La 24 elige: lo mejor del 2024

Amigos y amigas, ha pasado otro año más y, como es costumbre, la redacción de la Revista 24 Cuadros acerca sus películas y series destacadas del año.
Tenemos una deuda pendiente con ustedes, no hemos publicado nada ni en papel ni en pdf desde nuestro último número. Estamos trabajando en ello, habrá novedades pronto. No podemos prometerles que será muy bueno, pero sí que es lo mejor que podemos hacer.
Además, hemos publicado menos artículos en la web, es cierto. Paradójicamente los números y las estadísticas de la revista mejoraron. Al día de hoy, 30 de diciembre de 2024, la web tuvo 125 mil visitas. Para un sitio como el nuestro, sin publicidad, sin dinero y con un ámbito de repercusión pequeño, creemos que es muchísimo. Significa que alguien nos lee y que le interesa; y por eso, pese a las complicaciones que son cada vez mayores, no podemos dejar de hacerlo.
Les agradecemos y les mandamos muchas felicidades. Son tiempos extraños y difíciles. Todo indica que se va a poner peor.
Cuídense mucho, festejen, celebren y acompañen a sus seres queridos. El año que viene estaremos aquí también.
Ahora sí, sin más dilaciones, nuestra selección.
- Película: I Saw the TV Glow
Jane Schoenbrun es un talento en bruto. I Saw the TV Glow está articulada con una hermosa forma de entender el cine como una vía de expiación sobre miedos internalizados jamás puestos en palabras (en este caso, imágenes), y el resultado es una película plagada de horrores que van más allá del cuerpo, pero que se quedan en el alma: la falta de identidad.
La adolescencia y el consumo de material cultural es el camino que sigue Jane para dibujar una analogía que habla muy bien sobre la experiencia de no sentir que tu piel es tuya, también de morir en vida. A veces nos encontramos tan sumergidos en la ficción que nos olvidamos de vivir en la realidad, donde no hay guiones ni Deus Ex-Machina que nos salven de nuestras decisiones o de los males del mundo. Y para la gente que se la pasa pegada a una pantalla, esa es la verdad más difícil de aceptar.
Ahí es cuando nos damos cuenta de que estamos ante una película que no puede existir en este plano, solo en el interior de nuestros corazones que, al verla, brillan más que nunca.
- Serie: The Bear
Tal vez ya tengamos muchas historias en nuestros televisores sobre gente viviendo el día a día con sus problemas familiares, laborales y mentales, pero ninguna lo hace con la cadencia y la capacidad de inducir estrés como The Bear.
La serie es un no-parar de secuencias diseñadas meticulosamente para crear una bomba contrarreloj en cada episodio, teniendo a sus personajes en una cuerda floja, a punto de perder la cordura para alcanzar la perfección en sus diferentes ámbitos. Los problemas aumentan y las necesidades de sus protagonistas se vuelven imposibles de resolver mientras se van ahogando en su propia ambición, todo esto conllevando a que sufran consecuencias desastrosas.
La tercera temporada capaz no alcance la cúspide creativa de su antecesora, pero es una continuación súper digna de un relato familiar y personal que engloba perfectamente el peso de obtener la aprobación de los demás cuando nadie lo nota.
- Película: La sustancia
La sustancia, dirigida por Coralie Fargeat, es una de las mejores y más impactantes películas del año, destacándose en el género de body horror por su combinación de violencia, sangre y una cruda crítica social. La trama sigue a Elizabeth Sparkle (Demi Moore), una famosa actriz que, en su desesperación por recuperar la juventud, se somete a un tratamiento experimental que transforma su cuerpo de manera grotesca de forma irreversible, convirtiéndose en una metáfora de la lucha interna contra los estándares de belleza inalcanzables impuestos por la sociedad actual. A través de una narrativa intensa, la película aborda las ansiedades culturales relacionadas con el envejecimiento y la obsesión por la apariencia, dejando al descubierto los efectos físicos y emocionales de estas presiones.
