Reseña: Irma Vep

Irma Vep, la mini serie de HBO estrenada en junio de 2022, es un logro de la metaficción que, lamentablemente, a un año de su lanzamiento, ha quedado algo olvidada al estar siendo abrumados todo el tiempo por nuevas producciones. Dirigida por Olivier Assayas, la serie expande el universo que este director estableció en su película homónima de 1996. A la vez, como dicha obra, funciona como un homenaje a la película Los vampiros de Louis Feuillade. En ambas versiones, el director nos muestra un acercamiento a la problemática filmación de un remake de este clásico francés del cine mudo.
En la serie de HBO, la protagonista es Alicia Vikander, quien interpreta a Mira, la actriz elegida para dar vida a Irma Vep en la serie remake de Los vampiros. Sin llegar al nivel de iconicidad de Maggie Cheung, quien protagoniza la versión de los 90, hace un buen trabajo interpretando a un personaje con un intenso conflicto de identidad que se va a desarrollar durante los 8 capítulos que conforman la serie.
La cinta de Feuillade, que consta de un formato serializado en 10 partes, pasó a la historia como una de las primeras en introducir el arquetipo de la femme fatale en el cine, que, para los años 40, se consolidará como un personaje clave del cine negro. Irma Vep es quien encarna este arquetipo en el film, interpretada en ella por la actriz conocida como Musidora, sobre quien se hace una breve introducción en el primer capítulo de la serie. En una conversación entre Mira y el director del remake, hablan sobre cómo darle vida nuevamente a este personaje y sobre el rol que tuvo la actriz y también realizadora en la industria de su tiempo. Mira la admira por haber encarnado a una especie de femme fatale de la vida real, independiente y “libre”. Su identificación con el personaje al que le toca interpretar tanto como con la actriz original es evidente.

La película de 1996 y la serie de HBO toman el nombre de este personaje, no el nombre de la película, ya que ese es su principal atractivo. Irma Vep es una líder del submundo criminal de París que usa un sugerente traje de seda negra con transparencias que le cubre todo el cuerpo. Para 1915, resaltar de esta forma el cuerpo de una mujer era todo un riesgo, es lo que le da su impronta al personaje y lo vuelve particularmente seductor. En la serie se le pone mucho foco a su capacidad de seducción y cómo esta le da poder y la hace peligrosa, es lo que más se busca transmitir con su presencia.
Para Mira, interpretar este rol es un paso fundamental en su carrera por lo que no le da importancia a las condiciones inestables y conflictivas del rodaje. Parece ser una actriz experimentada pero que no tuvo tantas oportunidades de ponerse en la piel de personajes demasiado complejos, de hecho, la sátira a las películas de superhéroes y remakes con garantía de buena recaudación en las que participó y que se le ofrecen como alternativa está presente durante varios capítulos. Por eso, para ella este papel no significa lo mismo que los otros. Estaría protagonizando una serie con una impronta propia y pudiendo interpretar a un personaje que le significa un desafío y con el que siente un nivel de identificación que supera la ficción.

Durante el transcurso de los capítulos, Mira va perdiendo estabilidad y noción de sí a medida que pone en cuestión sus deseos, y se empieza a sentir desorientada en este mundo ajeno al suyo. Apelando a recursos que recuerdan al surrealismo francés de principios de siglo XX del que Los vampiros es un claro exponente, Mira, Musidora e Irma Vep se empiezan a fundir en una misma persona, sin que la primera pueda distinguir con claridad cuándo empieza una y termina la otra.
Otro personaje relevante es el director de la serie, René Vidal, interpretado por Vincent Macaigne, el que satiriza las pretensiones del cine de autor y, a la vez, al mismo director de la serie referenciando la cinta de 1996. Es decir, el mismo director se hace cargo de su primer largometraje dedicado al clásico francés dentro de la serie y, a través de ella, realiza una búsqueda más ambiciosa, revisitando sus miedos e inseguridades con respecto a su proceso de creación y a todo lo que conlleva realizar una producción de este estilo.

Más allá de los conflictos propios de los personajes, el eje de toda la serie es, sin duda, el clásico Los vampiros de 1915 constantemente referenciado por medio de los títulos de los capítulos, charlas entre los personajes y la inclusión de escenas de la película original entre las del remake que está siendo grabado. Esta inclusión se realiza a través de un original trabajo de montaje, permitiendo así que quienes nunca revisamos esta obra nos pongamos en contexto. Se destaca el respeto del director por la obra original y su intensa exploración de la metaficción, desplegando una variedad de recursos que dan cuenta de las posibilidades infinitas que habilita la representación dentro de la representación.
Con todos estos elementos, estamos frente a una serie que plantea muchos debates con respecto al arte, al cine y cuáles son los límites de este, si es que los tiene. Discute cuál es el rol del cine actual y cómo se produce, el rol de esta obra en la industria del entretenimiento y su diferencia con las series, si es que la hay, y por qué estas siguen careciendo de prestigio en sectores con una concepción particularmente elitista del arte cinematográfico. Destaco la reivindicación a la figura de la vamp o femme fatale y su valor como arquetipo femenino que se ubica por fuera de los parámetros esperables o predecibles para una mujer. Toda una experiencia inmersiva en la creación cinematográfica y, como lo expresa el álter ego del director, sus eternos fantasmas.



