Reseña: Killers of the Flower Moon

El pasado jueves 19 de octubre se estrenó una de las producciones más esperadas del año. Hay directores que, al anunciar una nueva película, crean una expectativa y emoción generalizada por lo que vendrá. Son directores –que pueden ser tanto jóvenes como ya clásicos– cuyo nombre en la pantalla nos promete una experiencia memorable. Martin Scorsese está firmemente plantado dentro de este grupo de cineastas.
La llegada a la pantalla grande de Los asesinos de la luna no estaba asegurada desde el inicio, ya que se planteaba un estreno más reducido. Sin embargo, es una de esas películas que merece estrenarse en el cine, principalmente pensando en los premios del próximo año.

En las tres horas y media que dura esta producción basada en hechos reales, somos introducidos a los años 20 en Oklahoma, Estados Unidos, durante la época conocida como la “fiebre del oro negro”, es decir, la fiebre del petróleo. La trama es similar a la de Petróleo sangriento de Paul Thomas Anderson: un señor que por su obsesión con el petróleo lastima a su familia y tiene un final trágico (y merecido). En el caso de Los asesinos de la luna, quienes ocupan el rol del antagonista son Leonardo DiCaprio como Ernest Burkhart y Robert De Niro como su tío, Will Hale. Estos dos hombres blancos habitan un pueblo donde la tribu indígena Osage es la dueña del petróleo y por lo tanto la gente más rica. En una sociedad racista como la de Estados Unidos en el siglo XX, esto era una humillación para los blancos y en muchos casos buscaban hacerse con las tierras por cualquier medio. La familia de Ernest es justamente una de las que escalan de formas tanto legítimas como criminales en la jerarquía del pueblo.
Al comenzar la historia ya nos presentan a Ernest como un hombre algo lento, que no pareciera entender que su tío es quien está detrás de los asesinatos cometidos contra los Osage y que se deja manipular por este. Sin embargo, Scorsese se toma su tiempo (casi las dos primeras horas de película) para mostrarnos la crueldad y cinismo del personaje de De Niro y del involucramiento de Ernest en sus planes, al igual que de otros personajes que parecían no tener importancia. En el medio de este drama se encuentra Mollie, una de las Osage más ricas, interpretada por una magnífica Lily Gladstone, quien se casa con Ernest Burkhart con quien tiene –al menos por un tiempo– un amor real. A partir del casamiento, todas las hermanas de Mollie mueren de enfermedades o son asesinadas de forma brutal, y los eventos dramáticos que llevan a la población Osage a solicitar ayuda del gobierno van escalando hasta descubrir a Burkhart y Will Hale como artífices de los atentados. A partir de allí, la trama se centra en la investigación y el juicio, dándonos un cierre contado en forma teatral por el mismo Scorsese, quien nos relata que fue de los personajes que observamos durante casi cuatro horas.

No hay manera de evitar mencionar la longitud de la película. Las tres horas y media se sienten tanto como en El irlandés, película que fue criticada por su longitud y su ritmo lento. No obstante, Los asesinos de la luna logra mantener atento al espectador gracias a la historia, los planos hermosos, los momentos dramáticos y las actuaciones del reparto. Es realmente imposible quitar los ojos de la pantalla cuando aparece Gladstone, y la compañía en escena de DiCaprio y De Niro también colabora. Los asesinos de la luna es una producción magnífica que, por suerte, se estrenó en los cines para darnos la experiencia completa y no la de verla pausada desde el sillón.



