38° FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE DE MAR DEL PLATA: «Seagrass», «Cerrar los ojos», «Clara se pierde en el bosque», «Los delincuentes», «Animal | Humano» y «Night Walk»

Seagrass (Dir. Meredith Hama-Brown), por Fabio Vallarelli
La ópera prima de la cineasta canadiense Meredith Hama-Brown se encarga de explorar varias temáticas que están presentes en otras películas del festival en general y en particular de la competencia internacional. El film, ubicado en la década del 90, narra el viaje que realiza un matrimonio canadiense con sus dos hijas pequeñas a una suerte de colonia/retiro, en la que la pareja buscará realizar una terapia para intentar revincularse y evitar la separación.
Una de las cuestiones centrales que aborda la película son las diferencias culturales y socioeconómicas de los personajes. Judith, la protagonista, interpretada por Ally Macki, proviene de una familia japonesa pobre que emigró a Canadá; Steve (Luke Roberts), es un canadiense promedio, que parece tener como origen una familia de clase trabajadora. A lo largo de sus casi dos horas de duración, el film explora estas tensiones que derivan, en su mayoría, de una crisis de la mediana edad de los personajes. Mientras que Judith está infeliz con su vida y con sus decisiones y no sabe cómo resolverlo; Steve, por su lado, no logra comprender del todo lo que sucede y dar una respuesta asertiva a la situación. En su deseo de encontrarse, la pareja se desecuentra todo el tiempo.
Si bien hay momentos dramáticos muy logrados -en especial gracias a las grandes actuaciones de los protagonistas- y escenas con mucho vuelo visual, producto de un gran manejo de la puesta en escena por parte de su directora, la película tiene un ritmo cansino y por momentos demasiado subrrayado o repetitivo que le impide avanzar sin despertar cierto hastío y desconcentración en el espectador. Más allá de eso, como decía antes, el film presenta muchos otros elementos interesantes que lo vuelven una valiosa ópera prima.
Cerrar los ojos (Dir. Víctor Erice), por Fabio Vallarelli
Hace poco, en ocasión del número final de la Revista 24 Cuadros, nuestro querido Néstor Fonte escribió un artículo repasando la breve pero contundente filmografía del cineasta español Víctor Erice. Con tan solo tres películas de ficción, a la que ahora se le suma una cuarta, Erice ha logrado ingresar en el panteón de los mejores directores europeos. Y es que hay algo evidente, este vasco cuando filma, filma. Hace un cine magnánimo, imposible de abordar, de comprender y de contemplar en el que cada plano es un cuadro compuesto a la perfección, con muchísimas lecturas e interpretaciones posibles. Erice parece comprender tanto su estilo, que quizá con la excusa de no empalagar o que no se lo coma el personaje, ha sabido hacer lo bueno breve y dos veces bueno.
Cerrar los ojos, como decía, es una película inabarcable. Podría decirse que es una reflexión sobre envejecer, sobre la memoria o sobre la identidad y qué hacemos con nuestro paso por el mundo; pero para mí es una película de amor a la amistad. La historia narra el caso de Julio Arenas (José Coronado), un actor que desapareció en los 90 sin dejar rastro y cuya historia se revive a partir de un programa de televisión al estilo Misterios sin resolver, que intenta reconstruir su historia y descifrar qué le ocurrió. El protagonista del film es Miguel Garay (Manolo Solo), un escritor y cineasta frustrado, que era el mejor amigo de Julio y que al momento de su desaparición estaba filmando un largometraje protagonizado por el actor que quedó inconcluso. Julio es un hombre mayor, que ha sufrido algunas pérdidas familiares y que vive retirado en la playa en una casa rodante. Se dedica a pescar, escribe algo y lee mucho. La producción del programa de televisión lo contacta para entrevistarlo por el caso y ahí es donde, cual detective privado, volverá a la carga en la búsqueda de su amigo y de su pasado.
