Una robot suelta en los Óscar

Por Agustina Osorio y Guillermo Cerana

Reseña breve

Una robot (con la voz de Lupita Nyong’o) aparece varada en la costa de una isla que está habitada sólo por animales. La robot está programada para cumplir la misión que le sea asignada pero, al no poder comunicarse con los animales, nadie puede asignarle una tarea. Sumado a esto, todo el entorno le teme y se ve que quienes allí viven, no necesitan nada de este ser extraño (o de nadie ajeno a la isla).

Después de una larga persecución por parte de los animales, frente a la aparente amenaza de la robot, ella logra usar su programación para comprender el lenguaje animal y viceversa. De esta manera, puede dar a entender que no viene para hacerles daño y, al poco tiempo, encontrará la tan buscada misión: cuidar y criar a un ganso huérfano (tras haber ella aplastado el nido por accidente); tarea a la que se le suma un zorro que también anda por ahí solo, sin manada.

Cómo evaluar una película nominada a los premios de la Academia

AO: Cada vez que escribo para una película nominada a los Óscar, surgen las preguntas sobre su valor. ¿Evaluaría de la misma manera la película si no estuviera nominada? ¿Cómo hacer para evadir ese dato? ¿Puedo considerar si simplemente es una buena película sin considerar si es lo suficientemente buena como para estar en la terna? ¿Qué busco yo en una película y qué busca el jurado para considerarla valiosa?

En particular con esta historia, es inevitable poner en valor su calidad estética y uso del avance tecnológico en la animación para crear un ambiente y recrear el entorno de la isla que hace de escenario a lo largo de la historia. Es un dato prácticamente indiscutible. En el caso de Flow (Gints Zilbalodis, 2024), otra de la misma categoría, tiene una belleza estética con menor despliegue de tecnología de animación pero se suma a esto el hecho de haber sido creada por completo con uso de un software libre. ¿Cambia entonces su valoración?

GC: La capacidad de una industria cultural como la de Hollywood reside en su habilidad para construir entretenimiento apelando a valores que pretendan ser universales. En ese sentido Robot Salvaje (Chris Sanders, 2024) cumple plenamente la premisa, quizás apele en exceso al mero entretenimiento, pero no se le puede negar su insistencia en ciertos valores de narrativas clásicas: el amor como factor de redención y unidad (en especial el maternal), la tecnología como una paradoja que puede llevar a la destrucción en la medida en que sea pura razón, pero que puede devenir en un elemento salvador cuando se encuentre con sentimientos positivos. Por tanto, es una película “nominable” independientemente de la apreciación que cada quien pueda hacer sobre los valores a los que apelan las industrias culturales para reproducirse a sí mismas.

AO: La fórmula entonces funciona. Sin embargo, me es inevitable pensar en otras obras de la misma industria y, supongo, con la misma premisa pero con una propuesta superadora en cuanto a la idea final a transmitir, como es el caso de Wall-E (Andrew Stanton, 2008). Un robot que también se enfrenta a una corporación pero que apela a la lucha colectiva (sí, sí, ya sé que le estoy atribuyendo demasiado), a través de la unión entre pares fallados, fallidos, rotos. Wall-E echa mano de la historia de amor romántica, pero aprovecha la idea del fin del mundo tal como lo conocemos para contarnos algo, si se quiere, más interesante. Lo que lleva a otra dimensión que Robot Salvaje también aborda: el sentido de lo colectivo.

La comunidad, una robot, un ganso y un zorro

AO: La historia de esta película es llevada a través de la protagonista robot, apodada Roz, al comienzo en su búsqueda por encajar en el ambiente y, después, a partir de la misión que debe cumplir.

En ese comienzo hay varios temas que atraviesan toda la historia. La maternidad, la crianza y la vida en comunidad, es decir, esos valores de narrativas clásicas que mencionaba Guillermo. Una de las preguntas que surge ante esto es ¿de qué tipo de comunidad habla esta película? ¿Con qué características? ¿Desde qué perspectiva es evaluada como bueno o malo ese sentido de lo colectivo?

La historia muestra a las diferentes especies viviendo cada una en manada, en general, representada por alguna madre con crías. Entre ellas, son clasificadas como predadores y presas, pero todas tienen en común el hecho de sentirse amenazadas y temerle al ser extraño. Nada fuera de lo esperable ahí.

El punto de inflexión se encuentra en el momento en el que Roz encuentra su tan ansiada misión, al destruir (sin querer) un nido de gansos, lo que deja uno de los huevos al desamparo. Es así como Roz lo cuida hasta que el ganso nace y comienza a criarlo. La robot que, no está programada para tener emociones, comienza a transformarse al ejercer la maternidad. Ya bastante extraño y antropomorfizado es esto pero la película no se detiene ahí, sino que es esta misma robot, ahora convertida en madre (culpa y sensación de inadecuación en el rol incluidos), quien impulsa una suerte de transformación de la lógica natural de los habitantes de la isla.