La directora no solo utiliza el horror corporal para impactar, sino también para reforzar el mensaje de que, sin importar los esfuerzos o los recursos con los que se cuente, el paso del tiempo y sus efectos son inevitables. La sustancia no solo invita a los amantes del género a disfrutar de su estética perturbadora, sino que también los lleva a reflexionar sobre cómo estas imposiciones culturales afectan a las mujeres, generando -entre otros- trastornos de alimentación y sufrimiento en su búsqueda por alcanzar un ideal de belleza que nunca será suficiente para nadie, incluso para ellas mismas.
- Serie: Bebé Reno
Bebé Reno, la miniserie más vista de Netflix, es, en mi opinión, la mejor del año por su poderosa narrativa y su capacidad de abordar con crudeza las dinámicas de los vínculos abusivos. Basada en la experiencia real del comediante escocés Richard Gadd, quien protagoniza, produce y escribe la historia, esta obra combina elementos reales y ficticios para retratar la lucha emocional de Donny Dunn, quien se encuentra atrapado en un ciclo de acoso y abuso emocional. Con un enfoque perturbador, la serie logra capturar la complejidad de estas relaciones, enfatizando en la dependencia emocional y la dificultad de las víctimas para escapar de estos ciclos sin fin. Su realismo impactante y su valentía al exponer estas dinámicas convierten a Bebé Reno en una serie a la que vale la pena darle una oportunidad.
Más allá de su trama envolvente, trasciende la pantalla al generar reflexiones profundas y debates sobre la toxicidad en las relaciones humanas. El revuelo que despertó en la vida real, incluyendo especulaciones y controversias sobre las identidades de los involucrados, refuerza su impacto cultural. Sin embargo, lo que distingue a Bebé Reno como la mejor del año no es solo su capacidad de entretener, sino su misión de visibilizar el abuso emocional y la violencia psicológica, invitando a una sociedad más consciente y empática. Su estilo narrativo audaz, junto con las actuaciones memorables, la han convertido en una serie que redefine cómo el arte puede transformar nuestras percepciones.
- Película internacional: The Sweet East
Este año se pudo ver en BAFICI este extraño rejunte de géneros que cuenta la historia de una adolescente encontrando su camino por las sinuosas tierras de la América profunda. A veces una comedia romántica, otras veces un splatter o una película de fantasía, The Sweet East funciona en forma de un espiral sin fin para tratar de capturar la esencia de una generación perdida en discursos reaccionarios, intentos de alcanzar una fama instantánea y asistir a convenciones neonazis. Es, además, la ópera prima del director de fotografía Sean Price Williams, habitual colaborador de los hermanos Safdie (hizo con ellos Good Time y Heaven Knows What), un dato para nada menor si se toma en cuenta el look documentalista callejero que la película adopta en algunas secuencias.
- Película nacional: Crónicas de una santa errante
El 2024 no estuvo exento de grandísimas películas nacionales (Alemania, El Escuerzo, Las cosas indefinidas, El viento que arrasa), pero lo que hace que la ópera prima de González Bustillo alce la cabeza por sobre las demás es su particular hermetismo; una comedia marcada por un tono muy singular, en donde los chistes funcionan solamente en el lenguaje de estos personajes monótonos y los sucesos fantásticos se desencadenan con una naturalidad milagrosa (algo que se puede emparentar con el universo rejtmaniano con facilidad). Una película sobre el paso del tiempo, encontrar un lugar en el mundo y elegir compartir la estadía en la Tierra con otra persona, todo contado en forma de una comedia que nunca se ríe de sus personajes, sino que lo hace con ellos.
- Película: Civil War
Of these years I sing…
How America is the continent of glories
And the triumph of freedom
And of the Democracies
Walt Whitman. Leaves of Grass.
