el que las comedias escasean cada vez más en el cine.
Haz que regrese: la película de terror del año no era esa pavada marketinera con nenes corriendo y ganas de ser comedia, sino esta película, que en lo personal fue creciendo en la memoria. Terror durísimo sobre la pérdida familiar, donde el miedo verdadero es a la muerte de los seres queridos, y donde los rituales son espantosos no porque tengan una intención maligna, sino porque recuerdan eso de que la muerte es lo único que no tiene solución. Los momentos de horror están ejecutados de maravilla (la escena del cuchillo) y son terribles en la medida en que podemos comprender a todos sus personajes. Una película hija de puta pero sin cinismo, con emoción pero sin un golpe bajo. Después de un debut fallido pero interesante, es la confirmación del talento de los Philippou.
Serie: Alice in Borderland
Hacia finales del mes de septiembre y luego de tres años de haber finalizado de manera bastante cerrada y dejando al público con una sensación satisfactoria; se estrenó una tercera temporada de esta serie japonesa. El principal desafío de esta nueva entrega debía ser cómo lograr que sus protagonistas regresen a este mundo fantástico y realicen nuevos desafíos sin que la trama se sintiese forzada. A través de una narración fluida y bien justificada, los personajes principales se ven inmersos otra vez en la tierra de Borderland en la que deberán superar nuevos obstáculos y demostrar que pueden sobrevivir una vez más. El espectador encontrará planteos existenciales que implican el autoconocimiento y el sacrificio; su moral se verá puesta a prueba a cada momento dependiendo de con qué personaje se identifiquen más. Un cierre de historia por todo lo alto sin caer en lugares comunes ni reiteraciones argumentales.
Película: Wake up dead man
Si hay algo que sabe realizar bien el director y guionista Rian Johnson es el género policial. La tercera entrega de la, hasta ahora, trilogía de Knives Out lleva a los espectadores a disfrutar una vez más de una historia que los mantendrá en vilo hasta el final. Daniel Craig interpreta de nuevo al detective Benoit Blanc que, en la tradición de los relatos de Edgar Allan Poe, Arthur Conan Doyle y Agatha Christie, debe resolver un misterioso crimen a partir de una serie de pistas que, por sobre todas las cosas, confunden en lugar de aclarar. Wake up dead man entrega una historia interesante y entretenida que recupera, sin lugar a dudas, lo mejor del policial clásico y lleva a los espectadores a reflexionar acerca de la vocación, la religión y la entrega personal a favor de los demás.
Películas
1. Sinners (Ryan Coogler)
Dos películas en una. Una sobre el verdadero y profundo Estados Unidos, ese que no quiere olvidar que el lugar de los negros es en los campos de algodón. La otra, sobre vampiros. Pero se complementan. Es una historia de oprimidos por oprimidos que se vuelven opresores. Gran interpretación de Michael B. Jordan, una linda fotografía y una tremenda banda sonora.
Es The Lost Boys de esta época. Compré.
2. Companion (Drew Hancock)
Un mundo donde los androides-robot cumplen funciones de compañía: instrumentos amorosos y sexuales destinados a complacer, hasta que se vuelven conscientes de sí mismos y se rebelan contra su programación.
No sé si funciona por estos tiempos, donde la IA parece quitarnos todo lo que nos hace espontáneos y creativos, o simplemente porque es entretenida: violencia, comedia negra, buenos giros narrativos y grandes actuaciones.
Series
1. The Studio (Apple+)
Una serie que se centra en las peripecias de un productor ejecutivo y su equipo para llevar adelante las apuestas de un estudio de Hollywood.
Seth Rogen como el centro de todo, pero muy bien acompañado.
Para ser una comedia, está filmada con maestría, con muchos planos secuencia que te adentran en la acción y la desesperación de los productores.
2. Efectos Colaterales (HBO Max)
Un hombre descubre un hongo en la selva amazónica del Perú que cura todo tipo de enfermedades. Una sátira brillante sobre la conspiración del mundo empresarial y farmacéutico y el negocio de la salud.