Durante el invierno, varios de los animales comienzan a hibernar, otros se ven amenazados por la inclemencia del tiempo y a otro grupo se le suma el peligro de ocupar el rol de presas. Aquí la historia da otro “giro humano” cuando a Roz se le ocurre que tiene que resguardar a algunos representantes de cada especie en el refugio que ella ha construido para el ganso que migró hace poco. Al estar todos allí reunidos (a la fuerza), Roz les pide que dejen sus instintos de lado, para formar una comunidad armónica (según sus términos), donde no se coman unos a otros.

No era suficientemente extraño que una robot ejerza el rol de madre, sino que a esto había que agregarle un nido vacío devenido en Arca de Noé, con reglas impuestas por una robot construida por una mega corporación.

Ante esto me pregunto cuál es la perspectiva que prima en la elección de este rumbo en la trama y si acaso podría haberse planteado de otra manera.

GC: Los personajes claramente se organizan en torno a un encuentro y un desencuentro. Los animales en un principio expresan la emoción mientras que Roz es la voz de la razón; aquí se puede ver cómo aparece claramente el dilema histórico de la relación humano-animal. Esa relación de desencuentro inicial es salvada en la medida en que la protagonista apela a un costado emocional, pero allí la clave está siempre marcada por una superioridad de lo humano sobre lo animal. Es el amor maternal el punto de encuentro entre estas tensiones que organizan la disposición de todos los personajes: los animales son hijos y lo humano desposeído de lo emocional es la ley que destruye irracionalmente. Si se permite el spoiler, la imagen final del cuadro donde todos los animales son abrazados por Roz implica una redención del rol de la humanidad como salvadora de lo que ella misma apela a destruir.

En ese sentido, la película se mantiene dentro de un discurso especista donde la generalización de valores que la humanidad solo ve en sí misma (en los otros animales dichos valores están, pero atravesados solo por el instinto o en menor intensidad, lo que también es una proyección humanista) es lo que permitiría la salvación de los ecosistemas y las vidas ajena. La historia del devenir humano indica otra cosa, pero la película no apela a ella, sino a una idea de redención.

La valorización por fuera del jurado

AO: Con todo esto a cuestas, pareciera ser una de las mejores candidatas al Óscar. Sin embargo, para la audiencia que no forma parte de la Academia, podemos opinar a partir de nuestros propios estándares.

Creo que el cine es una forma de narrar historias. En general, las películas me gustan por las historias que cuentan y por la forma en la que están contadas. En el caso de Robot Salvaje, es innegable que Sanders se luce en la puesta estética y logra pintar un lugar hermoso que podría ayudar a sumergirnos en el cuento.

Sin embargo, lo que termina contando es tan disruptivo con ese entorno que solo me genera distancia. Coincido con Guille en que la película elige narrar una idea de redención humana cuando, en realidad, lo que estamos viendo en la humanidad es lo contrario.

Me es inevitable volver a Wall-E. Si bien allí también hay redención y emociones tradicionalmente atribuibles a lo humano ubicadas en robots, la sigo rescatando 17 años más tarde. Quizás sea porque no hay animales involucrados a quienes se quiere modificar su lógica y organización comunitaria. Quizás solo me choque que, habiendo elegido un personaje femenino como protagonista, se le haya asignado como misión inevitable la maternidad.

Como sea, Robot Salvaje no tendrá mi voto en esta entrega de premios, si bien sospecho que será del agrado de los miembros de la Academia.

GC: Coincido con la valoración de Wall-E que hace Agustina en relación con la diferenciación con Robot Salvaje, así como en los aspectos que ella destaca para pensar los méritos que tiene para llevarse el Óscar. Pero creo además que el modo de construir la historia, el rol redentor del amor maternal y la emoción, son factores constitutivos de lo valorado por la Academia.

Lo llamativo es la insistencia en roles de género fijos en el marco del impacto del feminismo en Hollywood, aunque creo que la película puede empalmar con cierta reivindicación del deseo de maternar de ciertos feminismos. Por otro lado, la superioridad de lo humano en relación con lo animal, ya sea como destructor o salvador, pone sobre la mesa un pilar social de la narrativa humana, que subyace en las épicas propias de una especie que organiza el mundo a su antojo.

Con estos elementos, Robot Salvaje es una película perfectamente diseñada para ganar el Óscar, pero a diferencia de Wall-E, creo que el tiempo no la sostendrá en un lugar destacado en la historia del cine, fundamentalmente por la propuesta conservadora que tiene de presentar los valores que postula.