En 1776, luego de la rebelión en contra de la monarquía británica, los representantes de las 13 colonias aprobaron por unanimidad la declaración de la independencia embanderados en las ideas de liberalismo, república e igualdad de todos los hombres.
En 2024, Alex Garland cuenta en Civil War otra rebelión: la de los estados en contra de la unión pactada en 1776. El estado republicano preserva apenas un presidente fantoche que gobierna un país fantasma, desmembrado en comunidades sectaristas; la libertad deriva en un individualismo que, de estimular la libre competencia, pasa a incitar la antropofagia; la igualdad de todos los hombres depende ya del ojo del que porta el arma más letal.
Are you American? But what kind of American are you? [¿Eres americano? ¿Pero qué clase de americano eres?]: en la ex gran nación del norte, alabada por el poeta Walt Whitman en el siglo XIX, un territorio zombi infestado de terraplanistas, white trash con fusiles y excombatientes con trastorno de estrés postraumático en el siglo XXI, cada habitante nativo o accidental está obligado a responder aquellas dos preguntas si quiere seguir con vida.
Definitivamente, Civil War es la película del año porque profetiza que MAGA significa la caída del imperio. Pero además lo es también porque advierte que el derrumbe de la Babel del Norte no significa el fin de la sujeción de países como el nuestro. Mientras que los políticos cipayos, los tiburones de las finanzas, los ricachones, los criptobros y los aspiracionales sigan enamorados de Miami y se emborrachen con el abominable perfume del dólar, nos tocará al resto padecer una parodia de MAGA con jubilados con hambre y sin medicación gratuita para financiar la importación de las Play 5 como premio de Papá Noel para los niñitos libertarios que fueron obedientes durante el año.
- Películas:
No esperes mucho del fin del mundo, dir. Radu Jude
Se trata de una película que se estrenó el año pasado pero que tuvo más distribución en Argentina durante 2024. Sus más de dos horas y media de duración se pueden resumir en un argumento de corte documental: seguir un día en la vida de Angela por los suburbios rumanos, entrevistando a gente que sufrió accidentes laborales. El diferencial está en que Radu Jude hace esto con una propuesta en blanco y negro, con mucha reminiscencias a las vanguardias. Una crítica corrosiva y muy vital a la vez, nada solemne, de los diferentes planos decadentes de la sociedad actual -incluyendo el cine-, con humor absurdo, crudeza y arte.
Medianoche con el diablo, dir. Hermanos Caines
Si bien hay que reconocer a Historia de lo oculto como una precursora en este estilo de terror de falso documental, esta película juega su propio juego. Una exploración a las temáticas paranormales y ocultas en un talk show que a nivel técnico, artístico y narrativo no sólo construye muy bien la sensación de estar viendo un programa de TV, con los recursos de found footage, sino que recrea los imaginarios de los cine de género de época para llevarte a una experiencia que atrapa con todo lo bizarro y fantástico que pasa.
El escuerzo, dir. Augusto Sinay
Otra propuesta para destacar por su singularidad dentro del cine fantástico argentino. Acá por tomar un cuento de Lugones con el mismo nombre que se basa en una leyenda local, haciendo una interpretación bastante libre y volada, pero con un buen retrato de la naturaleza local, de Córdoba, desde la perspectiva de un joven gaucho amateur en el contexto de la Guerra del Paraguay. Este universo que abre la película tiene muchos méritos. Es sugerente y ambiguo, la atmósfera, el viaje y las alucinaciones, toda la calidad técnica, le van ganando peso a la historia que se pierde un poco mientras avanza el metraje.
- Películas:
Megalópolis: Sin dudas la mejor película del año. Un film alegórico que obliga a los espectadores a realizar un profundo ejercicio de comprensión y crítica hacia la vida occidental, motivos por los que ha sido injustamente infravalorada por una crítica y un público que no pueden soportar que un director de la talla de Francis Ford Coppola les haga abrir los ojos y los obligue a salir de la zona de confort en las que se encuentran inmersos gracias a películas de tramas livianas e inverosímiles muy propias de este siglo.
