Al filo del mañana (Doug Liman, 2014)

Al filo del mañana (Edge of Tomorrow, 2014) es una película de ciencia ficción dirigida por Doug Liman, protagonizada por Tom Cruise y Emily Blunt, basada en el manga All You Need Is Kill, del autor Hiroshi Sakurazaka. Doug Liman también dirigió La identidad Bourne (2002), Sr. y Sra. Smith (2005) y Jumper (2008).

Al filo del mañana (a partir de ahora AFDM) es el tipo de película que, durante muchos años, caracterizó al cine industrial de Hollywood: es taquillera (o blockbuster en inglés imperial vernáculo) pero a la vez es una buena película, de esas que tienen el plus necesario para ser considerada una obra de arte. O también, como podemos afirmar en el contexto de este especial de la 24 Cuadros, una pequeña obra maestra. En este sentido, AFDM es una película atípica para su época, pero conectada a la mejor tradición del cine estadounidense.

La trama sigue a un soldado encargado del departamento de relaciones públicas del Ejército yanqui llamado William «Bill» Cage, enviado al frente de batalla, en el marco de una invasión alienígena al planeta Tierra. La película toma un giro inesperado cuando descubrimos que, a raíz de un contacto con la sangre de un alienígena muy extraño, Cage queda atrapado en un bucle temporal. Cada vez que muera, volverá a la vida para repetir las veinticuatro horas previas a la invasión.

Su misión: romper el loop temporal y salvar al mundo. Para ello, deberá reclutar nada más ni nada menos que a Rita Vrataski, interpretada por Emily Blunt, una leyenda dentro del Ejército ya que fue la responsable de otorgar a la humanidad su primera victoria en la guerra contra los alienígenas. Vrataski se inscribe en el gran panteón de heroínas de acción como Ellen Ripley (Alien, 1979), Sarah Connor (Terminator, 1984), Leeloo (El quinto elemento, 1997), Trinity (Matrix, 1999) y la Mayor Kusanagi (Ghost in the Shell, 1995). 

AFDM tiene una clara característica del cine contemporáneo: la cruza de tropos narrativos. Un tropo narrativo es una herramienta o recurso utilizado para transmitir una idea o un tema específico. Son elementos recurrentes que aparecen en la literatura, el cine, la televisión, los cómics y otros medios de comunicación, y pueden incluir personajes, escenarios, situaciones, eventos y diálogos. Para quienes quieran navegar este maravilloso mundo recomiendo la web TV Tropes.

Conforme a esta idea, AFDM utiliza dos tropos que ya se habían aplicado de forma exitosa en el pasado. Por un lado, la idea de bucle o ciclo temporal repetitivo (loop) y, por el otro, la de una invasión alienígena contra una especie que, además, consta de una gran supermente que domina a todo su ejército. El tropo del ciclo temporal es propio de El día de la marmota (Harold Ramis, 1993), la comedia romántica protagonizada por el icónico Bill Murray y Andie MacDowell; mientras que el tropo de la invasión alienígena por parte de una raza coordinada por una supermente lo podemos encontrar en Invasión (Paul Verhoeven, 1997), nombre con el cual fue comerciada la, ahora legendaria, Starship Troopers. AFDM es un perfecto blend entre El día de la marmota y Starship Troopers, lo cual para una película promedio es mucho decir.

Otro de los elementos que podemos destacar en la película es la incorporación del lenguaje de los videojuegos. La mecánica principal de AFDM es la repetición. Desde el montaje, se nos muestran los diferentes intentos, y se avanza una vez que se superan. Esta mecánica es similar a los “puntos de control” (checkpoint) que se encuentran en los videojuegos, que permiten a los jugadores reiniciar desde un punto anterior si fallan. Doug Liman replica el ritmo de un FPS (first person shooter o tirador en primera persona) con Bill Cage, avanzando un poco más en su misión con cada vida vivida, aprendiendo de sus errores y repitiendo los patrones que funcionan. Repetir, una y otra vez, los mismos patrones, hasta derrotar al enemigo.

En este sentido, AFDM también se inscribe en una tradición de películas que tratan de incorporar el lenguaje de los videojuegos a la estética cinematográfica. Por poner algunos ejemplos, más o menos exitosos y divididos por década podemos enumerar: en los años ochenta: Tron (1982), Juegos de Guerra (1983) y The Last Starfighter (1984). En los noventa: Super Mario Bros (1993), Mortal Kombat (1995) y Street Fighter (1994). En los dos mil: Tomb Raider (2001), Resident Evil (2002) y Silent Hill (2006). Y en los dos mil diez Scott Pilgrim vs. The World (2010), Ready Player One (2018) y Wreck-It Ralph (2012). Quizá podríamos analizar el hecho de cómo se dio ese traslado de los videojuegos al cine. En la primera década tenemos personajes que juegan videojuegos o quedan atrapados en uno. En las dos siguientes, son simples adaptaciones, mientras que en los últimos ejemplos ya vemos un avance de la idea de replicar mecánicas de los juegos como en Scott Pilgrim.

Pero toda esta genealogía y mezcla de tropos no tendría sentido alguno si la película fuera mala. ¿Qué es una mala película? Una película que no cumple con algunos elementos cruciales de la propuesta del film. En el caso de las películas clásicas de tres actos, se trata de la resolución del conflicto externo e interno del personaje, mientras lo vemos realizar los cambios necesarios para resolverlo. En definitiva, vemos cómo un personaje se transforma en plena pantalla. Todo el cine clásico trata de momentos cruciales en los cuales los personajes sufren una transformación tal que cambian por completo su vida, o el foco en esta.

Este engranaje funciona porque Bill Cage comienza siendo un perfecto forro y termina entendiendo el valor del sacrificio personal en virtud del amor, tanto por Rita Vrataski como por la humanidad. Cage pasa de ser un forro de marketing a un tipo con un propósito y un sentido de responsabilidad para con sus iguales.

Y esa transformación, ejecutada tal como lo pide el manual de una película de cine clásico de tres actos, sumada a los elementos que destacamos antes como diálogo con su propio género, el recurso narrativo de los videojuegos y los propios clásicos de Hollywood es lo que hace de Al filo del mañana una pequeña obra maestra.

ESTA Y MÁS NOTAS EN EL NÚMERO #40 DE LA REVISTA 24 CUADROS .