Podría decir muchas cosas más, pero me quedo con esto: la película es una obra maestra total. No hay forma de que no esté entre las mejores de este 2023. Ojalá se estrene en cines en nuestro país en algún momento. De suceder, corran a las salas. Ya no se hacen así. Ya no se filman así. Y Erice tiene 84 años, probablemente no vuelva a hacer otra. No importa, se puede ir tranquilo, lo que hizo ya es monumental.
Clara se pierde en el bosque (Dir. Camila Fabbri), por Fabio Vallarelli
Camila Fabbri es escritora, dramaturga y actriz. Con sus 34 años, hace unos días se convirtió en finalista del 41° Premio Herralde de Novela. Clara se pierde en el bosque es su ópera prima, que viene de presentarse en la sección Horizontes Latinos del festival de San Sebastián.
Contar de qué va la película no es tan sencillo. En principio podríamos decir que relata la historia de Clara (Camila Peralta), una joven que viaja al campo a conocer a la familia de su pareja (Agustín Gagliardi). Clara filma ese viaje con una handycam y también recibe e intercambia audios con amigos y conocidos que frecuentaron la cultura rolinga de comienzo de los 2000. Su relato se entremezcla con fragmentos de registros caseros de esos recitales. Por supuesto, todo esto conduce a un lugar inevitable: el incendio del local Cromañón el 30 de diciembre de 2004 que se llevó la vida de 194 personas, en su mayoría pibes muy jóvenes. Si bien la película no termina de evocarlo de forma muy directa, queda claro que tanto Clara como su amiga Martina y el resto de las personas con las que intercambia mensajes son sobrevivientes de esta tragedia.
Esa investigación que hace Clara, que no queda en claro para qué o cómo será utilizada, pero que sirve para indagar en el contexto de la protagonista, se ve alternada con diferentes sensaciones internas que atravieza el personaje y que están vinculadas con conocer más a su pareja, a la familia de él y entender la conexión que está teniendo con esa persona y en qué momento particular de su vida se encuentra.
La película tiene escenas dramáticas muy hermosas y muy bien resueltas. Visualmente la fotografía y los encuadres son muy precisos y Fabbri hace lo que, supongo, mejor sabe hacer que es dirigir a los actores a la perfección. Sin demasiadas pretensiones y con mucha contundencia, Clara se pierde en el bosque es una pequeña gran película que logra hacer pensar y emocionar el espectador, más aún a aquellas personas que están promediando los 30 años.
Los delincuentes (Dir. Rodrigo Moreno), por Florencia Gagliardi
En el misterioso mundo de Los Delincuentes, dirigida por Rodrigo Moreno, nos sumergimos en un thriller que comienza con un crimen, pero que, a medida que la trama se desenvuelve, se torna un desafío intelectual y emocional difícil de predecir y explicar.
La historia comienza desde el anhelo de Morán y Román, dos almas que se encuentran atrapadas en una vida de servidumbre en un banco desde hace más de una década. La promesa de libertad que anhelan, en principio, parece cifrarse en una recompensa financiera que garantice una vida cómoda con lujos y despojada de las preocupaciones mundanas pero, poco a poco, la auténtica aspiración de los protagonistas se develará. Lo que en realidad desean es un estilo de vida alternativo, uno en el que lo material carezca de significado y dé paso a lo espiritual. Durante el transcurso de la trama, podemos ver que ambos, cada uno por su lado, encuentran la paz y la serenidad en la naturaleza, lejos de la tiranía del reloj que devora su tiempo, desafiando un sistema que parece condenarlos a una vida monótona: levantarse temprano, trabajar, cobrar un salario y así todo el tiempo, hasta su último aliento.
Sin embargo, en medio de esta transformación radical, surge un triángulo amoroso inesperado, cuyos primeros indicios son captados primero por el espectador antes que por los propios protagonistas, lo que añade un dramatismo y un giro inesperado a esta cautivadora historia. «Los Delincuentes», entonces, no solo tejerá una trama intrigante, sino que también explorará los deseos humanos más profundos, la lucha por la libertad y el amor.