La serie animada se mueve entre la crítica social, el humor, lo psicodélico y la conspiración.
Una joyita oculta.
3. MobLand (Paramount+)
MobLand trata sobre la familia Harrigan, una mafia criminal de Londres, y su disputa con sus rivales. Una historia de mafia, sí, pero su trinomio actoral es lo que la vuelve algo más: Pierce Brosnan, Helen Mirren y Tom Hardy.
Un final de temporada explosivo que promete una segunda temporada aún más dinámica y tensa: relaciones, negocios, traiciones. Atrapante.
4. Welcome to Derry (HBO Max)
Con Welcome to Derry, quizás me estoy dejando llevar por el hype, ya que solo vi tres capítulos, pero me compraron. Volver al universo de Stephen King y adentrarse aún más en la historia de It, y en aquellos nombres y acontecimientos que aparecen en el libro, promete ser un viaje sensacional en esta expansión del universo King.
Y más con el anuncio de que una posible It: Parte 3.
Una noche en Paladium
El género documental no queda exento de la selección de lo mejor del 2025. En este sentido, vale la pena resaltar Una noche en Paladium, de Francisco Novick.
Como anticipa su título, el director recrea la mística de la icónica disco porteña que irrumpió en los ochenta y mantuvo su apogeo hasta la era menemista (cuando los funcionarios de Balcarce 50 levantaban el teléfono por una tarjeta para el VIP). Paladium supo ser un espacio revulsivo y minuciosamente preparado donde todo podía pasar. Patricio Rey presentaba Oktubre, el incipiente underground porteño encontraba un escenario y la diversidad ganaba, de a poco, visibilidad. Como menciona Cristina Civale: “En Paladium se tira el tarot, se maquilla, te dibujan en la cara o en el cuerpo:bailar es secundario”[1].
Novick muestra ser del grupo que cree que los ochenta nunca se fueron, sino que están ahí, latentes. El documental propone reconstruir la génesis y el fulgor del espacio a través de todos los actores que lo triangularon: desde el grupo de amigos que buscó crear un lugar a la medida de la nocturnidad de la postdictadura, hasta los arquitectos, dueños y protagonistas. Se destacan testimonios como los de Juan Lepes, su hija Narda, Cecilia Absatz, Jorge Dorio, Willy Lemos y Lalo Mir, quienes narran el acontecer de la disco con una complicidad que los hace sonrojarse solamente ante el recuerdo de cosas que solo se guardan para ellos.
Aún así, el documental también cuenta una historia íntima: el silencio de Francisco Novick padre (socio fundador junto con Lepes), quien parece tener blindados sus testimonios sobre el éxito de la calle Reconquista. Este hermetismo dispara en su hijo la curiosidad sobre Paladium y la necesidad de reconstruir minuciosamente la historia para entender ese vacío, manteniéndonos en vilo durante 85 minutos con la esperanza de obtener su palabra o saber el por qué del silencio (y para enterarse, es obligatorio ver el documental hasta el final).
Nadie sabe por qué prefiere callar (y eso se agudiza a medida que pasan los minutos y nos da cada vez más curiosidad). A veces los recuerdos, por más fructíferos que sean, generan melancolía o simplemente los protagonistas no quieren volver pero… ¿quién mantiene un silencio o evade a un éxito? Sea por el motivo que sea, motivado por la curiosidad, Novick recupera archivos valiosísimos y testimonios para traernos un pedazo de aquella época. Los ochenta siempre vuelven y, como sostiene Willy Lemos, hoy más que nunca “hay jóvenes que se merecen un Paladium”.
[1] Civale, Cristina (2011). Las mil y una noches, una historia de la noche porteña (1960-2010). Buenos Aires; Argentina. Marea
Misericordia
Aunque Misericordia se estrenó en el Festival de Cannes en 2024, su llegada a las salas argentinas en 2025 legitima su aparición en este segmento. El último film de Alain Guiraudie fue elegido como la mejor película del año por Cahiers du Cinéma en 2024. Tras haber dejado la vara muy alta con El desconocido del lago (2013), el director logra superarse con una obra fiel a su estilo, donde el crimen, el deseo y un humor negrísimo convergen de manera orgánica.
