Borderlands: ¿mucho ruido y pocas nueces?

Este 8 de agosto llegó a los cines Borderlands, la película basada en el videojuego del mismo nombre, dirigida por Eli Roth. Desde el principio las expectativas eran altas con el anuncio de varios miembros del elenco, como Jamie Lee Curtis y Cate Blanchett. El entusiasmo disminuyó cuando se revelaron las identidades de quiénes iban a interpretar a los demás personajes y cayó definitivamente después de que el director comentó que, a pesar de tomar ciertos puntos narrativos del universo del conocido juego, la historia iba a ser completamente original.

Al momento del lanzamiento del primer tráiler, los fans mantuvieron la mente abierta. Lo que se mostró parecía divertido, colorido, en línea con las diferentes adaptaciones del gaming que estuvieron apareciendo en los últimos años, como la aclamada serie Fallout que se transmitió por la plataforma Amazon Prime Video.

Ahora la película está por fin en las salas de cine y cabe reflexionar sobre cuál fue el resultado de todo este mix de cosas que parecen no terminar de funcionar. Pero hay otra cuestión que también vale la pena preguntarse y es qué espera el público de una adaptación de un medio a otro. Hoy en día las opiniones parecen venir cada vez más polarizadas. No es raro observar una catarata de reseñas extremadamente positivas o negativas cada vez que un lanzamiento esperado llega a las pantallas. Las calificaciones parecen oscilar entre genialidad maestra o tremenda desilusión, sin pasar por ningún tipo de intermedio. Pues bien, ¿en qué parte cae Borderlands?

Lo que falla

No es la intención de esta reseña sostener que Borderlands es la próxima obra maestra del cine. Eli Roth es conocido por sus cintas de terror, en especial Hostel (2005). Es un director que usa (y abusa) del elemento de la violencia explícita y el shock. Lamentablemente no es lo mismo una pesadilla gore que una aventura de acción en un universo apocalíptico de ciencia ficción, y esta es la primera falla del film. La acción se siente a medio terminar, como si la intención hubiera sido hacer algo exagerado y casi bizarro, pero termina pareciendo mal ejecutado. Cate Blanchett es, por mucho, la actriz que más brilla. No es un papel que acostumbre a hacer, pero lo maneja con excelente expertise y por momentos le queda grande al resto de la película.

Los personajes son estereotipos sin ningún tipo de desviación del estándar. “El héroe”, “el elegido”, “el protegido”, “el loco”, “el cómico” es lo que Borderlands tiene para ofrecer en cuanto a caracterización. Incluso los villanos están deslucidos. Años atrás tal vez hubiera sido novedosa la idea de que las mega corporaciones son malignas y quieren usar la tecnología para hacer el mal. Hoy es una cosa de todos los días y, sin una vuelta de tuerca que darle, la idea queda plana y poco interesante.

El CGI por momentos es catastrófico. Esta es probablemente la peor parte de la película. Muchas de las escenas de acción tienen efectos prácticos y ahí sabe brillar, pero la obsesión del cine de aventuras actual con lo digital, en este caso, perjudica al resultado.

Quienes sean amantes del juego van a disfrutar un poco más la experiencia. Más allá de que la historia no sigue la trama original, hay muchas referencias y son adecuadas y bien puestas. Sin embargo, quienes vayan al cine sin saber nada previamente pueden llegar a sentirse un poco perdidos y encontrar ciertos momentos bastante descolgados.

Todo el tiempo da la sensación de que los creadores de Borderlands están especulando con una secuela. Mezclan aspectos del primer y segundo juego, pero dejan de lado personajes interesantes que podrían haber incluido y hubieran enriquecido al título en general. Una lástima que no se hayan arriesgado, ya que no parece que la película vaya a convertirse en una franquicia.

Lo que funciona

Más allá de sus grandes errores, muchos de estos pueden pasarse por alto siendo que Borderlands es una cinta que no se toma muy en serio. Los personajes son clichés exagerados, las escenas de acción son algo excéntricas y el guion es por demás cursi y este parece ser el resultado que el director quería. Es un tipo de película que puede no apelar a la mayoría de las audiencias, sobre todo porque como se mencionó antes, hay grandes ejemplos de adaptaciones de videojuegos en este último tiempo que demostraron que el traspaso de la PC o consola al cine o TV es posible y es viable (y rentable, evidentemente). Esta no es una de esas.

Borderlands no es un recuento fiel, pero es divertida, y ese parece ser el punto de su existencia. Los gags están bien puestos, las escenas con efectos prácticos funcionan y los personajes, a pesar de su nulo desarrollo, llegan a ser simpáticos y queribles.

Es muy probable que se la compare con el gigante de Disney, Guardianes de la Galaxia. El contraste no es injusto. Pero es preciso recordar que la dinámica de “un grupo de inadaptados que se unen casi por casualidad y viven aventuras de todo tipo” viene estando presente en todos los medios desde hace décadas. También se podría mencionar Firefly o, sacando la ciencia ficción, Buffy la cazavampiros o Rápido y furioso. Un ejemplo más actual es Dungeons & Dragons (2023), de la cual es bastante reminiscente.

En conclusión, Borderlands es una adaptación mediocre pero entretenida. Sin muchos riesgos ni expectativas, pero que funciona para pasar el rato. Si la televisión por cable aún tuviera la relevancia que tuvo hace un par de decenas de años, sería una cinta ideal para pasar por algún canal un domingo a la tarde y para poner de fondo mientras se hacen los fideos.

A veces, eso es todo lo que un producto tiene para ofrecer, y no está mal. En una industria que parece tener una prevalencia de dieces o ceros, Borderlands viene a ser un cinco o un seis, y no parece pretender otro resultado. Aprueba con lo justo.