Goyo: Una historia sencilla de Marcos Carnevale que interioriza a los espectadores acerca de cómo es el mundo de las personas con capacidades especiales. Una comedia que se desarrolla con mucho respeto, sin caer en el humor fácil, y que logra la identificación del espectador con cada uno de los personajes principales del film, construyendo una narración preciosa que emociona sin golpes bajos.
Furiosa: Ciencia ficción apocalíptica que funciona como precuela de la saga de George Miller y explora los orígenes de un personaje secundario de la saga Mad Max. La psicología del personaje fundamenta el comportamiento que se ve en la cuarta entrega de la saga. Su estética recargada, cercana al grotesco, embellece unas secuencias de acción que no dejan despegar al espectador de su asiento.
- Series:
Fallout: Una serie de ciencia ficción distópica que respeta el espíritu logrado por los creadores de la saga de videojuegos. Personajes bien construidos, que evolucionan a lo largo del desarrollo del argumento y situaciones bien encadenadas que construyen un verosímil que no se traiciona a sí mismo.
Black Doves: Una excelente mini serie de espías que muestra la otra cara de los servicios secretos, adentrándose en la psicología de los personajes y mostrando que detrás de esos agentes especiales hay seres humanos con sentimientos, dudas y miedos.
Shōgun: Gran adaptación de la novela homónima de James Clavell, que muestra la caída del feudalismo japonés y la llegada de los occidentales a Oriente. Intriga, suspenso y romance dentro de una trama de ficción histórica que respeta el pasado de Japón y acerca a los espectadores un panorama de su cultura milenaria.
Películas:
Rebel Ridge, dir. Jeremy Saulnier: una película que funciona como una versión moderna de Rambo y también como una alegoría de la actualidad del interior de Estados Unidos. Saulnier filma como nadie las historias de personajes en situaciones extremas y claustrofóbicas y en Rebel Ridge retoma el camino espiritual de Blue Ruin (2013) y Green Room (2015), alejándose del tono más cansino de Hold the Dark (2018). A ese pulso narrativo demoledor se le suma además la interpretación superlativa de Don Jhonson que hace uno de los mejores papeles de su carrera.
Juror #2, dir. Clint Eastwood: la nueva película de Clint fue una de las polémicas cinéfilas del año. Warner decidió darle un estreno técnico en algunas salas de USA y luego mandó la película directo a streaming. Una estupidez supina que no haría nadie que entienda más o menos de cine o del negocio. Juror #2 es una de las mejores películas de los últimos años en la carrera de Clint Eastwood. Es un film de premisa, de personajes y de conflictos humanos y morales. Pero no solo es buena, es consistente. Todo el tiempo se mantiene a nivel y no se desborda. Con 94 años, la última siempre puede ser la última para Eastwood. Si esta lo es, sin dudas merecía un mejor contexto y lanzamiento porque irse así es irse a lo grande.
Who by Fire, dir. Philippe Lesage: La última película de este cineasta canadiense llegó a la Argentina durante la pasada edición del BAFICI. Es muy difícil de describir y de tratar de explicar, se trata de una obra en la que no pasa nada y a la vez pasa de todo. Un film que dialoga con cierta estética presentada por el Lessage en sus obras previas y que parece abrevar en algunas cosas de los pasajes de comedia absurda del cine Christian Petzold. Es larga, sí. Quizá no sea pareja, también. Pero es una película arriesgada y filmada como pocas, y eso, dada la coyuntura, es muchísimo.
- Menciones especiales de películas estrenadas en 2023 pero que llegaron a la argentina en 2024:
- Perfect Days, dir. Wim Wenders;
- Anatomía de una caída, dir. Justine Triet
- Dream Scenario, dir. Kristoffer Borgli;
- The Holdovers, dir. Alexander Payne;
- The Bikeriders, dir. Jeff Nichols;
- Le Successeur, dir. Xavier Legrand.
