Barry: concluyendo en tragedia

La miniserie Barry de HBO, creada por Bill Hader y Alec Berg, concluyó entre abril y mayo de este año. Una muestra de la evolución que se puede producir en una serie cuando los personajes están planteados a la perfección desde el principio y se establecen conflictos claros y objetivos precisos para ellos. En este caso, todos los capítulos son dirigidos por el mismo Hader, quien también interpreta al exmarine, protagonista y eje de toda la serie.
Desde la temporada previa, estrenada en 2022, todos los personajes sufren una transformación radical, por lo que, a partir de su cuarta entrega, es cada vez más difícil categorizar la serie como una comedia como en sus comienzos, o incluso como una comedia negra. Los arcos de todos ellos exceden cualquier clasificación de este estilo, ya prácticamente no hay espacio para la ironía o el ridículo, aunque, de alguna forma, se logra sostener esa combinación tan difícil de tonos en algunas escenas cortas y planos aislados. El drama se apoderó de la mayoría de los personajes y su desarrollo.

La temporada previa nos había dejado arcos de alto peso por resolver: Barry es capturado por el asesinato de Janice, ejecutado en la primera temporada, gracias al engaño orquestado por Gene Cousineau; Sally retorna a la casa paterna después de haber cometido un crimen impensable para ella; y NoHo Hank pudo escapar de la mafia boliviana junto con Cristobal.
En el caso de Barry, su principal conflicto es que es un asesino desensibilizado de todo que, en los comienzos de la serie, había encontrado en la actuación un medio para reencontrarse con emociones reprimidas durante sus años en las tropas militares y luego, como asesino a sueldo. Pero Barry no sabe relacionarse con la gente si no es a partir de la manipulación, sin que le importe el daño que causa en los demás. El drama que se plantea en esta entrega surge de la serie de personas traumatizadas que fue dejando a su paso en su intento por readaptarse a la sociedad y poder hacer una vida común y corriente.
La sucesión de situaciones horribles que terminan corrompiendo a los protagonistas son consecuencia de esta obsesión del protagonista por dejar su vida criminal de sicario y poder establecerse como actor, sin tener en consideración cómo eso afecta a todos los demás. Queda claro que todos sufren las consecuencias de sus propios actos, pero a la vez, todos son víctimas de la misma persona.

A partir de la segunda parte de esta última entrega, se produce una elipsis temporal que muestra a todos los personajes en una etapa mucho más oscura y angustiante de su vida, aun lidiando con los conflictos que quedaron pendientes como consecuencia de su relación con Barry. La redención es la única salida, aunque no está claro cómo se va a llegar a ella en cada caso.
El retorno de Sally hacia Barry como figura de protección es de lo más interesante de la temporada. Sally es una sobreviviente de violencia de género y las secuelas de ese trauma se manifiestan con claridad en su relación con Barry, un vínculo basado en la dependencia y el miedo. Por otro lado, también se puede interpretar que la frustración de Sally con respecto a su trabajo antes de que se produzca la elipsis la hace retornar a él desde una decisión genuina y consciente, no solo desde una posición de vulnerabilidad. Al sentirse despreciada por la industria a la que tanto le costó llegar, la única decisión que parece viable para ella en ese momento es escaparse con su exnovio asesino por quien, al menos, se siente protegida.
Por otro lado, la negligencia parental que sufrió Sally, y que se pone en escena durante el primer capítulo, tiene sus consecuencias en la relación impersonal que desarrolla con su hijo en la segunda parte de la temporada. Creo que Sally es el personaje con el arco más interesante y humano, y Sarah Goldberg hace un trabajo alucinante en la interpretación, evolucionando desde alguien que no parece ser más que una aspirante a actriz frívola a una mujer con muchos más matices. La ira y frustración que carga la hacen llegar a lugares de mucha oscuridad relacionándose con su entorno muchas veces de forma cuestionable y violenta, pero a diferencia de Barry, no descarga una malicia calculada, sino totalmente genuina e inconsciente.

Los demás personajes también dan giros de mucha complejidad, como NoHo Hank que, con el foco puesto en desarrollar su negocio en Los Ángeles, tiene que tomar decisiones que ponen en riesgo su valiosa relación con Cristobal. Aunque siempre ha sido un personaje adorable, no deja de ser un criminal y necesita conseguir más poder como sea.
Fuches termina saliendo de la cárcel y toma la personalidad ficticia del Cuervo que se le adjudicaba desde la temporada anterior, pero esta vez sí convertido en un criminal sin escrúpulos. Ya no necesita a Barry, ahora el asesino sin emociones es él. El que no puede dejar ir a Barry es Cousineau, dado que su objetivo ya no está puesto en redimirse como padre o amigo, sino que lo único que va a buscar en su final es vengarse de quien asesinó al amor de su vida. Para Barry ya no hay redención posible, ni la cárcel sería suficiente, la única condena real para él es la muerte, y quién mejor para concretarla que la persona a la que más arruinó y a quien más decía respetar, el mismo Cousineau.

La serie concluye con otro salto temporal hacia la adolescencia de John, el hijo que Barry y Sally. Ella logra reencontrarse con su pasión, el teatro, habiendo podido desarrollar una relación sana con su hijo y dedicarse a lo que siempre había querido. Pero también vemos cómo la industria cinematográfica tergiversó los hechos. La historia contada desde el punto de vista de los medios presenta años después a un Cousineau de carácter mafioso que corrompió a Barry. Durante toda la temporada se hace presente la crítica sobre Hollywood y la explotación de los medios de tragedias personales. En esta línea, la película con la que concluye la serie a modo de metaficción narra los hechos de forma espectacularizada, dando cuenta de toda la manipulación que estos sufrieron a manos de una industria solo enfocada en vender apelando a un sentimentalismo vacío, sin que importe la verdad de lo ocurrido. Finalmente, así, Barry será recordado por todo el mundo: como el héroe que no fue.
Barry es una serie trágica, que concluye de la única forma posible para todos sus personajes. Por otro lado, desde sus inicios, también funcionó como un comentario sobre muchos de los problemas que atraviesan a la sociedad norteamericana y a la industria del cine. Estos aspectos le dan a la serie un tono único, que puede variar desde un humor cínico cargado de crítica social, a momentos de tensión dramática y suspenso. Un lujo, de los pocos que pueden encontrarse hoy en día.



