Máscaras: Sobre “Possessor” (2020) de Brandon Cronenberg

El siguiente texto revela detalles clave de la trama de la película.
Filtros, fotos de perfil, programas de edición; en pleno siglo XXI lo que se valora en la red social no es la autenticidad del ser, sino la belleza hegemónica que pueda llegar a demostrar. Hay cierto grado de realidad en lo que uno elige mostrar, porque todo parte de una base personal única, pero la construcción que se hace alrededor de la figura del “yo” es gigante, y su piedra basal es el ocultamiento. Esconder cosas, modificar otras. Esto lleva a que cada individuo de nuestra sociedad tenga una reputación diferente en la medida en la que tenga más o menos seguidores en Instagram o Twitter, por ejemplo. Las máscaras tienen que ver con las sombras; ambas tienen como función ocultar algo. En este sentido, Possessor ahonda en lo oculto, aquello que va por detrás.

Dirigida por Brandon Cronenberg y estrenada en el año 2020, Possessor construye un diálogo directo con Antiviral, ópera prima del director. Ambos films se centran en la obsesión del individuo moderno por vivir la vida de otros. Este acercamiento, sin embargo, no es desde el mismo punto de partida. Mientras que en Antiviral el protagonista trabaja para una empresa que brinda la posibilidad de contagiarse una enfermedad de una celebridad –haciendo carne una característica física de una estrella–, Possessor se centra en Tasya Vos (Andrea Riseborough), una mujer que se dedica, vía una empresa de tecnología de punta, a encarnar a otra persona, a meterse en su cuerpo y transitar un período determinado siendo aquel individuo.
Tasya está casada y tiene un hijo, pero vive distanciada de su familia. La secuencia que comparte en el entorno familiar plantea la idea de la incomodidad en la que vive sumergida cada vez que pasa tiempo con ellos. Ensaya lo que les va a decir antes de hacerlo, tiene sexo con su marido casi por obligación y no está al tanto del crecimiento de su hijo. Todo esto se traduce en primeros planos esquinados, en donde el aire del encuadre (que, de forma clásica, debería estar para el lado en el que mira el personaje) se encuentra por detrás de la mirada. Esto genera incomodidad; algo no está en el lugar donde debería estar. En síntesis, Tasya no se halla dentro de su familia, no encuentra su lugar; por eso se dedica a vivir la vida de los demás. Cabe aclarar que todo esto se puede inferir gracias a la forma en la que la película está encuadrada y montada, no mediante los diálogos o aclaraciones textuales.

En relación con la idea de la máscara y las redes sociales, Possessor no se encarga en ningún momento de mencionarlo o hacerlo explícito, pero los puntos en común entre la vida de Tasya y la construcción de las redes sociales son evidentes; máxime cuando, en el final de la película, la protagonista, encarnando a un tercero, asesina de forma cruda y sanguinaria a su familia, escondiendo sus actos en el cuerpo de otro, delegando responsabilidades propias.



