Barbie: la vida de plástico es fantástica

Soy una Barbie Girl
Este 20 de julio llegó a los cines argentinos la tan esperada Barbie, dirigida por Greta Gerwig y escrita por ella y su esposo, Noah Baumbach. Ya todo se ha dicho del ostentoso y audaz aparato de marketing que rodeó la película, los incontables memes y las apariciones de prensa que alimentaron como nada a la cultura del hype. Todo parece convertir la obra en producto de culto, incluso antes de su estreno. Establecido esto, antes de sentarse a ver la cinta es importante tener en claro algunas cosas. Primero y principal, la directora sabe bien quién es su audiencia. El mensaje del film es claro y se hace todo lo posible por evidenciarlo, casi en exageración. La historia es intrínsecamente femenina, al igual que en los anteriores largometrajes de Gerwig, Mujercitas (2019) y Lady Bird (2017). Si el espectador imagina encontrarse con algo distinto a una declaración feminista, muy al estilo abajo el patriarcado y aguanten las pibas, saldrá muy decepcionado.
Sin embargo, no es la intención con este primer párrafo disuadir a quienes deseen darle una oportunidad a pesar de que esta temática no los toque (tan) de cerca. Todo lo contrario. Esta es una película para ver si quieren disfrutar de un comentario social feminista escrito con sutileza, sátira, humor y un apartado visual impresionante. Barbie es quizás la mejor expresión de Gerwig, con un guion mordaz, consciente de sí mismo que, aunque tiene sus fallas y clichés por momentos, dejará satisfecho a la mayoría del público que quiera reírse y pasar un buen rato.

Entrando a Barbieland
La primera mitad del film arranca muy fuerte. En resumidas cuentas, y evitando los spoilers, Margot Robbie encarna a una barbie estereotípica (lo cual remarca varias veces a lo largo de la película) que empieza a tener una especie de crisis existencial de un día para el otro. Esto no solo simboliza una especie de coming of age o paso de la juventud a la adultez, sino que también sabe aprovecharse muy bien para reírse de los clichés y contradicciones de Barbie (la muñeca en la vida real) representada como un ícono feminista vs. la figura controversial de plástico que actúa como un estándar de belleza y productividad inalcanzable para la mujer de todos los tiempos.
En este momento es cuando entra en juego el arte y fotografía en la obra. Barbieland es maravilloso. Cualquier persona que jugó con barbies o vio este tipo de muñecas alguna vez va a reconocer las características de las mansiones, la playa, los vestuarios y más. Todo es impecable y coquetea con la idea de una dimensión paralela donde conviven estos seres manejados por la imaginación de personas en el mundo real.

Todo cambia cuando la protagonista se da cuenta de que la razón de su abrupta disconformidad es que la niña que está jugando con ella está deprimida o triste y la está “contagiando”. Este descubrimiento da paso a que Barbie y Ken atraviesen un portal hacia Los Ángeles para acabar con este choque de mundos.
A lo largo de la película se hace un gran trabajo para diferenciar Barbieland de la vida real. El rosa estridente se cambia por colores más realistas y las actitudes de los personajes dejan de ser caricaturescas para ser más conscientes de sí mismas. La muñeca, ahora temporalmente convertida en humana, está convencida de que su creación significó la solución definitiva a los problemas de desigualdad que sufren las mujeres y es interesante observar ese primer enfrentamiento con la dura realidad de la vida actual. Como mencioné antes, la obra sabe reírse de sí misma. En varias instancias un narrador en off (una excelente Helen Mirren) nos recalca que entiende que es muy fácil quererse como una es si una se ve como Margot Robbie. Que una historia sea consciente de sus contradicciones y las exponga tan libremente es, sin lugar a duda, una bocanada de aire fresco a la que el cine hollywoodense no nos tiene acostumbrados cuando trata de cumplir con una pequeña cuota de feminismo de cartón sin intentar generar siquiera un ápice de pensamiento crítico sobre el tema.