A pesar de los aciertos de la película, como su sobresaliente banda sonora, las excelentes tomas y las hermosas locaciones que realzan la belleza de Buenos Aires, puede que en ocasiones la trama se extienda sin necesidad. Desde mi punto de vista, aunque la película logra mantener la intriga en el espectador, ciertos momentos podrían haberse omitido para dar mayor énfasis a otros aspectos, como el momento crucial en el que Morán encuentra consuelo en la lectura como refugio frente a las adversidades que enfrenta durante su estadía en la cárcel.
Animal | Humano (Dir. Alessandro Pugno), por Florencia Gagliardi
Animal | Humano es la ópera prima del cineasta italiano Alessandro Pugno, que tuvo su estreno mundial en la presente edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, compitiendo en la sección internacional. La película, un conmovedor drama con matices de coming of age sumergido en el mundo de la tauromaquia, narra la vida de dos personajes que encarnan el título del film: Mateo, un niño cuyo sueño es convertirse en torero profesional, y Fandango, un becerro que nace y crece en un criadero de toros destinados a competiciones taurinas.
A pesar de que ambos personajes viven en lugares diferentes, sus vidas están entrelazadas desde el comienzo por un paralelismo ineludible, al igual que sus respectivos destinos. Tanto Fandango como Mateo fueron separados de sus familias desde muy pequeños y tuvieron que sufrir y sobrellevar las consecuencias físicas de los duros entrenamientos para llegar a competir algún día. Dividida en partes, la película concluye en que los caminos de Matteo y Fandango converjan en un emocionante momento cuyo desarrollo y desenlace quedará a criterio del espectador: un encuentro cara a cara en el ruedo de una plaza de toros, donde ambos debutarán.
Además, la película aborda, aunque no como demasiada profundidad dramática, la compleja transición de la adolescencia a la adultez tanto para Mateo como para su amigo, cuyo padre es una figura legendaria en la tauromaquia y lo presiona para convertirse en torero profesional. Asimismo, se puede apreciar la relación asimétrica y complicada que se da constantemente entre los alumnos y su instructor.
Un aspecto a resaltar en Animal | Humano es la dirección de fotografía y la banda sonora, que complementan con eficacia las emociones de los personajes a lo largo del desarrollo de la historia. Además, es digno de admirar el enfoque de la película al eludir ciertas situaciones predecibles y morbosas, dejándolas fuera de campo, lo que evita efectismos innecesarios y mantiene un tono respetuoso. Sumado a esto, es importante mencionar que el film también es considerado con la audiencia al omitir mostrar escenas explícitas de maltrato animal, lo que contribuye a su capacidad de transmitir su mensaje sin recurrir a imágenes explícitas que hieran la sensibilidad de algunos espectadores.
Night Walk (Dir. Sohn Koo-yong), por Florencia Gagliardi
Nightwalk, dirigida por Sohn Koo-yong, tuvo su estreno regional en la edición actual del festival, en el marco de la Competencia Estados Alterados. La película nos desafía a sumergirnos en una profunda reflexión, al ofrecernos una mirada completamente distinta a la cotidianidad nocturna y a los lugares que se transforman durante la noche. Desde el paseo sigiloso de un gato, el sereno fluir de un arroyo, ventanas abiertas, callejones tenebrosos y misteriosos reflejos, el film va conformando una narrativa visual seductora.
Uno de los aspectos más notables de esta película es su audaz ruptura con las convenciones del cine actual. Nos transporta a un espacio y tiempo alternativos, donde las imágenes y las formas predominan sobre el sonido. Se combinan paisajes nocturnos monocromáticos en tonos azulados con enigmáticos dibujos abstractos que emergen junto a fragmentos de poemas de la dinastía Joseon. En un mundo marcado por la frenética carrera del tiempo, Nightwalk le pide a sus espectadores que se detengan y adentren en un mundo que promueve la observación, la interpretación de las imágenes y la apreciación de un poema visual. Sin dudas, una obra ideal para aquellos que aman el cine y la poesía.