- Menciones especiales de películas argentinas que me gustaron mucho:
- Alemania, dir. María Zanetti;
- Fuck you! El último show, dir. José Luis García;
- El cambio de guardia, dir. Martín Farina;
- Un hombre que escribe, dir. Liliana Paolinelli;
- Después de un buen día, dir. Néstor Frenkel.
- Películas:
Dune, parte 2, dir. Denis Villeneuve: Me terminó comprando este universo. No sé si fue lo mejor, pero si lo que más expectativas me genera a futuro (con la serie incluida y la parte 3 prevista para 2026). Viva la fantasía épica.
Saturday Night, dir. Jason Reitman: ¿Cómo fueron las horas previas a la primera emisión del mítico programa de donde salieron las principales figuras de la comedia norteamericana en el último medio siglo? Personajes coloridos, choque de egos, situaciones desopilantes y una tensión constante hasta el último minuto para ganarse el visto bueno de la gerencia y lograr salir al aire.
- Series:
El pingüino: No sé si fue sin querer queriendo, pero la construcción que hicieron del personaje interpretado por Collin Farrell, es decir, Oswald Cobblepot, el querido/odiado Pingüino de Batman, fue genial. Tiene mucho de Tony Soprano y la serie se sostiene por sí sola. Una maravilla.
Slow Horses: Gary Oldman interpreta al jefe de un departamento del MI5 donde mandan a los “caballos lentos”, los rechazados del sistema. Ya la canción de introducción lo dice todo: “rodeado de perdedores”. Es sorprendente como esta serie de Apple, temporada a temporada, nunca baja la vara. Una historia de espías de altísima calidad.
Bruno Glas
- Películas:
Thelma, dir. Josh Margolin: una abuelita de 93 años es víctima de una estafador telefónico que le pide plata y decide ir en busca de lo que le robaron. Con una premisa simple de viaje del héroe, el director hace una comedia delirante y que funciona con la precisión de un relojito, a la vez que parodia de maravillas varios lugares comunes del cine de acción y usa con maestría las características propias de la vejez de sus personajes para crear set pieces delirantes (la persecución en motoneta en el asilo es antológica). La películas también es un prodigio de montaje y una celebración de la tercera edad como etapa de la vida que aún depara sorpresas. En momentos en que el cine recicla franquicias, tenía que venir una película con un vieja para traer ideas jóvenes. Así y todo, lamentablemente no se estrenó en los cines.
IF (Amigos imaginarios), dir. John Krasinski: otra película con una idea original que pasó sin pena ni gloria por los cines. Krasinski muestra acá cómo la adultez no implica una desconexión de la infancia, sino una continuidad que la usa de impulso. No hay villanos ni cinismo en IF; tampoco puerilidad y apenas algo de sentimentalismo. Lo que hay es emoción genuina, amor por los personajes y por las narraciones: las que sus personajes se contaban de niños, las que se cuentan de adultos, y la que su director le cuenta al público.
A Different Man, dir. Aaron Schimberg: dudé en incluirla, quizás no estaría entre las primeras cinco, si tuviera que elegir (dejé afuera, por ejemplo, Joker 2 y Perfect Days). Es la más imperfecta de las tres de esta lista. También la peor, pero en un sentido moral. Está acá por otros motivos: si Thelma e IF son películas luminosas, A Different Man es pura hijaputez y oscuridad sin retorno. Un puñetazo al ideal de que la belleza trae felicidad, y a que el pasado trágico puede quedar atrás. Una comedia negrísima y escéptica, con una Nueva York granulada y que se cae a pedazos, como su personaje. Todo mientras vemos, con un humor terrible, la imposibilidad de cambiar aquello que en verdad se es.