Mientras Barbie corre por California sin entender por qué la realidad no es tan idílica como ella se imaginaba, Ken, por otro lado, la está pasando genial siendo un hombre de verdad con la cara de Ryan Gosling (¿y quién no?). El actor merece un apartado por su trabajo. Es, sin temor a decirlo, lo más gracioso y original de la película. Gosling ya había mostrado su costado de comedia en otros trabajos, pero en la excentricidad y ridiculez de un personaje como este, sus apariciones son las más cautivadoras y hacen brillar a su compañera en todas las interacciones que tienen en pantalla. Ya se había adelantado que tiene un momento musical interpretando la canción “I’m Just Ken”. A pesar de que en un inicio puede llegar a parecer algo descontextuado, cuando el número llega lo hace de manera muy orgánica y es una gran adición a la trama.
Lo que sí, lo que no
A pesar de que el viaje entre Barbieland y el mundo real comienza muy arriba, con diálogos graciosos y originales, también es ahí donde se dejan ver las pequeñas grietas de lo que no funciona en la película. Las consecuencias del choque de universos hacen una historia sólida, un conflicto interesante que poco necesitaba de accesorios y dinámicas alternativas y, sin embargo, la pantalla de repente se llena de personajes y líneas argumentativas que se extienden demasiado.
Hay una relación madre-hija entre dos personajes que necesita recomponerse y jamás dan lugar al suficiente desarrollo para que se sienta auténtica y relevante. También está Will Ferrel, el superficial CEO de Mattel, que siempre se rodea de otros ejecutivos y tiene una introducción graciosísima que deja de serlo muy rápido cuando aparece de forma constante en escenas donde nada tiene que ver. Es como si la directora hubiera querido aprovechar al máximo el caché del actor y lo hubiera metido en cuanto gag pudiera, solo para tenerlo ahí. Hacia el final vemos a Rhea Perlman como la mismísima Ruth Handler, creadora de la muñeca. Este momento debería haber quedado en un homenaje, pero se estira todo el último acto incluso hasta el desenlace.

Los momentos en los que se desarrolla el conflicto principal brillan, pero todo lo secundario hace que la trama se cargue de personajes, situaciones e información y que todo se torne menos interesante. Hasta el guion en la segunda mitad se desinfla y cae en chistes algo predecibles y un mensaje feminista bastante acartonado que pareciera ser exactamente lo que el principio de la película intentaba revertir. De todas maneras, todavía hay momentos de lucidez imperdibles que te mantienen atento y te impulsan a seguir mirando. Las fallas están ahí, pero la película nunca deja de ser entretenida a pesar de sus altibajos.
Adiós al Barbie World
¿Es Barbie la película que va a cambiar la vida de una generación de mujeres a partir de ahora? Tal vez no, pero es una obra bien hecha, con un guion sólido y visualmente hermosa. Cualquiera que se siente a verla va a disfrutar, aunque sea alguno de sus chistes y va a entretenerse. El mensaje tocará más de cerca a algunas personas que a otras. Después de todo, es una historia femenina hecha casi milimétricamente para esa audiencia. A pesar de no ser infantil, mujeres de un rango muy grande de edad van a poder sentirse identificadas con las experiencias en pantalla de una manera orgánica y desestructurada. De seguro salgas del cine sonriendo, y eso es lo que todo el concepto de Barbie promete desde siempre: darle horas de diversión y fantasía a quien se anime a jugar un poco con la imaginación.




Muy en desacuerdo, creo que las frases «Barbie» + «guion solido», nunca se podrían juntar. Hay que aceptar todo lo que sucede en la película, sin cuestionarlo y sin esperar una explicación, para suponer que tiene un guion solido. Desde el momento que vemos que «la tristeza» de la dueña afecta solo a la barbie de Margot, hasta el final que supuestamente un mundo mejor es el mismo que el principio, un matriarcado, con un poquito de consciencia de genero. Es una peli graciosa, eso es indudable, pero no mucho mas que eso.
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Voy a admitir: leí algo por encima la review porque si bien no creo que haya spoilers fuertes, no quiero saber demasiado. Todo el tema de viaje entre dimensiones suena interesante. Le tengo que dar una chance, aunque de momento no tengo prendas rosa para ir al cine jaja.
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