La historia comienza con el regreso de Jérémie Pastor (Félix Kysyl) a un pequeño poblado francés para asistir al funeral de su antiguo jefe. El recibimiento de este “extranjero” que retorna a su pasado parece ser celebrado por todo el pueblo, excepto por Vincent, el hijo del difunto. Con el pasar de los días, Jérémie seduce a la reciente viuda, Martine (interpretada por Catherine Frot), logrando instalarse en su casa sin intenciones de partir. Su estancia se convierte en un letargo que no incomoda a casi nadie, por el contrario, parece ser retenido en la aldea.
Un día, tras una discusión en el bosque, Jérémie asesina a su antiguo amigo Vincent y oculta el cuerpo. A partir de allí, la película agudiza su sentido del humor ácido, con situaciones que descomprimen momentos de alta tensión: después de todo, el protagonista transita su crimen sin aparentes remordimientos. En adelante, Jérémie buscará zurcir la trama mediante la sexualidad y el erotismo para no ser descubierto por sus amigos, la viuda Martine e incluso el cura del pueblo, quien se convierte en el único conocedor de su secreto y en el facilitador de un camino particular hacia la redención y la misericordia.
Catalogada a veces como un policial o un thriller, Misericordia es en realidad una mezcla de noir con fuertes elementos de comedia oscura. El sello de Guiraudie se manifiesta en el uso de la sexualidad como vía de escape para los momentos más tensos. Esto solidifica una historia de crimen en la que, indefectiblemente, el espectador termina del lado del asesino, rodeado por el deseo que este genera en un pueblo aparentemente llano que esconde mucho más de lo que muestra.
Película: El príncipe de Nanawa
El paso del tiempo, el crecer, los vínculos, la vida misma. Todo eso, adelante de una cámara, y mucho más es El príncipe de Nanawa, la película magnánima, ambiciosa e inabarcable de Clarisa Navas y su grupo de colaboradores.
Ya escribí sobre ella y las virtudes a destacar que tiene este ¿documental? que reescribe gran parte de la teoría respecto de las clasificaciones del género, así que no tiene mucho sentido que me repita. Más bien, quizá sí resulte oportuno reiterar el consejo: si están en CABA en enero, refúgiense 4 horitas de la ola de calor mortal que nos azota en el MALBA y vayan a conocer la historia de Ángel Omar Stegmayer Caballero. No se van a arrepentir.
Serie: Devil in Disguise: John Wayne Gacy
Los true crime y sus derivados de ficción están en la parte del ciclo de consumo y producción que podríamos denominar como descenso o caída. Lo hablamos mucho en esta revista. Lo escribimos y hasta lo conversamos en El cuarto cerrado (sí, este año no salió ningún episodio, es culpa de Mariano).
Eso no impide que cada tanto haya un error y el reloj le pegue a la hora dos veces en un día. Es un poco lo que pasa en Devil in Disguise: John Wayne Gacy, la bioserie de Peacock sobre uno de los asesinos más perturbadores de la historia de Disparos Unidos.
El acierto de su creador, el actor, guionista y productor Patrick Macmanus, recae en el hecho de hacer algo tan simple y tan sencillo como no buscar la empatía con el psicópata y pararse del lado de las víctimas. La serie no busca que creemos un vínculo ni que entendamos al monstruo, más bien nos recuerda que hay vidas arrasadas por el horror y el contexto que lo hizo posible. Por fuera de ello hay otra cosa que a veces también se olvidan en estos productos: un buen guion y grandes actuaciones. Todos son actores más o menos ignotos, pero impecables en sus roles. Destaco a quien hace de Gacy, Michael Chernus, que quizá lo tengan de Severance; y a quien interpreta al abogado del asesino, Michael Angarano.



