Spaceman: un viaje largo y solitario hacia las profundidades del inconsciente

Spaceman es una película cuyo nombre podría llevarnos a pensar que se trata únicamente de una historia de ciencia ficción, pero a medida que avanza la trama, se revela como un drama psicológico con toques surrealistas. Está dirigida por Johan Renck, cineasta sueco conocido por su trabajo como director en algunos episodios de Breaking Bad y la serie Chernobyl para Max.

Se estrenó en marzo de 2024 en Netflix y está protagonizada por Adam Sandler, Carey Mulligan y Paul Dano en la voz de Hanuš.

Basada en la novela checa «Spaceman of Bohemia» (Jaroslav Kalfař, 2017), la historia sigue a Jakub Procházka (Adam Sandler), un astronauta checo en una misión solitaria de seis meses a bordo de una nave espacial para llegar a la nube Chopra, un extraño fenómeno gaseoso violeta cerca de Júpiter, con el objetivo de tomar muestras que podrían ser partículas del principio del universo.

Para sobrevivir, Jakub tiene la difícil tarea de hacerse cargo de la nave en la que viaja, así como de mantener vínculos sanos con los humanos que se encuentran en la Estación Europea Espacial y su esposa Lenka (Carey Mulligan). Esto se convierte en un gran desafío, casi tanto como lo es la soledad que habita en el espacio que lo lleva a perderse en sus pensamientos hasta alcanzar la locura.

El conflicto principal surge cuando Lenka, embarazada de siete meses, decide abandonar a Jakub tras no soportar seguir viviendo en la incertidumbre de su viaje espacial. Jakub, por otra parte, solo quiere volver a la Tierra para estar con ella. Frente a la incapacidad de comunicarse con su esposa, el protagonista entra en una depresión al borde de la psicosis frente a la abrumadora soledad en la que está inmerso. Es entonces cuando aparece una criatura alienígena llamada Hanuš (con la voz de Paul Dano), quien al principio lo asusta, pero con el transcurso de la historia se transforma en su amigo y terapeuta emocional, guiándolo para poder completar la misión tanto espacial como la de su vida personal.

Es a partir de la presencia de Hanuš en la vida de Jakub cuando empezamos a explorar sus recuerdos, en un viaje nostálgico y melancólico de un pasado que fue mejor frente a un presente que le genera impotencia y desesperación ante la incapacidad de tomar acción al estar tan alejado de la Tierra. Un viaje espacial en el que vemos cómo va muriendo la relación entre Jakub y Lenka y cómo el protagonista va perdiendo la noción de la realidad.

Son varios los indicios que nos da la historia para darnos cuenta de que Hanuš no es más que la representación del inconsciente de Jakub, que se materializa para que él pueda hacer consciente lo que le sucede y así lograr un cambio en su vida. Si bien todos nos encariñamos con la criatura alienígena a medida que transcurre la historia, en algún punto como espectadores proyectamos la necesidad de contar con una compañía que nos banque emocionalmente y nos ayude a procesar aquellas situaciones que aquejan para pasar del pensamiento al plano de la acción.

A pesar de que la película puede percibirse un poco lenta y larga, logra transmitir la claustrofobia de estar encerrado en una nave espacial por tanto tiempo en una asfixiante soledad, recordándonos lo que vivimos en la cuarentena por el COVID 19, donde de a poco nuestra salud mental se fue deteriorando por el aislamiento.

En cuanto a la historia de amor entre Jakub y Lenka, nos lleva a reflexionar sobre nuestros vínculos –de todo tipo– en la vida real, y hasta qué punto el egoísmo es necesario para no perder nuestra identidad. Si bien por momentos Jakub puede parecer un tanto egoísta al enfocarse en sus propios deseos como lo es su misión, también podríamos considerar la falta de apoyo de parte de Lenka en un momento crucial de su carrera profesional, ya que lo abandona cuando más la necesitaba. Justamente una parte importante de los vínculos radica en poder ser feliz a través de la realización del sueño del otro y acompañarlo en ese camino, algo que no ocurre en esta historia de amor.

Jakub idealiza su vida hasta el punto de arriesgarse para descubrir que al tomar el control de sus emociones puede alcanzar la estabilidad que tanto desea. Este punto de inflexión ocurre precisamente cuando logra llegar a Chopra, momento en el que se despide de Hanuš para siempre, ya que, como mencioné anteriormente, era parte de su inconsciente que venía a mostrarle qué camino debía tomar. Esto hace alusión a la terapia psicoanalítica, cuyo proceso se encuentra en la introspección para encontrar en uno mismo las respuestas que ayudan a generar un cambio.

La película presenta una estética y una fotografía que evocan la época de la Guerra Fría, con la destacada actuación de Adam Sandler, quien interpreta a un personaje depresivo y abatido por sus emociones. Un papel diferente a los que solía tener. Por su parte, Carey Mulligan hace una interpretación consistente pero predecible, reflejando un cierto encasillamiento en roles similares, una pareja poco comprensiva y egoísta.

En definitiva, Spaceman nos invita a reflexionar sobre la importancia que tienen los vínculos en nuestra vida ya que somos seres sociales y que frente al aislamiento podemos llegar a perder la cordura. Un viaje espacial cargado de emociones intensas, de nostalgia y de amistad.