Tornados: encuentros cercanos del tipo tormentoso

En una escena clave Twisters, uno de los personajes intenta resguardar a civiles de un tornado que devora todo a su paso gritando a sus compañeros: “¡Llévenlos a todos a la sala de cine!”. Quizá ahí reside el corazón de la nueva película de Lee Isaac Chung, el director detrás de la fantástica Minari (2020), una de las promesas de esta temporada de grandes estrenos.
Twisters sigue la historia de Kate Cooper (Daisy Edgar-Jones), una cazadora de tormentas retirada tras sufrir eventos trágicos durante un experimento universitario. Con la reaparición de un antiguo colega, Javi (Anthony Ramos), Kate vuelve a la acción cuando la temporada de tornados se intensifica en Oklahoma. Pero su enemigo no solo será la naturaleza, sino también el excéntrico y mediático Tyler Owens (interpretado por Glen Powell), otro cazador de tornados convertido en superestrella influencer. Tyler vende camisetas con su rostro, se declara a sí mismo un vaquero de tornados y choca con los motivos de laburo más humanistas que tiene Kate. Pero Tyler se ve totalmente magnetizado por la inteligencia de esta, lo que desencadena una especie de triángulo amoroso, donde los personajes masculinos de Powell y Ramos tratan de cautivar a la astuta heroína interpretada por Edgar-Jones.

Aplaudo que la triada protagónica sea totalmente verosímil y dinámica, lo que propone una encantadora lucha de egos de tres mentes brillantes. Es fácil que en una película de este estilo uno se aburra cuando dejamos de lado el foco del espectáculo, pues estamos comprando un boleto para ver cuál es el objeto más extraño que un tornado puede hacer volar por los aires, pero considero que los momentos más divertidos de esta historia se encuentran en el flujo de interacciones de los protagonistas, en los momentos que empezamos a entender quiénes son y por qué están parados donde están parados.
Al inicio, el tono de la película se siente un tanto caricaturesco, sobre todo cuando el personaje de Glen Powell hace su primera aparición, con todo un séquito de seguidores a su espalda mientras ingresa en su camioneta de proporciones exageradas, pero a medida que los personajes cazan más tornados y sus interacciones se profundizan, Twisters se humaniza y se convierte en un espectáculo que da en los clavos correctos una y otra vez.
En la primera hora de película, hay un plano en específico de Daisy Edgar-Jones en su habitación, con el ventilador de techo siendo parte crucial del encuadre; que si no es una referencia directa a Apocalypse Now (Francis Ford Coppola, 1979), no sé qué otra cosa podría ser. Y es que hay mucha imaginación y cinefilia en el planteamiento de Chung, incluyendo una proyección de Frankenstein (James Whale, 1932) en el clímax de la película; y con toda una construcción de montaje que es de lo más spielbergiano que he visto en bastante tiempo.

Más allá de ser un tipo de cine de entretenimiento en estado puro, me quedé con ganas de profundizar más en su lado crítico. En varios momentos, la película lanza una cachetada directa a las organizaciones que se benefician económicamente de las desgracias que sufre el pueblo estadounidense, y muestra un lado dulce de las organizaciones caritativas, pero esta arista se siente un poco débil e incluso infantil, como una sátira mal dosificada. Siento que faltó un último golpe para cerrar ese tema en un lugar más alto.
De todas maneras, y tras el boom de Barbenheimer en julio del año pasado, generar un fenómeno de verano (o de invierno, en nuestro hemisferio) es un desafío difícil de completar. Sin embargo, Twisters es una película muy correcta, divertida y merecedora de reconocimiento, que espero cautive a una ola importante de espectadores de cine. Después de películas como Nope (Jordan Peele, 2022) o esta, es probable que estemos presenciando un renacimiento de la figura del cowboy en la cultura popular. Mi aprobación es total. Se estrena en cines este 11 de julio.



